El pasado 22 de Setiembre se conmemoró el Día del Maestro en Uruguay.
En el medio de la lucha educativa, muchos maestros y maestras no quisieron recibir ningún agasajo con el argumento de que "no hay nada que festejar". Claro, con más de 15 días perdidos de clases por paros y huelgas, al final de todo, las direcciones de las federaciones de la enseñanza levantaron las medidas de lucha sin conseguir prácticamente nada.
La profesión docente se ve vulnerada una y otra vez en estos tiempos. Sin embargo, a diferencia de otras luchas, en este largo conflicto educativo fueron los padres y las madres quienes se pusieron del lado de los y las docentes, apoyándolos y uniéndose a su lucha por una educación pública digna para los hijos de los trabajadores.
La nota que publicamos a continuación, problematiza a su vez el festejo del día del maestro, desde una perspectiva de género.
Martes 29 de septiembre de 2015
Cada 22 de setiembre es el día del Maestro en Uruguay. Un día cuya importancia y carga semántica se ha modificado con el tiempo. Existen discrepancias de largo aliento sobre si es un día de celebración o un día de lucha y reivindicaciones. Pero sobre lo que no parecen existir demasiadas dudas es sobre el género de este día. No hubo un sólo titular de prensa que hiciera honor a la amplia mayoría femenina que ostenta el título de Maestro de Educación Común o Maestro de Educación Inicial en este país. Los saludos, titulares u homenajes eran por unanimidad dirigidos al maestro.
Pero alcanza con pasar por cualquier escuela para comprobar lo que todo el mundo sabe, que el maestro es casi una excepción y aunque sin dudas sean pocos pero buenos, el género masculino no parece ser el más representativo del magisterio uruguayo.
Es así en las aulas y fuera de ellas como demostraron los pasados días de lucha por mejores condiciones de trabajo, salarios dignos y un adecuado presupuesto para la educación. Eran mayoritariamente mujeres las que se paraban en la puerta de sus escuelas para dar la cara ante las familias, las que recorrían los barrios volantes en mano, casi todas mujeres. Miles de mujeres, acompañadas por hombres y niños, se tomaron de la mano y caminaron desde el Obelisco a la Plaza Independencia en una fría noche de agosto. Miles de mujeres llenaron las históricas asambleas de AdeMU Montevideo. Miles de mujeres rodearon el Palacio Legislativo en la tarde gris del 26 de agosto protestando contra el nefasto decreto de esencialidad, sin olvidar que la lucha seguía siendo presupuestal. Miles, multiplicadas y motivadas por tener a las compañeras caminando al lado.
Entonces, aunque en los medios dominantes se seguía hablando en el género dominante, las y los estudiantes, los y las profes de UTU y de Secundaria, comenzaron a llamarlas por su nombre, dando palabras de aliento y confesando que la energía de las maestras era un impulso para continuar la lucha.
Quizás sin darse cuenta, abocadas en la pelea por una mejor educación, las maestras también hayan dado una pequeña batalla contra el patriarcado. Una lucha que se da cada día y todos juntos, recordando que en aquellos días de agosto y siempre cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede.