Cinco perdigones en el cuerpo recibió ayer una compañera, en el marco de una manifestación a las afueras de la toma de la Universidad Iberoamericana. Las y los estudiantes exigen una salida ante la quiebra de la institución, y el gobierno nuevamente responde con represión.
Viernes 24 de agosto de 2018
Ya es transversal el rechazo al Estatuto Laboral Juvenil, y aunque en primera instancia el mismo Frente Amplio, con las diputadas Orsini (RD) y Yeomans (IL), aprobó la idea de legislar el proyecto del gobierno, en la Comisión de Trabajo, actualmente sus distintas organizaciones políticas, así como también el Partido Comunista, se encuentran rechazando transversalmente la iniciativa.
Sus aspectos son a todas luces irritantes: finalización de contrato a los 29 años sin derecho a indemnización, imposición unilateral por parte del empleador de las jornadas laborales, no contempla derechos sindicales y contiene un “fuero maternal” que en realidad de fuero no tiene nada, ya que no te lo pagan y tampoco te protege del despido.
Catalina Parra, parte de la Mesa Interina del ex Pedagógico (UMCE) se hizo presente en la movilización y dio su opinión sobre el polémico proyecto de Piñera:
Durante años, incluyendo los gobiernos de la ex Nueva Mayoría, las y los jóvenes han estado arrojados a los peores empleos, muchos de estos derechamente en negro. Pero hoy, el estatuto que impulsa la derecha solo beneficia a los grandes empresarios, ya que legaliza la flexibilidad laboral de la juventud.
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El problema de fondo es que los jóvenes que se endeudan para estudiar y tienen que trabajar para sobrevivir, están atados a una enorme inestabilidad laboral que cierra oportunidades a quienes ya son más precarizados.
La respuesta necesaria no debe buscar ser funcional a los grandes empresarios, ya que eso solo continuará con la precarización. La única salida que puede dar respuesta a la juventud trabajadora, así como a las miles de familias que vienen quedando sin empleos a nivel nacional, es el reparto de las horas de trabajo entre quienes actualmente están empleados y quienes se encuentran desocupados, respetando sueldos acordes a la canasta mínima familiar ($450.000), que entregue las mínimas condiciones de vida necesarias para todo trabajador y trabajadora, una jornada laboral de seis horas diarias, cinco días a la semana; contrato indefinido, y derecho a sindicalización.
La juventud dejará de estar precarizada cuando se cumplan estas condiciones, y cuando la educación esté efectivamente asegurada para todos y todas por parte del Estado. Cuando para mantener los estudios no se tenga que recurrir a empleos precarizados, sino donde haya becas extra de mantenimiento y prácticas profesionales pagadas como cualquier trabajo. Así como cuando la regla no sea la flexibilización laboral, sino que empleos donde cada derecho esté asegurado, como el mínimo a la negociación colectiva.
Aquellas perspectivas solamente las conquistaremos en unidad y luchando en las calles, preparando las condiciones para un gran paro nacional- como debería transformarse la jornada convocada por el Colegio de Profesores para el próximo 28 de agosto-, que integre discusión en sindicatos, centrales sindicales y federaciones, para unificar la fuerza viva de estudiantes, trabajadores/as y mujeres, para enfrentar al gobierno de Piñera y arrancar todas nuestras demandas.
Aquel también es el llamado de Nancy López, concejera FECh de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile:
