El paro, que fue anunciado este lunes por el gremio docente, se extenderá entre el 12 y el 16 de agosto. Los trabajadores universitarios, por su parte, anunciaron paro los días 12, 20 y 21 de este mes. Pero para frenar el ajuste de Milei no alcanza con medidas sectoriales: hay que mostrar la fuerza de estudiantes, trabajadores y docentes juntos y en la calle, como lo hicimos con la Marcha Educativa de abril.
Libertad Martinez @laprofeliber
Miércoles 7 de agosto de 2024
El ajuste del gobierno sobre la educación pública en general, y sobre las universidades y sistemas de ciencia y técnica en particular, ha sido brutal. Milei desfinancia las universidades públicas porque su objetivo de fondo es arancerlarlas; por eso intenta desprestigiarlas y ataca a los docentes e investigadores acusándonos de “adoctrinamiento” o de ñoquis.
Frente a ese ataque, docentes, trabajadores universitarios y estudiantes nos pusimos en movimiento. Durante todo el primer cuatrimestre se multiplicaron las clases públicas, abrazos, movilizaciones, festivales, cacerolazos… hasta confluir, el pasado 23 de abril, en una masiva movilización que logró arrancarle al gobierno un primer aumento, destinado a los gastos de funcionamiento: luz, gas, etc.
Pero las universidades no sólo necesitan electricidad. Docentes y no docentes tienen que cobrar sueldos dignos, y para quienes estudian también se necesitan becas, ayudas, boleto educativo gratuito. Aún después de ese aumento, el recorte presupuestario es de cerca del 75% en términos reales. Es el presupuesto más bajo del que se tenga registro, incluso por debajo del de 2002.
Sin embargo, en ese marco y aún después de una marcha de la que participaron un millón de personas en todo el país, los rectores radicales y peronistas congregados en el CIN, con el apoyo de buena parte de las conducciones sindicales, decidieron apostar a “normalizar” la situación, rifando parte del presupuesto y manteniendo los salarios prácticamente congelados. Fue parte del esfuerzo por “darle gobernabilidad” a Milei, al que también se sumaron muchos de los diputados que cínicamente se habían llenado la boca hablando de la educación pública, y luego levantaron la mano a favor de la Ley Bases.
Así llegamos a agosto, donde los docentes han perdido hasta un 49% de poder adquisitivo desde diciembre, a lo que se suma la pérdida de todos los años anteriores. Los ayudantes, es decir quienes menos cobran y representan a más del 20% de las y los docentes universitarios, recibieron sólo el 11,8% de aumento en los ocho meses. Al mismo tiempo, los estudiantes hacen malabares entre trabajos precarios y changas para ayudar a sus familias y poder sostener sus carreras, pagar el boleto, los apuntes…
Pero plata hay. Solo en los tres primeros meses del año el Gobierno destinó 6 veces más recursos al pago de la deuda que a las universidades, y hasta la Iglesia recibe más presupuesto que el Conicet (202 mil millones contra 120 mil millones). Se ve que para Milei, la casta es la ciencia y la educación. Por eso no podemos permitir que nos ahoguen, que sigan intentando desarmar y vender nuestro sistema educativo. Y contra todo discurso individualista que nos quiera hacer creer que podemos salvarnos individualmente, mediante el esfuerzo y el sacrificio, debemos apostar a la solidaridad y la coordinación.
Es necesario que los sindicatos y centros de estudiantes convoquen a asambleas abiertas, para que todos los integrantes de la comunidad universitaria debatamos y votemos cómo seguir. Sólo de esta manera, confiando en nuestras propias fuerzas, podremos coordinar un plan de lucha para enfrentar a este gobierno ajustador, y defender nuestra universidad pública.