Si no bastase con toda la campaña de la derecha y los grandes medios de comunicación contra las movilizaciones de las y los estudiantes de la Universidad de Chile contra el genocidio del pueblo palestino por parte del Estado de Israel, a la que también se ha sumado el gobierno y la rectoría de la universidad, ahora la mismísima directora del INDH se pone a la cola del sionismo a atacar a quienes se levantan contra una de las peores catástrofes humanitarias de lo que apenas llevamos de siglo.
Viernes 28 de junio
En las últimas semanas, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ha sido objeto de un intenso debate respecto a sus facultades, limitaciones y su supuesta inclinación “hacia la izquierda”. Este debate, impulsado principalmente por sectores de la derecha, busca desacreditar al INDH, sosteniendo teorías como la de un supuesto "golpe de Estado" durante la revuelta social, o una instrumentalización de la "causa de los derechos humanos" por parte de la izquierda. En el fondo, el objetivo es mantener la impunidad en la mayoría de los casos de violencia estatal contra manifestantes y cuestionar a quienes luchan por verdad y justicia, incluso a pesar de los propios directivos del mismo INDH.
El “caso Desbordes” es un capítulo reciente de esta trama. El ex Ministro y ex Presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, se ha declarado víctima de persecución política debido a la querella presentada por el INDH en el llamado “caso Topógrafo”, en el cual se investiga a miembros del Ejército por escuchas ilegales a civiles.
La pregunta que debemos hacernos es si realmente el INDH tiene una tendencia “hacia la izquierda” y por qué la derecha impulsa esta campaña. Pero primero, es importante entender qué es el INDH. Aunque se presenta como un organismo “autónomo”, su directiva está compuesta por 11 miembros designados por diversas organizaciones e instituciones con carácter político: cuatro por organizaciones de la sociedad civil, dos por el presidente, dos por el Senado, dos por la cámara de diputados y uno por el Consejo de Rectores. Estos nombramientos suelen ser resultado de favores políticos, lobby y amiguismo, abarcando desde la derecha, pasando por la ex Concertación hasta el gobierno de Boric.
Es decir, el INDH no es neutral, pero tampoco responde a la izquierda ni al “octubrismo”, como le gusta decir a sectores de Chile Vamos y Republicanos. Un ejemplo claro es Sergio Micco, ex director del Instituto, quien fue criticado por organizaciones de derechos humanos durante la revuelta social por su insuficiente respuesta ante las violaciones masivas a los DDHH. Micco llegó a sugerir que las denuncias de violaciones sistemáticas a los DDHH formaban parte de una confabulación, alimentando la teoría del “golpe de estado” de la derecha, ignorando el hecho de que la revuelta social fue un movimiento orgánico y espontáneo de millones de personas cansadas de la desigualdad.
Y a pesar de ser ampliamente cuestionado, incluso por los funcionarios de base del propio INDH, se mantuvo en su puesto blindado por el Consejo del Instituto, donde miembros ligados a la derecha y a la ex Concertación le dieron su respaldo absoluto.
Recientemente, la querella del INDH en el caso de espionaje del Ejército ha desencadenado una fuerte presión de la derecha hacia el instituto. Esta presión la han ejercido de variadas formas, mezclando este debate con las movilizaciones estudiantiles en apoyo a Palestina.
Ante el Acampe de la Casa Central de la U de Chile, la prensa tradicional y la derecha han levantado una verdadera campaña sucia de desinformación y calumnias, señalando que “se pinta” a quien piensa distinto, hablando de la “violencia de los estudiantes” y atacando directamente a la educación pública (Sebastián Edwards señalando que se debería sacar de la U de Chile a la facultad de Ingeniería).
Así, la derecha presiona al INDH y presiona a la rectora Rosa Devés para lograr políticas de impunidad y favorables al sionismo. Rosa Devés cede a esta presión y recorre los medios secundando el hostigamiento y la criminalización a los estudiantes, pero que jamás se ha abierto al diálogo con los estudiantes movilizados que exigen algo mínimo: que la comunidad universitaria pueda decidir en un plebiscito triestamental si quieren que la universidad continúe teniendo convenios con universidades cómplices del genocidio.
En este contexto, la consejera del INDH, Beatriz Corbo, militante de la UDI, ha exigido que el Instituto se pronuncie sobre los supuestos aumentos de “antisemitismo” en Chile. Corbo dijo que no le complicaba ser minoría, pero lo cierto es que no es minoría ni en el INDH ni en los círculos del poder. Ella es militante de la UDI, fue abogada de la Sociedad de Fomento Fabril -SOFOFA- y miembro de la Fundación Jaime Guzmán. Es decir, está íntimamente vinculada a los dueños del país y a los poderosos. De manera artera, la derecha utiliza la crisis universitaria para debilitar la educación pública, mientras las autoridades y el gobierno criminalizan la protesta estudiantil, desviando la atención de los problemas de fondo.
La directora del INDH, Consuelo Contreras, también ha cedido a estas presiones, afirmando que las violaciones a los DDHH durante la revuelta no fueron sistemáticas y criticando el supuesto antisemitismo en las protestas estudiantiles. Contreras se ha alineado con el discurso internacional del sionismo, que busca desacreditar las denuncias del genocidio en Gaza. Acusando específicamente de antisemitismo los acampes universitarios, acusación formulada por el propio Nethanyahu y repetida hasta la saciedad por la derecha internacional.
Esta postura muestra la inutilidad del INDH para defender los derechos humanos, ya que cede ante las presiones de los poderosos y repite discursos que justifican la represión.
En definitiva, el INDH está lejos de ser “octubrista” o un “aparato de la izquierda”. Sus consejeros y directores son mediaciones del poder que mantienen la impunidad en el país.. Aceptan las presiones de los poderosos y se alinean con los discursos de los partidos tradicionales, incluso cuando esto significa apoyar a los cómplices de un genocidio.
Los hechos desmienten claramente la campaña de la derecha sobre el INDH. Y eso es grave, porque el Instituto que debería defender los derechos humanos, por la acción de sus consejeros, sólo cede a las presiones de los poderosos y se convierte en cómplice de la impunidad.
Dauno Tótoro
Dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios (Chile), y ex candidato a diputado por el Distrito 10.