La próxima negociación que enfrentará el Gobierno es con el FMI. Guzmán anticipó que será “dura”. El país ya vivió con el organismo condiciones de ajuste, privatizaciones y recorte de salario real. Anticipo de lo que vendrá.

Mónica Arancibia @monidi12
Martes 11 de agosto de 2020 21:10
El siguiente acreedor de Argentina en la fila para cobrar es el FMI. El Gobierno anterior solicitó un acuerdo con el organismo, que otorgó el préstamo más grande de la historia del Fondo, unos U$S 57.000 millones.
Desde 2021 el país tiene que enfrentar abultados pagos con el FMI y otros organismos internacionales: U$S 7.384 millones en 2021; U$S 20.573 millones en 2022; U$S 20.677 millones en 2023; U$S 6.828 millones en 2024.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, sostuvo que la negociación por la deuda con el FMI "será dura y va a llevar meses", y adelantó que "es posible que recién a comienzos del año que viene podamos cerrar un acuerdo", a radio Metro.
Sobre las posibles exigencias del organismo como una reforma previsional y/o flexibilización laboral, el ministro explicó que "seguramente habrá intereses (del FMI) que se van a ver manifestados en las negociaciones. No se tiene que descartar que ese tipo de pedidos puedan empezar a manifestarse", pero aclaró "no vamos a hacer nada que vaya en contra de un sendero de desarrollo virtuoso y estable para la Argentina".
También Guzmán dijo a comienzo de año en el Congreso Nacional que ante la oferta de reestructuración de deuda “habrá frustración entre los acreedores”. Lo cierto es que los especuladores lograron una mejora en la propuesta que representa más de U$S 17.000 millones adicionales en relación a la oferta de abril. Difícil creer en las declaraciones del ministro.
Te puede interesar: Deuda eterna, eterno sometimiento
Te puede interesar: Deuda eterna, eterno sometimiento
Desde el oficialismo destacan la buena relación con Kristalina Georgieva, titular del FMI, como si eso fuese suficiente para evitar las clásicas exigencias del Fondo. Noemí Brenta, quien estudió en detalle las relaciones entre el FMI y la Argentina sostuvo sobre el organismo que “las ideas para entender la economía y para pensar la postcrisis son las mismas de siempre”. No hay un nuevo FMI.
Acuerdos de ajuste
Argentina ya transitó años de programas de ajuste con el organismo. El país desde que ingresó al Fondo en 1956 hasta la suspensión del acuerdo stand by en 2004, suscribió veintiún acuerdos de condicionalidad fuerte con el FMI. Desde fines de 1982 hasta diciembre de 2001 estuvo continuamente bajo sus programas o procurando su aprobación, explica Brenta en el documento “Argentina y el FMI: efectos económicos de los programas de ajuste de larga duración”.
La condicionalidad fuerte incluye medidas obligatorias de política macroeconómica y estructural que los gobiernos de los países miembros se comprometen a adoptar en el marco de un programa de ajuste, incluyendo las medidas previas que el Fondo pide como requisito para aprobar un programa o desembolsar un tramo del préstamo.
Te puede interesar: A 76 años de la creación del FMI: ¿hay un nuevo Fondo?
Te puede interesar: A 76 años de la creación del FMI: ¿hay un nuevo Fondo?
Durante la dictadura militar se celebraron dos acuerdos uno en 1976 y otro en 1977. Noemí Brenta, señaló que fueron “los acuerdos más regresivos, más crueles de todos los que he leído” donde se incluyó recetas antiobreras que explícitamente decían “disminuir el salario real, disminuir el poder de los trabajadores”.
Brenta explica que el acuerdo de 1992, ligado a la adhesión de la Argentina al Plan Brady de reestructuración de la deuda soberana, dispuso entre sus condiciones la privatización del sistema de seguridad social, la eliminación del impuesto a las transacciones financieras y a las ganancias y de las contribuciones patronales a la seguridad social. Estas dos últimas no llegaron a concretarse. También avanzó la reforma laboral en el stand by de 1998.
La historia de exigencias es larga. La especialista también analizó los efectos de los programas de ajuste acordados con el FMI comparando la situación de las variables macroeconómicas al comienzo y al final de los programas. Brenta evalúa que “en la etapa de permanencia prolongada bajo acuerdos con el FMI, 1982-2001, los efectos negativos sobre el crecimiento, la inflación y el empleo se agudizaron. En 1982-88 el crecimiento fue nulo y la inflación muy elevada, derivando en los procesos hiperinflacionarios de 1989-90. En 1991-2001 el crecimiento fue errático, desde 1993 la inflación se redujo fuertemente pero desde 1999 sobrevino la deflación con recesión; mientras ya desde 1993 el desempleo alcanzó cifras de dos dígitos”.
Brenta destaca que también se observa un aumento de los indicadores de pobreza, indigencia, trabajo infantil, entre otros.
La especialista concluye que “los programas del FMI no son apropiados para promover el crecimiento, ese no es su propósito, ni tampoco controlar la inflación” y agrega “acordar con el FMI en busca de soluciones económicas de largo plazo es completamente inútil y contraproducente, como lo demuestra la historia argentina de la segunda mitad del siglo XX y, en particular, la etapa de permanencia prolongada bajo acuerdos con el FMI”. No hay nada que indique que esta vez será distinto para la Argentina, a lo que se agrega la fuerte crisis que golpea al mundo por la pandemia, y en especial a la economía local.
Rechazar el acuerdo con el Fondo
El diputado Máximo Kirchner en su intervención en el Congreso durante el debate por la moratoria señaló la minuta en la que el asesor de Trump y candidato a la presidencia del BID, Mauricio Claver Carone, confirmó que el millonario acuerdo del FMI al gobierno de Macri fue una decisión política para apoyar la reelección del expresidente.
En tanto, la diputada del Frente de Todos, Fernanda Vallejos, presentó una denuncia en 2019 por el acuerdo con el FMI contra el Poder Ejecutivo de la Nación por “administración fraudulenta, violación de deberes de funcionario público y abuso de autoridad”.
La actual vicepresidenta Cristina Fernández en la presentación de su libro en Cuba denunció el acuerdo con el Fondo por haber "violado su normativa interna" respecto de no otorgar préstamos que permitan la fuga de capitales.
A pesar de estas denuncias, el Gobierno está dispuesto a reconocer el acuerdo con el Fondo y negociar un nuevo programa. ¿Por qué el pueblo trabajador tiene que pagar los ajustes por un acuerdo que bancó la campaña de Macri? Ni un dólar se destinó a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares.
Bajo el mando del FMI, como ya se vio con otros acuerdos, nada bueno vendrá para la clase trabajadora. Es necesario rechazar el acuerdo, y movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda, junto a otras medidas de fondo.
Te puede interesar: La larga marcha de la crisis: FMI, próxima estación
Te puede interesar: La larga marcha de la crisis: FMI, próxima estación

Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.