×
×
Red Internacional
lid bot

Juventud Trabajadora. Dirigente de Starbucks: "somos la juventud que reivindica la tradición de los cordones industriales"

En el marco de los 45 años del golpe entrevistamos al dirigente del Sindicato de trabajadores de Starbucks, Antonio Páez, para saber cuál es su opinión sobre los acontecimientos del 11 de septiembre de 1973.

Miércoles 12 de septiembre de 2018

45 años han transcurrido desde el 11 de Septiembre de 1973, día marcado por el fin del gobierno de Salvador Allende y el comienzo de 17 años de dictadura.
Durante aquellos años el dictador Augusto Pinochet y sus cómplices mantuvieron una dura represión sobre el pueblo chileno.

A 45 años del golpe entrevistamos a Antonio Páez, dirigente del Sindicato de trabajadores de Starbucks y militante trotksista del Partido de Trabajadores Revolucionarios, que los últimos días dio que hablar apropósito de la polémica iniciativa de carabineros para lavar su imagen a través de la conocida cafetería, consultamos sobre sus opiniones sobre los acontecimientos del 11 y que perspectiva cree que hoy tienen las y los trabajadores en el Chile del siglo XXI.

LID: Antonio, tu naciste bajo la dictadura militar, pero creciste durante los gobiernos de la Concertación. Con el pasar del tiempo, ¿Qué valor tienen para ti los acontecimientos previos al 11 de Septiembre de 1973?

Antonio: Para mi 1973 significó la ruptura de una rica tradición en organización y lucha del movimiento obrero del país, una tradición que se inició contra las precarias condiciones de vida a la que sometían a obreros y campesinos a comienzos del siglo XIX y que con el pasar de los años crecieron en fuerza y extensión. Los años 60 fueron quizás los más álgidos ya que al movimiento obrero se sumaron otras fuerzas como los campesinos, estudiantes o pobladores. Los tres años del gobierno de Allende no fueron más que la expresión del movimiento que se venia gestando de antes.

LID: Y analizando el periodo de la Unidad Popular ¿cuáles crees que fueron los puntos más importantes en el desarrollo de aquella experiencia?

Antonio: Creo que el proceso de la Unidad Popular representó con toda claridad, el límite de la legalidad burguesa para la clase obrera y los sectores populares. Principalmente porque la mayoría de los trabajadores, las mujeres y la juventud, votaron creyendo que con Allende en el Gobierno, habían derrotado a las fuerzas de la reacción. Sin embargo al poco andar el propio gobierno, que había planteado un programa reformista para avanzar a lo que se denominó como "la via chilena sal socialismo", comenzó a tener que dar concesiones a la DC y la derecha y bajar las expectativas referentes a su programa original.

Pero el objetivo de la derecha no era contener las expectativas populares frente al gobierno de Allende a través de la via democrática, sino derrocar al gobierno cueste lo que cueste. Por eso desde antes de las elecciones el imperialismo norteamericano ya había desarrollado planes para incitar a un golpe que impidiera que Allende fuera presidente, durante este período la CIA ideó todo tipo de estrategias para desestabilizar el país y propiciar la intervención de las Fuerzas Armadas que ellos mismos habían entrenado en la Escuela de las Américas.

Aun contra todo pronóstico el movimiento obrero y su sector más consciente se echaron al hombro la historia y avanzaron con decisión contra reaccionarios y fascistas.

Así y en el marco del paro patronal de 1972 nacieron los cordones industriales, organismos que ocuparon las fabricas y las pusieron a producir bajo control obrero para ganar la "batalla de la producción".

Esto para mi es uno de los puntos donde la clase trabajadora del país rompió objetivamente con la tradición reformista en la que habían educado a la vanguardia el Partido Comunista y Socialista.

El hecho de haber cuestionado directamente la propiedad capitalista los puso en oposición a Salvador Allende quien en repetidas ocasiones llamó a los cordones industriales a entregar las fabricas para apaciguar a la derecha y los empresarios.

Por eso creo que los Cordones Industriales representan lo mejor que dio la clase obrera en el siglo XX, representaron el germen de una sociedad donde los empresarios no son necesarios, donde las y los trabajadores podemos administrar la producción y resolver así los flagelos a los que condena el capitalismo.

LID: 45 años después del golpe ¿crees que los Cordones Industriales pueden tener alguna vigencia? Muchos dicen que aquella clase obrera no existe, que el horizonte de una sociedad diferente al capitalismo ya no es posible ¿que les dirías a esas personas?

Antonio: Primero que todo creo que los cordones industriales tienen tanta vigencia como en los 70. Los cordones representan hoy las posibilidades que tenemos las y los trabajadores de recuperar el control sobre nuestro trabajo y ponerlo al servicio de la población.

Los cordones industriales no solo representan las posibilidades de que una determinada empresa pueda funcionar sin un dueño, sin supervisores o gerentes, si no, las cooperativas serían el socialismo.

A diferencia de una cooperativa, si trabajadores que estaban en el sector de un cordón querían expropiar a sus patrones podían pedir ayuda al cordón para que este apoyara la acción y así extender la experiencia autogestionaria a más lugares, es decir no era solo el modo de producción, el cordón era un organismo político.

Además ponían la producción al servicio de la población, visitando directamente a las juntas de vecinos y organizaciones barriales para que estas pudieran acceder a los bienes de primera mano.

Por eso para mi los cordones representan en la acción las posibilidades revolucionarias de la clase obrera en poder resolver los problemas de la mayoría de la población, no solo los propios.

En este sentido creo que tienen toda la vigencia posible. Somos las y los trabajadores quienes vamos a resolver los problemas de la población, nunca serán los empresarios ni los políticos que se ponen a su servicio.

Con respecto a quienes dicen que aquella clase obrera no existe, les digo que se tragaron demasiado fácil el cuento neoliberal de la clase media, de que la mayoría son profesionales o aspiran a serlo, a que Chile es un país de emprendedores.

A aquellas personas que creen que la clase obrera no existe les diria que visitaran la periferia de Santiago, que visiten comunas como San Bernardo o Renca, donde no hay malls, ni costanera center.

Pero aun así, si visitamos el centro de la ciudad vemos caminar miles de jóvenes trabajadores que van a sus puestos laborales. que trabajan por miles en el retail, en la comida rápida, con condiciones muy precarias y sueldos de miseria.

Pero dentro de esta generación nacida durante la democracia hay un sector que no ha olvidado la historia, que se organiza y lucha por cambiar esta sociedad heredada de la dictadura.

Finalmente considero que somos la juventud que reivindica la tradición de los cordones industriales quienes luchamos por cambiar el Chile neoliberal y avanzar hacia una sociedad donde no exista la explotación ni la opresión.