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Red Internacional
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Juventud. ¿Dónde está la izquierda universitaria? El caso de la Universidad de Chile

A días de cumplirse 1 año desde el 18 de octubre y del plebiscito, todo Chile espera expectante cómo se desarrollará este mes tan ansiado. Todo el mundo tiene más o menos claro qué votar, pero ¿qué hacer después? Para la juventud la tarea es continuar la pelea por la Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para terminar con la impunidad y con toda la herencia de la dictadura.

Martes 13 de octubre de 2020

El 15 de noviembre los partidos de los 30 años, con importantes dirigentes del Frente Amplio como Boric y las presidentas de RD y COMUNES, firmaron el Acuerdo de Paz y la Nueva Constitución, luego de casi tres semanas de iniciada la Rebelión popular. El punto más fuerte sin duda se alcanzó el 12 de noviembre, cuando amplios batallones de la clase obrera paralizaron a pesar de las obstrucciones burocráticas y la desorganización por parte de la Mesa de Unidad Social, donde se coordinaba la CUT, Colegio de Profesores, funcionarios públicos, etc. Y que luego de firmado el acuerdo quitarían la principal demanda: FUERA PIÑERA, salvando a Piñera y asegurándole paz.

Desde aquel día hasta hoy, hemos visto que la “paz” que acordaron no significó el término de la represión, sino que la continuación de la criminalización a les manifestantes como justificación para que la policía siga reprimiendo, mientras todo Chile espera con ansias el plebiscito que dará inicio formal al proceso constituyente. Que, como ya hemos explicado en variadas ocasiones desde La Izquierda Diario, fue un acuerdo negociado en la cocina parlamentaria a espaldas del pueblo, y sobre los muertos, torturados y mutilados de la rebelión, cuyo principal responsable político es Sebastián Piñera, en complicidad con la derecha y la oposición parlamentaria.

Es un proceso limitado no solo por el veto asegurado de la derecha de ⅔, sino que también porque les secundaries mayores de 14 años no podrán votar ni ser electes, o que les independientes tienen que conseguir miles de firmas para postularse sin formar parte de una lista de partidos políticos. Además, en cualquiera de las dos convenciones no se pueden tocar las bases estructurales del sistema capitalista-neoliberal chileno: nada que decir sobre la propiedad del cobre, del agua, los bosques, de las tierras usurpadas a los mapuche, y un largo etcétera.

¿Qué hacen los partidos políticos?

El sector más importante de la derecha votará Rechazo y Convención Mixta, porque quieren dejar intacta la constitución de Pinochet y como saben que el rechazo no tiene ninguna posibilidad de ganar, van por hacer aún más antidemocrática la convención con la mitad de ella elegida por el Congreso. Otro sector apunta al Apruebo y a la Convención Constitucional porque saben que a fin de cuentas, tienen garantías para hacer como que cambian cosas, para que no cambie nada.

Toda la izquierda parlamentaria, y también otros sectores incluso nacidos luego de la rebelión, van con todo por el Apruebo y la Convención Constitucional, con campañas diciendo que esta es la oportunidad para conquistar un Chile más digno y construido con todes. Haciendo oídos sordos a las trampas que firmaron y criticando a quienes muestran desconfianza ante las convenciones que ellos cocinaron.

En la Universidad de Chile esto es muy expresivo, y es que aún sin federación luego de que no se alcanzara el quórum en las últimas elecciones, la federación dirigida por el Consejo de Presidentes de los centros de estudiantes, hace su propia campaña sin discutir en lo más mínimo cuál será la posición de les estudiantes de la universidad ante el proceso constituyente. Como la mayor parte de los CCEE son dirigidos formalmente por militantes o por independientes cercanes a la política del Frente Amplio, burocráticamente hacen un llamado a votar convención constitucional.

Desde Vencer decimos que los Centros de Estudiantes tienen que llamar a asambleas de facultad para que democráticamente y desde las bases podamos discutir nuestras posiciones ante el proceso constituyente en curso.

Si bien la necesidad de votar Apruebo para terminar con la constitución y la herencia de Pinochet es bastante obvia, el mecanismo con el que hacerlo sigue en disputa. Si en serio les estudiantes universitaries que estuvimos en las movilizaciones en las distintas plazas y poblaciones queremos terminar con el sistema de los últimos 30 años, no debemos contentarnos con las migajas que los partidos parlamentarios cocinaron con Piñera. Debemos organizarnos por la Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que sólo posible si retomamos el camino de la Huelga general del 12N para echar abajo al gobierno y a las instituciones que sostienen al Estado como la policía y todo este régimen putrefacto, para así mismo impedir que sean los mismos de siempre que decidan cómo se desarrollará este proceso histórico abierto desde octubre pasado.

Por otro lado, se encuentra el sector de compañeres que reconocen las trabas antidemocráticas del actual proceso y llaman a no participar de él, posición que tiene su expresión en él “sólo en pueblo confiamos” del Vamos Construyendo o la campaña del “yo no voto, me organizo”. Desde el PTR consideramos que estas posiciones conllevan marginarse políticamente del proceso actual, y si bien compartimos una posición anti cocina, pensamos que es un error llamar a no votar, más aún con un programa de métodos pero sin programa, nosotres participaremos para mostrarle a millones que la única opción no es conformarse con el mal menor, y que es posible conquistar las demandas de octubre y un gobierno del pueblo trabajador con independencia política de los empresarios y los partidos de los 30 años

Sabemos que el proceso constituyente es una trampa con la que tanto la derecha como los reformistas de izquierda (Frente amplio-PC) contuvieron el ascenso revolucionario de octubre. Los primeros para desviar la lucha de clases hacia un proceso electoral, y los segundos para utilizar la movilización popular para sus propios fines políticos, que es hacer los cambios a través del congreso y llegar a ser gobierno. Pero la situación prerevolucionaria de tiempos largos, y la lucha de clases excederán a este proceso al chocar con la “paz” impuesta por el gobierno a pura represión y con las esperanzas de las masas. Esta contradicción propia del desvío, no está resuelta para los partidos de los 30 años. Quienes nos decimos revolucionarios, tenemos la obligación de disputar la dirección política a los partidos del Frente Amplio y del Partido Comunista de las distintas organizaciones, y utilizar el escenario disponible para usarlo a nuestro favor.

Primero, el que hoy exista la posibilidad de acabar con la constitución de Pinochet es de por sí una ganada del pueblo trabajador, no de los burócratas y los partidos reformistas. Segundo, si bien está llena de trabas antidemocráticas, el proceso concentrará el interés de la población como ninguna otra elección en los últimos 30 años, convirtiéndose en una tribuna gigantesca, donde las posiciones que en ellas se debatan llegarán a millones.

A esta altura, restarse del proceso sería equivalente a condenar a la marginalidad las ideas revolucionarias en Chile, debemos estar presentes, no para sentarnos a negociar, sino para denunciar sus trabas, para enrostrarles la esterilidad de sus soluciones parches y acuerdos maquinados, y por último para establecernos como un polo anticapitalista y revolucionario que llame a los sectores de primera línea, a la juventud del torniquete a aliarse con la clase obrera en la lucha, que tanto la derecha y la burocracia le teme como a la peste, con la huelga general como método para conquistar una Asamblea Constituyente libre y soberana, para terminar con el pacto de la cocina y llevar la discusión a la lucha de clases, o sea, a las calles, asambleas y comités.

La expresión práctica de esta posición es por un lado: Aprobar el fin de la constitución y la herencia de Pinochet, apoyando el derecho del pueblo a decir; y por otro, romper con la política del PC, los partidos burgueses como la DC y el PR y con la izquierda neoliberal" (ex NuevaMayoría: PPD, PS), anulando la segunda papeleta para no respaldar la trampa. Y votando en una tercera papeleta ASAMBLEA CONSTITUYENTE LIBRE Y SOBERANA, HUELGA GENERAL Y FUERA PIÑERA.

Necesitamos luchar por lo necesario, no solamente por lo posible. Es por eso que hacemos un llamado a la juventud, a la juventud precarizada y a les estudiantes universitarios a sumarse al Comando por la AC libre y soberana, por una tercera alternativa que defiende las demandas de la rebelión. Por no más impunidad para los pacos y Piñera, por NO+AFP, para terminar con la salud y educación de mercado, y para que el pueblo trabajador pueda decidir y no los mismos que quieren reformar el sistema de los 30 años heredados de la dictadura, porque tenemos que terminar con él.


Yuri Peña

Licenciado en Historia. Estudiante de pedagogía en la U de Chile. Militante de VENCER y del Partido de Trabajadores Revolucionarios