En la tarde del 26 de septiembre el presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, anunciaba su dimisión, como presidente y como miembro del consejo de administración. Llama la atención que la anterior administradora, Rosa María Mateo, ocupará su cargo "provisional" el doble de tiempo que Tornero.
Martes 27 de septiembre de 2022
Su nombramiento, así como el del resto del consejo de administración, se produjo fruto del acuerdo entre PP, PSOE, UP y PNV; tirando por tierra el supuesto "concurso público" acontecido previamente. Dicho concurso, que podía parecer un avance democrático, quedó en un puro postureo; como otros tantos por parte del “gobierno más progresista de la historia”.
El concurso, en sí mismo, presentaba bastante arbitrariedad. Además, Tornero fue el quinto en el mismo, las personas consejeras no siguieron ningún orden de prelación e incluso algunas no llegaron a superar un 5 sobre 10. Básicamente los partidos del régimen, como siempre, se repartieron el pastel de la radiotelevisión estatal. Unidas Podemos, quien suscribió el acuerdo y obtuvo dos consejeros (uno de los cuales no llegó al aprobado en el concurso), llevaba ya tiempo criticando al candidato al cual inicialmente otorgaron su confianza.
El propio Tornero también presentó, al llegar, un proyecto que, aún sonando bien -para lo que ha habido hasta ahora-, se quedó en pura palabrería: no se ha recuperado la producción interna ni se ha democratizado, ni siquiera mínimamente, RTVE.
Una radiotelevisión pública debe estar en manos de la clase trabajadora y no en manos de políticos capitalistas. La dimisión de Tornero deja en evidencia el desastre de gestión por parte del gobierno del PSOE y Unidas Podemos, y la primacía del electoralismo y la repartija de cargos por encima de todo.
Evidentemente, tras la dimisión, RTVE se enfrenta a una incertidumbre y falta de operatividad. Tras este cúmulo de despropósitos, por parte de este gobierno "tan progresista", la lección que debe sacar la clase trabajadora es que una empresa pública ha de ser gestionada, de manera democrática, por las y los propios trabajadores y la audiencia de RTVE.
