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Red Internacional
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POLITICA. Detrás del humo: los pactos del Gobierno con sectores de la burocracia sindical

Mientras una inmensa campaña de marketing presenta al macrismo en una supuesta lucha contra mafias sindicales, este miércoles el Gobierno firmó importantes acuerdos con burócratas impunes a los que no denuncia, algunos de ellos millonarios y atornillados a sus sillones desde hace décadas. Juntos, atacan derechos de los trabajadores.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Jueves 15 de febrero de 2018

A la izquierda de su pantalla, José Luis Lingeri. El hombre está al frente del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias desde 1986. Sí, desde hace 32 años. Pasaron Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, y ahora sigue Macri. El que no pasa es él, que siempre se quedó en su sillón. En todo ese tiempo puede decirse que no le fue mal. A la par que prestaba servicios a cada gobierno de turno (como en su momento el apoyo a la privatización de las empresas púbicas), acumuló empresas de su propiedad y de sus familiares, autos importados, un chalet en Bariloche y un piso en Recoleta, entre otros bienes que no están al alcance de ninguno de los trabajadores a los cuales supuestamente representa.

A la derecha de su pantalla, Jorge Triaca. Si por algo se ha hecho famoso el ministro de Trabajo de Macri no ha sido precisamente por resolver el problema del empleo no registrado (“en negro”), la precarización laboral o los despidos, sino por su audio de Whatsapp viral en el que se lo escucha insultando a su empleada doméstica Sandra Heredia. Después se supo también que durante años la trabajadora no había estado registrada, y que luego había sido nombrada por Triaca como delegada interventora del SOMU, el sindicato de marítimos que había sido intervenido a instancias de la cartera laboral. El escándalo, no es para menos, se transformó en uno de los dolores de cabeza del macrismo durante el verano.

Este prontuario de “transparencia cero” de ambos hombres no impidió sin embargo que, en el medio de la supuesta campaña contra las irregularidades de las cúpulas sindicales, el equipo de comunicación de Cambiemos fuera instruido para difundir la foto de la reunión donde este miércoles los dos firmaron un acuerdo paritario de 15 % de aumento sin cláusula gatillo, apenas adornado por algún ítem más. Los que pierden, otra vez, son los trabajadores del gremio, contra un índice inflacionario que se prevee que será más alto. Sin embargo, es aún más importante el hecho de que busca actuar como acuerdo testigo frente a conflictos decisivos, como será el de los docentes de la provincia de Buenos Aires y otras provincias del país.

De todos modos, hay que decir que aquella no fue la única foto tenebrosa del día. El ministro Triaca, luego de sus obligadas vacaciones, se hizo tiempo también este miércoles para firmar un nuevo convenio colectivo para miles de trabajadores ferroviarios. Junto a él puso su firma Sergio Sasia, representante de la Lista Verde de la Unión Ferroviaria y sucesor de José Pedraza, quien fuera un emblema del sindicalismo empresario y hoy está encarcelado por su rol en el asesinato de Mariano Ferreyra. Vale recordar que la modificación de los convenios colectivos en pos de avanzar en una mayor flexibilización, como en este caso, es un objetivo estratégico del Gobierno de Macri, quien intenta avanzar por sectores luego del fracaso de la Reforma Laboral. Para eso cuenta con amigos como Sasia.

Por la tarde de este miércoles la agencia estatal Telam y otros medios informaron que el Gobierno porteño y los dirigentes de los municipales de la ciudad acordaron un aumento de 12 % en dos cómodas cuotas, sin cláusula gatillo, aunque por la noche circulaban rumores desde distintos sectores del gremio que desmentían esa versión. Independientemente del resultado final del acuerdo no es inoportuno señalar que quien está al frente de SUTECBA es Amadeo Genta, quien lleva casi 35 años al frente de su sindicato firmando este tipo de convenios, alternándose en el cargo principal del gremio con Patricio Datarmini. Viviendo siempre de forma muy distinta a sus afiliados, Genta cobraba en el 2012, por dar solo un ejemplo, $41.500 mensuales, equivalentes a quince salarios mínimos de ese momento. Las patotas son un rasgo característico de este gremio, así como de tantos otros. El otro sindicato que esta involucrado en la negociación de este acuerdo es UPCN, cuya cúpula ya el año pasado había sido “vanguardia” en aceptar cláusulas de flexibilización laboral para sus miles de representados.

Con una ayudita de los medios amigos

El guión de la obra lo completan por estas horas los medios de comunicación concentrados afines al Gobierno, que mientras llenan sus páginas denunciando a Hugo Moyano en la previa de la marcha del 21 de febrero, informan estos acuerdos paritarios funcionales al macrismo y a los empresarios “olvidando” referirse a estos prontuarios de quienes estampan sus firmas.

Se trata de los mismos olvidos que durante estos últimos años venían teniendo con Moyano, o los que siguen teniendo con otros burócratas millonarios como los "Gordos", con quienes guardan un oportuno silencio por su rol funcional al Gobierno y los empresarios. Sin su indispensable rol no hubieran pasado dos años de deterioro del salario, precarización laboral y cientos de miles de despidos.

El resultado evidente de la campaña mediática es un mensaje de apriete contra los (muchos) burócratas sindicales que tienen de qué preocuparse si se los investiga. Los corruptos y mafiosos que se subordinen a la política económica del macrismo, no tendrán de qué preocuparse, al menos por este lado.

Para el Gobierno hay mafias amigas y mafias enemigas. Se trata tan solo de una cuestión de conveniencia, que en lo inmediato busca debilitar la marcha del 21, y de fondo un ataque contra las organizaciones de los trabajadores para avanzar sobre sus condiciones de vida en favor del gran capital.

El sábado 17, encuentro para coordinar las luchas

Lejos de esta podredumbre, el malhumor social va en aumento y hay fuerzas para luchar, como lo demuestra el hecho de que en cada lugar donde hay ataque, hay resistencia. El Gobierno salió cualitativamente debilitado después de la Reforma Previsional en diciembre, y hay mejores condiciones para enfrentarlo.

Las principales batallas del año aún están por venir. Está claro que para ellas no se puede contar con importantes sectores de la cúpula de la CGT que ya han decidido (otra vez) aceptar sin lucha los planes del Gobierno y los empresarios.

Por su parte, entre el descontento de las bases y los ataques del Gobierno, las CTA y el moyanismo, junto a sus pocos aliados en la CGT, están llamando a medidas divididas, y a la jornada del 21 sin paro.

En este marco, el sábado se reunirán en el Hospital Posadas representantes de muchos de los conflictos contra despidos que recorren el país. Una de las propuestas a debatir, junto con el apoyo a todas las luchas y la preparación de nuevas medidas, será la participación el 21 de febrero con una columna independiente, para exigirle a los sindicatos convocantes, si verdaderamente quieren luchar y no solamente defender los intereses de los dirigentes, un paro nacional activo, como inicio de un verdadero plan de lucha para derrotar el ajuste.

La fuerza de miles de trabajadores que están saliendo a pelear, a los que se sumarán muchos más en las próximas semanas, coordinada para pegar como un solo puño y organizada de forma independiente del Gobierno y de la burocracia, puede ser un elemento decisivo para inclinar la balanza dentro de las organizaciones del movimiento obrero.

El PTS en el Frente de Izquierda apuesta también, al calor de todas estas peleas, a construir una alternativa política de los trabajadores, anticapitalista y socialista, para que la bronca de millones contra el ajuste y la impunidad no sea canalizada por el peronismo, que en sus intentos de unidad busca crear ilusiones en que algo mejor puede venir de la mano de gobernadores e intendentes ajustadores, así como de falsos opositores que en el Congreso y las legislaturas le votan todas las leyes a Cambiemos.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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