Participación de Leah Muñoz en la mesa Teorías críticas y feminismos ante la crisis capitalista y de reproducción social.
Esto es un intento de poner en diálogo lo que nos podrían decir el transfeminismo y el marxismo hoy en día.
Quiero comenzar no obviando lo que es el transfeminismo. No hay sólo un transfeminismo, pero la manera en la que yo y muchas otras personas que se dedican a esto lo definen implicaría una reapropiación del feminismo para reflexionar la experiencia trans. Esto sucede apartir de la llegada de las personas trans al feminismo y al mismo tiempo la incorparación que hacen estas personas del pensamiento feminista para comprender su realidad. Es algo bastante natural en la historia del feminismo en la que distintos grupos, subjetividades y minorías han incorporado las herramientas del feminismo para pensar de manera situada su realidad, esto es el transfeminismo.
Tampoco quiero obviar lo que es una persona trans. ¿Qué es una persona trans? Una persona trans es lo que hemos referido históricamente como personas transexuales, transgénero, travestis y que de alguna manera llevan en su vida la transición de un género a otro. Lo trans incorpora prácticas que no son solamente identitarias, como la experiencia de hombres y mujeres trans, sino practicas que tienen que ver con una dimensión más lúdica como el travestismo, en la que hay distintas expresiones como el drag o contextos eróticos. Eso es una persona trans y sobre ese tipo de experiencias es que se ha desarrollado una reflexión con las herramientas del feminismo
El transfeminismo es un feminismo de tercera ola junto con la teoría queer y el feminismo interseccional. Muchas veces se suele colapsar el transfeminismo con el feminismo queer como si fuera idéntico, pero en realidad no lo son, tienen diferencias y tienen críticas. El transfeminismo hace críticas a la teoría queer por su manera de comprender distintos conceptos, como por ejemplo la nocion de sexo.
El transfeminismo surgirá en la década de los noventa haciendo una crítica e incorporación, al igual que en su momento lo hicieron las mujeres negras y lesbianas, al feminismo. Es decir, criticar la mujer blanca, en este caso cisgénero, es un término dentro del pensamiento trans que busca describir una experencia de genero en la que no existe esta transición como en las personas trans. Quizás una de las características que tendría el transfeminsmo centralmente es problematizar la dicotomía sexo-género, que es una dicotomía que ha estado en el pensamiento femisnista desde la segunda mitad del siglo XX y es lo que básicamente articula el feminismo de la segunda ola, pero que el transfeminismo criticará basicamente la idea de que el sexo es algo que está fijo y esta dado en el mundo.
Al igual que la teoría queer, va a hablar de un sexo que es construido, pero se va a distanciar, porque para ésta pareciera que la construcción del sexo es todo discurso y lo que va hacer el femismo trans, a partir de la experiencia trans e incorporando también la experencia de cuerpos intersexuales, es decir que el sexo tiene un componente material, que lo vemos en prácticas médicas, farmacéuticas, la manera en cómo los cuerpos se orientan en la vida y sobre esto se les alimente, se les hace ejercicio, etc. Esto lo hace para desnaturalizar las identidades de género, igual que la teoría queer. Hay otras reflexiones que tiene el transfeminismo, como la relación entre cuerpo y tecnología, la idea de que no hay ningún cuerpo que se presuma natural ni dado. También va a hablar sobre las distintas formas que opera y funciona la transfobia, porque no toda la transfobia funciona igual.
Es un feminismo que va a votar por un pensamiento interseccional, es decir, que se va a buscar ligar con otras luchas, por ejemplo, rescatando el trabajo sexual, porque de ahí vienen las personas trans y hay una reflexion de eso. ¿Dondé han estado históricamente las personas trans? Y, por ejemplo, hoy también hay transfeminsimos negros.
Quisiera avanzar en la relación entre el transfeminismo y el marxismo porque una de las cosas que hoy nutren al transfeminismo es que viene de incorporar a la corriente del nuevo materialismo feminista. Esta corriente busca criticar cómo el feminismo ha caído preso de herramientas en donde sólo se apelaba al discurso o lo identitario y busca incorporar la noción de materialidad que se consideraba perdida en el feminismo.
Hay tres sentidos de materialidad para el nuevo materialismo feminisita: uno tiene que ver sobre cómo se incorporan los saberes de las ciencias para comprender el cuerpo, otro tiene que ver con la materialidad en términos fenomenológicos (que no es lo mismo que la biología o las relaciones sociales) y el otro sentido es incorporar una idea de materialidad o materialismo como la tiene el marxismo y el materialismo histórico.
No sorprende entonces que haya una reflexión desde el pensamiento trans intentando incorporar al marxismo. Ya en los noventas hubo intentos de hacer una relación entre el marxismo y el transfeminismo; un ejemplo es Leslin Firmen, un hombre trans que ya hablaba sobre la experiencia trans, pero en un marco marxista, y que buscaba hablar sobre cómo los cuerpos trans eran oprimidos en el capitalismo precisamente por llevar a cabo transiciones saliéndose de las normas y cómo eso marginalizaba a los cuerpos. Incluso hay críticas que se pueden hacer desde los nuevos transfeminismos marxistas a esas formas de comprender lo trans, porque algo que decía era que la experiencia trans siempre ha existido y lo que hacen actualmente los transfeminismos y los transfeminismos marxistas es recuperar de Marx el intento de ver a la luz de la historia cómo se van estabilizando ciertos conceptos que parecen trans-históricos, como la mercancía o el propio capitalismo, haciendo eso mismo para pensar lo trans como algo que no para reconocerlo como legítimo, tenemos que pensarlo como algo transhistórico o transnatalismo (o sea que lo trans es algo biológico).
¿Por qué no hubo entre el transfeminismo y el marxismo si ya existía un antecedente en los noventa? Se señala algo que el feminismo ya había criticado desde los años 70 a ciertas corrientes del marxismo que era una manera de enfocarse en la clase haciendo de lado otras experiencias que no fueran el obrero, eso es un tipo de marxismo y por eso es que se da esta distancia. Otra crítica es que lo trans es tomado como secundaria, no sólo en el marxismo sino en otras corrientes de pensamiento, siendo tomado como algo no en su particularidad y singularidad sino como algo que es importante en la medida que tú también sufres en el capitalismo, pero no hay un desarrollo más allá.
Esta tensión entre Marxismo y transfeminismo no es nueva, es un debate que se dio en los noventa y resurge en los 2000 entre Judith Buttler y Nancy Fraser sobre la distinción entre reconocimiento y distribución, es decir, cómo habría movimientos sociales que apelan al reconocimiento, que sería históricamente el feminismo y el movimiento LGBT, y habría otros que apelan a una lógica de distribución en términos económicos más ligados a la clase, poniendo en discusión cómo entran en diálogo estos movimientos. Desde entonces estamos en esta aparente dicotomía entre un movimiento que critica al capitalismo y otro que lucha por los derechos; parecería que son distintos y no pueden entrar en un diálogo. Por otro lado, también se ha dicho que los movimientos de diversidad y reconocimiento se les ha visto como neoliberales y acríticos al capitalismo. Estas son algunas de las razones por las que no ha habido este vínculo entre transfeminismo y marxismo.
Recientemente se ha hecho un intento por hacer este vínculo. Han salido libros como Marxismo trans en EE. UU. o Las degeneradas trans acaban con la familia en España, y que están buscando recuperar las herramientas de Marx y del marxismo. ¿Por qué recuperar una reflexión marxista hoy en día? Por un lado, esto parte de lo que se ha vuelto lo trans en el siglo XXI en los últimos años, porque ha habido un acceso a la igualdad formal en el capitalismo en distintas partes del mundo pero esto se ha quedado solo en el reconocimiento de la identidad y la lucha trans no tiene porque agotarse con el reconocimiento y que también hay un componente económico y la crítica de la explotación económica que viven muchas personas trans tiene que ser parte del pensamiento trans.
También se ha visto que el capitalismo tiene la capacidad de incorporar distintas subjetividades periféricas o que en su momento fueron periféricas e integrarlas como sujetos consumidores. Esto lo vemos, por ejemplo, en cómo ha cambiado el lugar de lo trans desde los años 70 en donde, si bien lo trans estuvo patologizado y en algunos países continúa criminalizado, se le ha dado un lugar en la medida que tiene capacidad de consumo y se ha integrado sólo en la medida que es una subjetividad consumidora, siendo algo relevante para la experiencia trans en la actualidad.
Lo que quiero presentar básicamente con lo anterior es que el transfeminismo tiene críticas al neoliberalismo y por eso es importante incorporar el marxismo a la compresión de la experiencia trans, pero igualmente el transfeminismo busca ser crítico de los discursos neoliberales porque hoy en día vemos que hay muchos discursos antineoliberales; no todos son homogéneos, y en esa medida es importante prestar atención en que hay discursos neoliberales que movilizan una moral sexual en su crítica al neoliberalismo que al mismo tiempo busca marginalizar lo trans.
Hay hoy en día autoras que se dedican a estudiar el neoliberalismo y que ven la manera en que en la crítica al neoliberalismo se movilizan ciertos valores que apelan a cierto orden de género, cierta manera de comprender el cuerpo y vivir la sexualidad; pensemos por ejemplo las críticas que ha hecho el presidente al neoliberalismo que muchas veces apelan a una moral sexual conservadora y que excluye las demandas del feminismo, pero también del pensamiento trans.
Lo trans es hoy en día criticado por estos discursos como si fuera un individualismo neoliberal o como si fuera un subjetividad neoliberal que alimenta a las corporaciones, como las farmacéutica o el mercado reproductivo, y que muchas críticas a lo trans ya no son abiertamente frontales sino que lo hacen a través de criticar al neoliberalismo y al mismo tiempo promover una moral sexual en donde lo trans queda afuera, como podrían ser los feminismos de derecha, usando la crítica de que el cuerpo de las mujeres está inserto en el neoliberalismo, pero para oponerse a la experiencia trans, como las criticas a la gestación subrogada, al trabajo sexual o la pornografia, que en vez de proponer una critica seria estos
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