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Red Internacional
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OPINIÓN. Donald Trump y los peligros de la negación del cambio climático

¿Qué consecuencias puede tener para el planeta que el presidente de la principal potencia mundial niegue el cambio climático?

Martes 13 de diciembre de 2016 02:48

Para comenzar hay que aclarar que los presidentes estadounidenses que aceptan y reconocen el cambio climático y el rol que tiene EE.UU. en este proceso de degradación ambiental, no tomaron fuertes medidas para impedir la devastación que produce la economía capitalista sobre el medio ambiente. Pero en los últimos años por la presión de la opinión pública y del resto del mundo, se vieron empujados a adherir a compromisos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta conquista producto de la presión de los movimientos ambientalistas, ecologistas y de los pueblos es muy probable que no se sostenga.

Los últimos presidentes de la principal potencia imperialista no hicieron demasiado por contener o detener la degradación de la naturaleza. Sin embargo no eran militantes negacionistas del cambio climático como Trump. Esto los llevaba a negociar y tomar medidas para disminuir el daño al medioambiente.

Trump declaró que el cambio climático es un invento de los chinos para quitarle competitividad a la economía estadounidense. Defiende como fuentes de energía al petróleo y al carbón, negando su impacto ambiental. Sostiene que el cambio climático no se debe a una causalidad humana, sino a "causas naturales". Niega la evidencia y la posición mayoritaria en la comunidad científica internacional.

Desde una perspectiva internacionalista y de un ecologismo de izquierda es clave la organización para luchar porque Estados Unidos implemente medidas efectivas contra el cambio climático. El futuro de la humanidad y del planeta está en juego. No hay futuro ni una mejor sociedad posible si avanza la devastación del planeta. La política de Estados Unidos en cuestiones medioambientales es clave. Y no son los representantes de las corporaciones que buscan ganancias a corto plazo, sin importarle el futuro, los que van a moderar la contaminación y destrucción.

Trump encarna poderosos intereses, en especial los de las industrias más contaminantes. Luchar contra los negadores del cambio climático es una tarea política clave. Querer hacer invisible o manipular la opinión pública para que no ocupe un lugar importante la lucha por frenar la contaminación es un peligro. Que la principal potencia mundial y la industria cultural-mediática más poderosa sea gobernada por un negacionismo implica un desafío para los movimientos ecologistas y para todos aquellos que pretenden que la tierra siga siendo un lugar habitable. Los avances en la conciencia y en las conquistas obtenidas pueden estar en peligro. Aunque se sabe que sin la construcción de una alternativa al capitalismo no hay posibilidad de una economía sustentable, obtener reformas y contener la devastación es una tarea clave.

El avance de Trump puede implicar una profundización y aceleración del tránsito por un sendero que conduce a la autodestrucción. Más allá de una agudización de las contradicciones capitalistas, el gran peligro es que el daño ambiental sea irreversible. ¿Hay que considerar que las políticas impulsadas por Trump van a ser más de lo mismo? ¿O hay que estar atentos a las posibles consecuencias de sus medidas en materia medioambiental? ¿Se puede hacer algo desde Latinoamérica para contrarrestar e influir en la política estadounidense en estos temas? Es importante que estos desafíos los comencemos a pensar. La posibilidad de un futuro para las múltiples especies del planeta Tierra está en peligro. No puede pensarse en un futuro para la humanidad sin un medioambiente con el que satisfacer las necesidades de un modo sustentable.

La concientización sobre los riesgos para el planeta de la orientación que asuma Estados Unidos es clave para avanzar en la organización y lucha sin fronteras. La destrucción producida por la economía imperialista no reconoce fronteras, la resistencia tampoco debería reconocerlas. Lo que se hace en Norteamérica nos afecta o afectara tarde o temprano. La pregunta sobre ¿qué hacer? tiene mucha vigencia en este problema.