Aurelio Nuño, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció presupuesto de 20 mil millones de pesos para reconstrucción según un comunicado de prensa del 26 de octubre pasado, pero en las escuelas piden dinero a los padres.
Miércoles 1ro de noviembre de 2017
Kermeses, cuotas extraordinarias y sermones patrioteros en boca de los directivos es con lo que padres de familia se han encontrado en las juntas escolares después del sismo en la CDMX.
El gobierno no solo no previó gastos para la reconstrucción luego de un desastre del tamaño del sismo pasado, además nunca tuvo una política de mantenimiento de las escuelas que garantizara que estuvieran en óptimas condiciones para resguardar la seguridad de alumnos y personal educativo. Hace décadas que los maestros y padres de familia denunciamos la falta de mantenimiento en las escuelas.
Ahora, las afirmaciones del secretario de educación pública, Aurelio Nuño, de imponer en las escuelas el programa Escuelas al CIEN para su reconstrucción, muestran que la política del gobierno es que la iniciativa privada lucre con las necesidades sociales.
Esto sin olvidar que varias escuelas en Puebla que habían participado en este programa para reforzar su seguridad estructural el año pasado, antes del terremoto, se cayeron o quedaron inhabilitadas debido a su fragilidad, un hecho que puso en riesgo la vida de estudiantes y trabajadores.
Se evidenció así que millones de pesos se habían ido a la basura para las escuelas pero quedaron bien resguardados en los bolsillos de los empresarios de grandes constructoras.
Pero el descaro gubernamental no termina ahí, pues el dinero para reconstrucciones y reparaciones de escuelas también será sacado directamente del bolsillo de los tutores de los alumnos.
En algunas escuelas el discurso es que “no es obligatorio pero se tiene que hacer”, ¿qué significa esto?, ¿Qué pasará con los alumnos que no paguen?
El caso es que habiendo muchísimos medios para obtener recursos para la reconstrucción de nuestras escuelas, el gobierno prefiere exprimir al máximo el bolsillo de los trabajadores. En algunos planteles los padres de familia incluso pagan personal de seguridad para que resguarde la escuela de sus hijos, para que no entren a robar por falta de bardas perimetrales.
Mientras, hay escuelas que siguen cayéndose a pedazos y alumnos que junto a maestros y trabajadores de apoyo a la educación corren riesgo de accidentarse gravemente.
Sin embargo el secretario Aurelio Nuño sigue con el discurso de no perder clases a costa de la seguridad del personal educativo y en algunos casos alumnos de otras escuelas ocupan aulas abarrotadas que las vuelven aún más inseguras.
Desde Nuestra Clase denunciamos el mal estado de las escuelas por falta de mantenimiento, que nos obliguen a ocuparlas en esas condiciones y que el gobierno pretenda repararlas a costa de los humildes ingresos de las y los trabajadores que son padres y tutores de nuestros alumnos.
Se puede recurrir a otras vías de financiamiento para que la reparación y reconstrucción no recaiga sobre el pueblo trabajador.
Una es la reducción del sueldo de los políticos hasta que ganen lo mismo que una maestra.
Otra es el uso de los recursos de la reforma educativa para las escuelas en lugar de la evaluación punitiva que tiene cientos de deficiencias y arbitrariedades.
También se pueden obtener fondos si no se paga la deuda externa, y con la aplicación de impuestos progresivos a la educación privada, que exige cuotas a tiempo aún sin brindar protección a sus estudiantes, así como a las grandes empresas que más bien se especializan en evadir impuestos.
Además, que se expropien los bienes de las grandes constructoras y de los altos funcionarios involucrados en casos de corrupción inmobiliaria que pusieron en peligro la vida de miles de personas y causaron la muerte de cientos.
No permitamos que deleguen su responsabilidad sobre nuestras espaldas y queden impunes ante la tragedia que ocasionaron con la edificación de inmuebles que no soportan sismos y su habilitación.