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Red Internacional
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"Dilma, Marina y la independencia del Banco Central"

Uno de los debates más importantes de estas elecciones presidenciales es la propuesta de Marina Silva de independencia del Banco Central (BC). El objetivo es garantizar la confianza de los “mercados” en su candidatura, en el contexto de inflación y la caída del PIB que amenazan la economía brasilera. Para el PT de Dilma, el BC se mantiene ligado a la presidencia para garantizar mayores márgenes de maniobra. En la práctica, en ambos casos el país se subordina a los intereses del mercado.

Jueves 2 de octubre de 2014

Fotografía: Reuters

¿Qué significa un BC legalmente independiente?

El aumento de la inflación en Brasil y la caída del crecimiento de la economía presionan a los capitalistas a buscar garantías de que sus ganancias serán mantenidas independientemente del candidato que gane las elecciones. El futuro gobierno debe adoptar políticas de austeridad para controlar la inflación, aumentar las tasas de interés y el pago de los intereses de la deuda externa. La propuesta de Marina de un Banco Central independiente es una forma de garantizar el apoyo y confianza de los empresarios y del capital internacional a su candidatura. Pues en la práctica, el BC ya interviene para mantener las ganancias de los empresarios en medio de la crisis económica.

La existencia de un Banco Central independiente en diversos países es algo reciente, ligado a la onda neoliberal que atravesó toda la década de los 90. Según los argumentos de aquellos que defienden tal medida, un BC legalmente independiente haría más confiable la economía brasilera, pues no estaría sometido a las oscilaciones y presiones, al juego de la política, siendo un instrumento técnico, “neutro”, para mantener una tasa de inflación “civilizada”, favorable a las ganancias empresariales, independiente de las consecuencias recesivas y el desempleo que eso pueda provocar y el deterioro del costo de vida de los trabajadores.

Un BC independiente es un instrumento en manos de los capitalistas para someter la economía de forma directa, sin prácticamente ninguna mediación política, a los intereses del capital financiero internacional, reduciendo el margen de maniobra del gobierno brasilero frente a los especuladores y el imperialismo.

Marina Silva, más a la derecha que la derecha tradicional

Marina Silva es la única candidata que defiende la propuesta de independencia del BC. Para el PSDB, partido directamente neoliberal, el BC ya funciona de forma autónoma del gobierno federal.

Al defender la independencia legal del BC Marina Silva muestra que no sólo no representa una nueva política sino que tampoco es una expresión electoral de las manifestaciones de Junio del año pasado, como su campaña intenta hacer creer. Un posible gobierno de la candidata del PSB será de ataques directos a los trabajadores y demás sectores oprimidos.

El discurso demagógico del PT

La candidata petista Dilma Rousseff, por su parte, intenta contraponer la propuesta de Marina Silva de un BC independiente legalmente con una pretendida soberanía nacional garantizada por un Banco Central sometido al ejecutivo y a la presidencia, como viene funcionando en los últimos gobiernos.

En la práctica el Banco Central ya es independiente, tiene autonomía operacional, puesto que los gobiernos petistas, tanto de Lula como el de Dilma, mantuvieron las directrices de la política económica tucana durante el gobierno de FHC en relación al BC. Tanto fue así, que Lula designó como presidente de esa institución a Henrique Meireles, conocido por ser uno de los ejecutivos brasileros más queridos por los bancos internacionales.

La pretendida fama de “neo desarrollista” de Guido Mantega, continuador de Meireles, dio lugar a una política económica que combina el favorecimiento al mercado financiero con enormes subsidios fiscales y crédito barato para los llamados “campeones nacionales”. O sea, dinero público para beneficiar las ganancias de los grandes “global players” instalados en Brasil. Solo en 2014 son más de 250 millones de reales en subsidios fiscales.

El BC sometido al ejecutivo ya es un arma en las manos del Estado capitalista para llevar adelante su política económica. Una herramienta capaz de manipular las tasas de interés, la inflación, la emisión monetaria, para descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.