La fecha fue instituida por ley en 2015, en referencia a la creación de la Confederación General Económica, fundada por el exministro de economía de Perón, José Gelbard, el mismo que ideó el Pacto Social de 1973. Cuáles son los nombres de los homenajeados que hoy se llenan de plata a costa de los laburantes
Viernes 16 de agosto 18:56
Marcos Galperín es el argentino mejor posicionado en el ránking de la revista Forbes de 2024.
El “Día del Empresario Nacional” se celebra cada 16 de agosto en nuestro país desde la promulgación de la Ley 27.108, en enero de 2015. La iniciativa fue de Carlos Heller, actual diputado nacional por CABA de Unión por la Patria, el mismo que celebró que la inflación de 2022 termine en casi 100 puntos y vivió un momento viral en redes por una apuesta con el diputado del PRO Laspina en medio de la Cámara Baja.
El también presidente del Partido Solidario y del Banco Credicoop, escribió este viernes en X un cálido saludo para los dueños nacionales del país: “Hoy es el Día de la Empresaria y el Empresario Nacional, producto de la Ley 27.108 que aprobó el Parlamento en el año 2014, cuyo proyecto tuve el orgullo de presentar. Mi reconocimiento a las y los argentinos que cada día siguen invirtiendo en nuestro país y mi homenaje a José Ber Gelbard, principal gestor de la Confederación General Económica (CGE), fundada el 16 de agosto de 1953”.
Ahora bien, ¿quién fue José Ber Gelbard a quien el diputado mira con tanto respeto y cuál fue su rol? Además de crear la Confederación General Económica (CGE) que ocurrió el mismo día, pero en 1952, -no en 1953, como escribió amanecidamente Heller- fue el ministro de Economía de Héctor Cámpora, cargo que mantuvo con la renuncia de este y la asunción del tercer gobierno de Juan Domingo Perón.
Quizás te suene el nombre de Gelbard porque hace algunos años, Cristina Kirchner hizo referencia, durante la presentación de su libro “Sinceramente”, al Pacto Social que Gelbard llevó adelante en 1973. La expresidenta, en aquella ocasión, afirmó que hacía falta, en 2019, un nuevo “contrato social” similar a aquel.
Pero veamos, ¿qué fue el Pacto Social? Este pilar fundamental del “Plan Gelbard” se conoció con el nombre de “Acta de Compromiso Nacional para la Reconstrucción, Liberación Nacional y Justicia Social” y fue firmado el 6 de junio de 1973 por el entonces ministro de Economía (en representación del gobierno nacional), José Ignacio Rucci (por la CGT) y Julio Broner (por la CGE). Se decía que su fin era la recuperación y el crecimiento de la economía apoyándose en una expansión del mercado interno y el crecimiento de las exportaciones. Pero, en realidad, tenía como objetivo conjugar intereses opuestos de las facciones de la burguesía y las direcciones sindicales para descargar la crisis económica sobre las espaldas de los trabajadores.
Se hablaba de “compromiso tripartito”, entre el pueblo, el gobierno y los empresarios. Pero las consecuencias de ese pacto, fueron ataques y más ataques para la clase obrera. Como contó acá Claudia Ferri, se acordaron precios y salarios, se congelaron las paritarias por dos años, se fijó un salario mínimo –muy por debajo del exigido por las organizaciones de base peronistas y de izquierda– y se fijó el aumento de los servicios básicos”.
Gelbard sostenía que el objetivo era buscar “inflación cero” (¿te suena?), pero lo que necesitaba el gobierno de Perón era sofocar los reclamos de los trabajadores que se habían levantado contra los ataques de las dictaduras previas (unos años antes, por ejemplo, había tenido lugar el Cordobazo contra el ajuste de Onganía) y apostar a la conducción traidora de la CGT para apaciguarla y mantenerla desmovilizada. De hecho, una de las primeras medidas del gobierno de Perón fue la sanción de la Ley de Asociaciones Profesionales, que le otorgaba mayor poder a esa burocracia. Cruce de favores, le llaman.
La traición fue tanta que el mismo Rucci reconoció, cuando firmaba el pacto, que “estaba firmando su sentencia de muerte”. Y así fue. El líder de la CGT fue asesinado unos meses después.
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Pero Gelbard, que era reconocido como “el referente de la burguesía nacional” tenía también intereses propios. Durante la década del 50, como señala María Seoane en “El burgués maldito”, se asoció a los hermanos Madanes, dueños de FATE, y se convirtió en accionista minoritario de esa empresa de neumáticos, luego de haber privilegiado a sus dueños mediante sus gestiones como presidente de la CGE. Esta sociedad entre los Madanes y Gelbard puso en marcha, unos años más tarde, la fábrica de aluminio Aluar.
Y eso nos lleva a la segunda parte de la nota.
La lista de los empresarios argentinos más ricos, según Forbes
Forbes, la revista de los millonarios, presentó en abril el ranking de los empresarios más ricos de Argentina. Esos que hoy son objeto de homenaje tanto por el gobierno de Milei (los llamó “héroes” y “benefactores sociales” en el World Economic Forum), como por diputados de la ahora oposición patronal como Heller.
En lo más alto del podio encontramos a un grupo selecto de empresarios que, casualmente, son los mismos que siempre aumentan los precios, despiden empleados y evaden impuestos. Galperín, Rocca, Bulgheroni, Pérez Companc, Eurnekian y Constantini: una verdadera constelación de filántropos que, con sus miles de millones, hacen tanto por el país.
Cabe recordar el dato que aportó Daniel Satur en La Izquierda Diario, cuando se conoció el ránking: las fortunas de estos empresarios sumadas superan los 25.000 millones de dólares, la mitad del préstamo que el FMI le dio a Mauricio Macri en 2018 para financiar una fenomenal fuga de capitales.
Veamos los números finos. En abril, Marcos Galperín, dueño de Mercado Libre, se ubicaba como el primer argentino del ranking con sus 6.300 millones de dólares. Paolo Rocca, dueño del Grupo Techint, con 5.600. Bulgheroni, dueño de Pan American Energy, con 4.900. Pérez Companc, dueño de Molinos Río de la Plata, con 3.900, Eurnekian, fundador y máximo accionista de la Corporación América y Aeropuertos Argentina 2000 con 3.000, y Constantini, Constantini, “desarrollador inmobiliario” dueño, entre otras empresas, de Nordelta, con 1.400 millones.
La lista sigue, y es amplia. Un poco más abajo, en el puesto 18 se ubica Javier Madanes Quintanilla, el dueño de la empresa del neumático FATE y de Aluar, con más de 590 millones de dólares. El mismo que ahora despidió a 97 trabajadores en FATE y quiere robarle 21 días libres al año a sus trabajadores al imponer el régimen del 6x1 a sus operarios. Miserable. También se podría mencionar a la familia Blaquier, dueña del Ingenio Ledesma, o a la familia Coto, Noble-Magnetto, Pagani, por ejemplo.
Estos son los nombres de quienes forman parte de una élite que controla gran parte de la riqueza del país en el que un millón de niños se van a dormir sin cenar, según el último estudio de Unicef. Mientras millones de trabajadores enfrentan dificultades económicas, un puñado de magnates acumula fortunas desorbitantes.
Nada que celebrar.
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