Recomendamos la última película de Edgar Wright.
Miércoles 15 de diciembre de 2021 08:46
Pocos directores merecen una auténtica maratón Blockbuster al estilo de los viejos tiempos, como sí el particular, único y múltiple, con un universo tan propio como de una miríada de directores de su generación, el señor Edgar Wright, quien ha incursionado en cuanto género se le puso a tiro (nunca mejor expresado).
Su raid de corto terreno, pero muy efectivo, comienza con la llamada trilogía Cornetto, que está integrada por los films Shaun of the Dead, Hot Fuzz y The World’s End, conocidas aquí como Muertos de risa, Arma fatal y El fin del mundo, con el protagonismo irreprochable de esos dos capos cómicos del Reino Unido de las últimas décadas, que son Simon Pegg y Nick Frost (vistos también juntos en Paul, el extraterrestre, de Greg Mottola). Comedias/parodias en clave clase B de terror, ciencia ficción y acción policial delirante, con excelentes bandas sonoras. En poco tiempo, se convirtieron en películas de culto.
Hace algunos años ya, metió su otro hit en los charts más destacados, casi en sentido literal, con Baby Driver, de 2017, con muy buena recepción de la crítica y el público, que es una buena mezcla, en justas dosis, de lo mejor de Rápido y furioso y el juego de computadora Vice City Grand Theft Auto. También con una banda sonora de muy buen gusto que parece ser un lugar común del bueno de Edgar. En esta película se recicla al acosador serial cancelado por la industria, Kevin Spacey, a quien acompañan muy bien Jamie Foxx, Jon Hamm y Jon Bernthal para el casi debut de Ansel Elgort y Lily James en los protagónicos.
Esta trayectoria exitosa y tan particular de Wright, auguraba lo mejor para la reciente Last Night in Soho (Última noche en Soho, 2021), que protagonizan las jóvenes Thomasin Mc Kenzie (actriz neozelandesa, El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos, JoJo Rabbit) y Anja Taylor-Joy (actriz argentina de crianza, natural de Miami y residente norteamericana, protagonista de la fabulosa serie Gambito de Dama) y co-protagonizan de forma intachable, la recientemente fallecida Diana Rigg (la Emma Peel de Los Vengadores) y el legendario Terence Stamp (inglés de 83 años, actor en Teorema de Passolini, Superman, El coleccionista de William Wyler, En compañía de lobos, El siciliano, Strip Tease, Star Wars Episodio 1, por nombrar algunos de sus trabajos). Pero no.
Tenemos, en esta última noche del Soho, un excepcional trabajo visual, ingente, como para varias películas, que en una sola componen un formidable despliegue que muchas veces complica la trama o la subyuga y le quita gracia y peso. El clásico Cuando más es menos. Otra banda sonora impecable, grandes actuaciones para un argumento de escaso vuelo con grandes ideas germinales que no prosperan ni construyen eso a lo que se aspiraba en principio.
¿Qué es al cabo Last Night in Soho? ¿Un thriller, una película de fantasmas, un policial noir, un ejercicio sobre la locura, una mirada supuestamente feminista que acaba siendo un gran rodeo machista? Es todo eso, tiene mucho de incorrección y poco de comprensión. Por eso, hace falta verla para poder juzgarla cabalmente. Nadie podría contarte de qué va la cosa, porque es una Wright Thing, un delirio de autor, un objeto precioso que no tiene una gran utilidad práctica. Pero es imposible dejar de verla hasta que termina. ¿Demasiado no?