Una visita al Centro Clandestino Destacamento Arana donde estuvo secuestrado Julio López. Una frase que cambió el color del día.
Miércoles 18 de septiembre de 2019 00:59
Foto I Restos óseos humanos fueron encontrados en estas fosas en el Pozo de Arana, La Plata (2016). Paula Lobariñas. Centro Cladestino Destacamento Arana
Diez mil fragmentos de huesos.
Fueron encontrados allí, en las afueras de La Plata, en el fondo del Destacamento policial de Arana (parte de los 29 Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio que formaron parte del Circuito Camps, bajo el mando del sangriento Etchecolatz) Es la primera vez que se encontraron restos en un centro.
Diez mil fragmentos de huesos.
En la comisaría que, en aquel tiempo, tenía dos salas de tortura y un patio que hoy comparte los restos de los fusilamientos a manos de los uniformados de ayer (algunos simulados, otros efectivos) y las parrilladas de los uniformados de hoy.
Diez mil fragmentos de huesos.
Jorge Julio López, albañil del barrio de Los Hornos, detenido aquí y en otros centros; relató con sucesos minuciosos y memorables que sentenciaron a la maquinaria genocida que fragmentó esos huesos. Él no la escuchó. Lo “chuparon” de nuevo, en tiempos de aires democráticos. Y lo buscamos; lo seguimos buscando, siempre.
Pensares que pesan.
¿Cuántos son diez mil fragmentos?, ¿dónde caben?, ¿cuán tangibles se vuelven diez mil pedazos de algo o de alguien?, ¿cómo es ser transformado en infinitos miles de fragmentos?
Estallar en diez mil pedazos y encontrarse allí, entre escombros y oscuridad. Fragmentos de él, de ella, de aquellos o de los otros. ¿De quién? De todos, de los 30 mil.
Jorge Julio López los devolvió con sus palabras que señalaron y condenaron espacios, tiempos y genocidios. Él no está y la impunidad sigue, como sigue el silencio del que gobernó y del que gobierna.
Diez mil fragmentos de huesos.
Cuerpos presentes, historia y militancia. Diez mil pedacitos de certezas.
Julio López las tuvo.