Oficialismo y oposición local profundizan la militarización de la ciudad. Aumenta la represión a la juventud y los trabajadores. Reproducimos la carta enviada de un lector.
Miércoles 9 de noviembre de 2016 12:09
Fotos: Cañuelas Ya
Hace menos de un mes el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, encabezaba el egreso de 60 nuevos uniformados de la Policía Local. Con bombos y platillos lo anunciaron tanto el oficialismo como la oposición de Cambiemos local. Todos estuvieron en la foto. Desde el diputado Gustavo Arrieta junto a la intendenta Marisa Fassi del Frente para la Victoria, como Santiago Mac Goey, Carolina Torrilla y Carlos Alvarez de Cambiemos.
Mientras, la militarización de los barrios y la persecución hacia la juventud y los trabajadores se vuelve día a día más indignante en la ciudad. En esta ocasión, reproducimos la carta enviada hace unos días a la redacción por un docente de la localidad, expresando su propia experiencia.
“Mi nombre es Cesar y soy docente en la ciudad de Cañuelas. Hoy pararon el colectivo donde viajábamos tres personas. Un muchacho de unos veinticinco años y una chica de veinte años completaban los pasajeros de la línea 218.
En la calle Juárez, detuvieron la marcha del colectivo y exigieron que los "masculinos" descendiéramos con DNI. Bajamos y nos anotaron los datos del documento. Luego, revisaron el bolso del muchacho. Éste no se negó y mostró sus pertenencias. Pero llegado mi caso, les expliqué que no lo iba a hacer ya que estaban violando mi intimidad y era un laburante más tratando de llegar a su casa. La discusión comenzó a acalorarse y se negaban a devolverme el documento, amenazándome con llevarme a la comisaría. Además, le decían al chófer que arrancara y me dejara con ellos. Fue cuando volví a subir al colectivo exigiendo mi DNI. Llamé a mi vicedirectora y al contarle lo que estaba viviendo, llamó al 911.
Luego de cinco minutos y para que no me demoraran más, les mostré mis pertenencias y el contenido de mis bolsillos. Ellos seguían en su postura de verdugos, pero finalmente me devolvieron el documento.
Esta práctica la vienen realizando en la estación de Cañuelas todos los días, en perjuicio de los trabajadores que pierden diez minutos en mostrarles el contenido de sus mochilas a estos policías que no tienen la menor idea de cómo proceder. No sé dónde asentar mi testimonio, quizá desde este diario lo sepan.
Es la vuelta al pasado, al que creímos lejano. Pero ahí está. Marionetas de una derecha que quiere ver militarizadas las calles.”