El político y magnate de negocios inmobiliarios, Donald Trump, continúa con sus amenazas xenófobas en contra de los migrantes latinoamericanos, su discurso no cambia: pretende expulsarlos a todos de Estados Unidos, a pesar del enorme costo que esto significa, sobre todo para los magnates estadounidenses.
Maestra Tania Vonki Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Viernes 18 de septiembre de 2015
Durante el segundo debate a la nominación presidencial por el Partido Republicano,–celebrado en Simi Valley, California y cuya organización corrió por parte de la cadena de televisión CNN– de los 15 candidatos predispuestos, el empresario y aspirante a la nominación presidencial, Donald Trump, quien se encuentra a la cabeza de las encuestas de preferencia electoral, insistió en la necesidad de deportar a todos los inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos y en negarle la ciudadanía a sus hijos, sin importar que nazcan en el país.
Trump declaró que los indocumentados le cuestan a Estados Unidos 200 mil millones de dólares al año. Cuando en realidad son ellos quienes se encuentran sometidos a durísimas jornadas laborales sin recibir a cambio un salario justo, el cual es el más bajo del país, mientras el resto de las ganancias que provienen de su trabajo se van a los bolsillos de los grandes empresarios como Donald Trump, quien se hizo millonario contando con el trabajo de indocumentados.
Las condiciones laborales en que los migrantes latinos se ven obligados a trabajar, son parte del racismo histórico que ha tenido la política estadounidense contra miles de migrantes de todo el mundo.
Por su parte, el resto de los candidatos republicanos, expresaron su desacuerdo con la deportación de alrededor de 12 millones de indocumentados en Estados Unidos, así como con negarle la ciudadanía estadunidense a sus hijos nacidos en ese país. Aunque todos afirmaron que era necesario resolver el tema de la inmigración indocumentada a través de fortalecer la vigilancia en la frontera con México.
El multimillonario, a tono con esto, insistió en que además de las deportaciones masivas, es necesario construir un muro infranqueable en toda la frontera de Estados Unidos y México, para poner fin a la inmigración ilegal.
La inmigración de latinos a Estados Unidos, es debido a las brutales condiciones sociales, económicas y políticas que viven en sus países, en los que no ha faltado la intervención de la política estadounidense, que se ha encargado de apoyar la disminución de derechos de los trabajadores para aumentar las ganancias de los capitalistas, así como su intervención militar -con la que garantizan la mayor explotación y el despojo-, gracias a la que se ha disparado la violencia y la inseguridad.
Un muro y mayor represión a los migrantes no cambiará estas condiciones, la conquista de los derechos sociales y políticos de las comunidades marginadas en Estados Unidos sólo puede venir de su unidad en la pelea contra el odio racial y la unidad con todos los que viven la explotación -nacionales o migrantes- de los grandes capitalistas del imperialismo estadounidense.
Con información de Proceso.