De cara a la elección del Directorio Legislativo el próximo primero de mayo, las principales fuerzas políticas parlamentarias mantienen el acuerdo que les permitió controlar la Asamblea Legislativa el año que finaliza. Cruickshank insiste en la máxima reducción posible del gasto público. Se proyectan más ataques a la clase trabajadora y mayor oposición a agenda del movimiento de mujeres, juventud, comunidad LGBT e indígenas.
Lunes 27 de abril de 2020
El acuerdo entre las fuerzas políticas burguesas se llevó a cabo entre bambalinas políticas en el marco de la pandemia por el Covid-19 y la gran crisis económica que afectará al país en los próximos meses. La Asamblea Legislativa se ha apresurado a votar por la reducción del salario y la jornada laboral como medidas para evitar la crisis, con lo que dieron rienda suelta al desempleo y precarización de la clase trabajadora del país, 47% de la cual ya de por sí trabajaba en condiciones de informalidad. Estas medidas también fueron aprobadas por José María Villalta del Frente Amplio.
De ganar nuevamente el Directorio, el gobierno del PAC lograría mantener la política de unidad nacional, que incluye acuerdos con los partidos religiosos de derecha, con Liberación Nacional (partido histórico de la burguesía costarricense devenido neoliberal) y también con el Frente Amplio, sostén por izquierda del gobierno del PAC.
La alianza entre el PAC, Restauración y Liberación, comandó el ataque a la clase trabajadora desde el 2018 y la imposición del Plan Fiscal del gobierno del PAC y del FMI, que sacó del bolsillo impuestos a la clase trabajadora para pagar la deuda externa, mientras a los empresarios se les dan toda suerte de beneficios, como el no pago de impuestos en la Zona Franca, algo que no se hace incluso en Brasil, un país gobernado por la ultraderecha continental y con historia de golpes de Estado, donde la Zona Franca de Manaus aplica el cobro de impuestos a la importación, a la renta, a la circulación, al crédito, etc
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Eduardo Cruickshank ha dicho que “Dios debe estar en todas partes, incluso en la Constitución” así como que “este país es de raíces cristianas y la mayoría de los costarricenses lo somos”. Por ello la agenda política del movimiento de mujeres y de la comunidad LGBT también se verá más radicalmente enfrentada en caso de que triunfe la alianza del gobierno con la derecha religiosa y con Liberación.
