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Red Internacional
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Nueva Constitución. División de aguas en la vieja Concertación: Escalona contra Lagos frente al Apruebo

Luego de que la Convención Constitucional se disolviera, entregando la propuesta de Nueva Constitución para Chile, los distintos partidos del régimen y su distintos referentes, han salido abiertamente a dar su posición ya sea por una u otra opción. En la derecha está clara su ubicación con la hipócrita "rechazar para reformar", pero en el caso del oficialismo, las divisiones comienzan a hacerse visibles.

Jueves 7 de julio de 2022

La carrera hacia el plebiscito del 4 de septiembre, respecto al apruebo o rechazo de una nueva constitución para Chile, sigue en desarrollo, y los partidos del régimen, con sus respectivos referentes, tratan de ordenar el tablero, frente a una escenario aún incierto para ambas opciones, al menos en las encuestas.

La derecha que viene operando con su hipócrita política de “rechazar para reformar”, que no es otra cosa que dejar intacta la constitución de Pinochet, viene tensionando al gobierno de Gabriel Boric, y al oficialismo en su conjunto, asestando un golpe clave, con la aprobación de la Comisión de Constitución para rebajar el quorum de las reformas a 4/7, frente un eventual triunfo del rechazo. Una posición que complica al gobierno en su conjunto, quien durante esta semana viene tomando una postura totalmente defensiva, alimentada a su vez por los partidos de la ex Nueva Mayoría, un pilar fundamental del régimen de los 30 años, quienes no terminan de resolver sus posturas.

Desde la Democracia Cristiana (DC), ayer en la noche ya votaron su posición por el Apruebo frente al plebisicito, donde el ala de Provoste se impuso al ala de la senadora Ximena Rincón y de Ignacio Walker.

Sin embargo, a esta posición sostenida por estos senadores de la DC, se dio a conocer una propuesta de “vía alternativa”, proveniente de otro histórico de la Concertación, el cual si bien se ha caracterizado por tomar distancia de la política en términos visibles, cada cierto tiempo aparece frente a ciertos debates que resultan claves. El ex presidente, Ricardo Lagos Escobar, quien manifestó por medio de una declaración “Chile merece una Constitución que logre consenso. Como ninguno de los 2 textos que puedan resultar del plebiscito lo tiene, el desafío político es continuar con el debate constitucional hasta alcanzar una Constitución que interprete a la mayoría”.

A esta declaración, salió al paso otro histórico del partido Socialista (PS), el secretario general de la colectividad, Camilo Escalona, quien se mostró reacio a lo manifestado por el ex presidente Lagos.

Las palabras de Lagos causan un daño al Apruebo” manifestó Escalona, quien también agregó:

“Yo creo que se equivocó ¿Por qué razón? Porque no queda ninguna base sobre la cual el país puede llevar adelante en el futuro las reformas que son indispensables de realizar en Chile, por eso se equivocó.”

Además, Escalona señaló “la estabilidad institucional del país aconseja sacar adelante la nueva Constitución, que el Apruebo gane el plebiscito y naturalmente iniciar un proceso de reformas”. Palabras bastante similares a las realizadas por el presidente Boric, aunque tibiamente, sin encarar directamente a Lagos:

Lo que señala el expresidente, que por cierto es muy respetable, pone dos escenarios que son muy claros. En uno en donde, de aprobarse la nueva Constitución, hay que hacerle mejoras; y la otra es si gana el rechazo, hay que depender del veto histórico que ha tenido la derecha durante los últimos 30 años para hacer reformas sustantivas a la Constitución.

Tal parece que una nueva cocina no está tan lejos de las opciones que está pensando en jugarse el gobierno de Boric, donde si bien la nueva constitución presenta aspectos progresivos, a propósito del Estado subsidiario consagrado en la constitución del 80’, mantiene las bases de la acumulación capitalista, e incluso bajo la ofensiva de la derecha, y las presiones por parte de los partidos de la ex Concertación, tender aún más a la moderación, por medio nuevas reformas.

Claramente ese no es el camino que abrió la rebelión de octubre de 2019, que cuestionó por completo el régimen de los 30 años, que mantuvo el saqueo y cercenamiento de nuestros derechos sociales. Por el contrario, será junto con la trabajadora, estudiantes, movimiento de mujeres, y todos aquellos sectores que hoy se organizan. Es por esto que la clase trabajadora tiene que pelear por otra agenda que no sea ni la de la derecha que no quiere cambiar nada, ni la del gobierno de Boric, que se subordina a los empresarios y la derecha. Hay que reponer las urgencias populares frente a la carestía de la vida producto de la inflación, por una canasta básica familiar de $650.000, y la reducción de la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, sin afectar el salario, para que podamos trabajar todos.