Con este comenzamos una serie de artículos derivados de una investigación propia para conocer dónde y en que ramas se concentra clase obrera industrial mexicana.
Martes 15 de noviembre de 2016
La clase obrera industrial en el país está compuesta por millones de trabajadores que en fábricas de distintas ramas producen una enorme riqueza, se encuentra fuertemente concentrada en pocos municipios de distintos estados. Con este comenzamos una serie de artículos derivados de una investigación propia para conocer dónde y en que ramas se concentra la clase obrera industrial mexicana.
Marx había previsto que la dinámica propia del capitalismo genera que la producción tienda a concentrarse en zonas geográficas específicas; la concentración de la industria en ese sentido es una condición natural del sistema. Con el desarrollo del capitalismo, la producción se ha desplazado en función de los intereses y las necesidades de valorización del capital.
La concentración industrial en regiones económicas tiene efectos en lo político, en lo social y puede alcanzar incluso a lo sindical. La capacidad de la clase obrera de organizarse se vuelve patrimonio colectivo de forma mucho más rápida en función de la cercanía que pueda llegar a tener ésta en sus lugares de trabajo. La experiencia de haber participado en un conflicto, como una huelga y la transmisión de esta experiencia se puede potenciar en una región donde la industria está fuertemente concentrada, más aún si se encuentran fábricas de la misma rama industrial, lo cual suele ocurrir.
Al haber gran cantidad de trabajadores industriales concentrados en una misma ciudad o municipio, los lugares de convivencia, el ambiente “obrero” y la confraternización de los trabajadores se potencia. Los lazos que se pueden establecer entre trabajadores pueden pasar de lo social a lo político.
En el sistema capitalista contemporáneo, además de tener en cuenta los factores para el desarrollo del capital, también existe una importancia en garantizar las condiciones óptimas para la localización de la industria. Es decir, que es en función de la posibilidad de sacar mayor provecho de la explotación de la fuerza de trabajo como los capitalistas deciden donde establecerse.
Esto se debe a que por una parte las mejoras en el transporte y la comunicación han reducido considerablemente el tiempo de la circulación de mercancías, mientras existen nuevas formas de automatización de las partes del proceso productivo, es decir que sistemas integrados de forma mecánica se han reemplazado cada vez más por controles electrónicos que permiten facilidades en la producción (se producen en pequeña escala las partes logrando una producción mayor).
Al mismo tiempo, el capital transnacional en la actualidad ha desarrollado una gran capacidad de sacar provecho de estas mejoras en la producción y la circulación de mercancías dados los niveles de organización que han logrado, aunado a los avances en la técnica y la utilización de adelantos computacionales a los procesos productivos.
Así, las grandes empresas se establecen cada vez más en lugares en función de disminuir sus costos relacionados al pago de salarios, buscando países y regiones donde las condiciones de contratación sean flexibles y donde los trabajadores tengan la menor vida sindical activa posible.
Además de los bajos salario, las empresas trasnacionales que operan en el país buscan sacar provecho de los distintos acuerdos y tratados económicos que tiene México en pos de atraer inversión, esto explica que nuestro país aún con la dinámica internacional de muy bajo crecimiento, mantiene ramas dinámicas con inversión productiva importante.
La clase obrera mexicana de la manufactura por región
Siguiendo la argumentación previamente desarrollada, podremos observar como la industria tiende a concentrarse en regiones donde se puede extraer mayor plusvalía de la clase obrera. En el norte del país, más aún en la frontera con Estados Unidos, cientos de miles de personas provenientes de los estados más pobres de México y de otros países de Latinoamérica, los cuales buscan (o buscaban) cruzar la frontera se ven forzados a buscar trabajo en las maquilas que operan en la zona, dada la imposibilidad de cruzar (sea porque se les terminan sus recursos y no pueden pagar un “coyote” o porque su intento ha sido fallido).
Esta situación dota a la región de mano de obra potencialmente súper explotable que es aprovechada por grandes empresas ensambladoras principalmente de capitalistas norteamericanos. De este modo, es claro que la clase obrera en el corredor fronterizo resulta muy atractiva para el capital trasnacional.
Podemos observar en el mapa como la clase obrera -con la salvedad que está incluida dentro del “Personal Ocupado” y esta variable no deja fuera trabajadores eventuales y temporales en los censos- está concentrada en los estados fronterizos y en la zona centro de la república.
Llama la atención que sean Baja California, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León cuatro de los seis estados fronterizos que concentran entre 240 y 530 mil trabajadores. Claramente podemos observar la enorme concentración que estas cifran representan, sin embargo más llamativo aún es ver que de estos estados (que geográficamente son muy grandes) la producción está concentrada en unos cuantos municipios pequeños.
En el caso de Chihuahua, es Ciudad Juárez el municipio que mayor producción de manufactura concentra, en el caso de Baja California es Tijuana, así, encontramos un reducido número de ciudades fronterizas que se han convertido en “ciudades fábrica”, donde las industrias trasnacionales despliegan inversión y construyen plantas industriales.
Esta localización espacial no es fortuita, responde a la reconfiguración industrial que ha sufrido el país en las últimas décadas. Es en el periodo reciente donde se ha acentuado la localización de la industria en el norte en particular por parte de inversiones de empresas transnacionales que exportan al mercado estadounidense toneladas de mercancías todos los días.
Ahora bien, en el centro del país hay estados donde la tendencia de concentración obrera ha aumentado como lo son Querétaro, Jalisco o Guanajuato, sin embargo en la zona metropolitana de la Ciudad de México la tendencia es decreciente. No obstante, dada la extensión geográfica de la Ciudad de México y de los municipios industrializados del Estado de México, la concentración obrera sigue siendo relevante.
En el siguiente cuadro se muestra la concentración de los trabajadores por estado agrupando estos por región geográfica.
En el cuadro observamos como el peso del personal ocupado en las regiones noreste, así como del centro ha aumentado en quince años; esto ha sido compensado con una disminución de la cantidad de trabajadores en la zona centro metrópoli.
La industria se ha desplazado al norte del país mientras que la Ciudad de México y estados aledaños si bien han perdido peso siguen concentrando casi una cuarta parte del personal ocupado en México.
En la región noroeste son Chihuahua y Baja California quienes concentran la mayor cantidad de trabajadores, entre estos dos estados fronterizos suman casi un 15% del total de trabajadores del país, con Ciudad Juárez y Tijuana como las ciudades con mayor concentración industrial respectivamente.
Para 2013, el Estado de México es la entidad que más trabajadores concentra del país con un 10.5%, seguida de Nuevo León con un 8.34%, en tercer lugar aparece Jalisco con un 7.69, después Chihuahua con un 7.38 y el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) con un 7.12.
Entre estos cinco estados de 32 suman el 41.03% del total, si sumamos los dos estados que siguen en cuanto a concentración industrial se refiere (Guanajuato con 6.78 y Baja California con 6.36) llegamos a la cifra de 54.17%. Es decir que la clase obrera se encuentra fuertemente concentrada en únicamente 7 entidades, en estás a su vez es en algunas ciudades donde encuentra la mayor parte.
La entidad que experimenta la disminución más importante es el Distrito Federal que pierde en estos quince años 4.65 puntos porcentuales. Sin embargo hay que tomar en cuenta que es una entidad muy pequeña en términos de extensión territorial con industria fuertemente concentrada en algunas delegaciones algunas de las cuales, son altamente productivas.
Los estados que más aumentan su participación en cuanto a personal ocupado (alrededor de un punto porcentual en estos 15 años) son Baja California, Nuevo León, Coahuila, Querétaro y San Luis Potosí. Un estado que disminuye su participación pero que destaca con alta concentración es Puebla. Uno de los estados por fuera de estas regiones que son importantes a considerar es Veracruz que llega casi al 3% dadas las actividades productivas vinculadas al petróleo que se realizan ahí.
Ahora bien, cuando hablamos de clase trabajadora hay que considerar a los trabajadores de las fábricas, pero también en las minas o construcciones, así como a los trabajadores que se emplean en la extracción y procesamiento de recursos energéticos (petróleo, electricidad, agua, gas), los cuales no están contemplados en este primer artículo.
Además, como clase trabajadora también hay que contemplar a los trabajadores de los servicios: centros comerciales como Walmart o Costco, restaurantes de comida rápida como McDonalds, telecomunicaciones como Telmex o Call Centers como Atento, trabajadores de la educación en primarias, secundarias, universitarios, trabajadores de los transportes.
Así también, los trabajadores del metro, de la salud en los hospitales, bancarios como los cajeros de Bancomer, de la recolección de residuos, de los puertos y aeropuertos, de centros de entretenimiento como cines, los trabajadores de los grandes hoteles, entre muchos otros incluyendo sectores que trabajan en oficinas, y por supuesto los trabajadores estatales de las distintas dependencias que permiten el funcionamiento del Estado.
De conjunto los trabajadores del campo, de la industria, de la construcción, de los servicios, del comercio y del transporte representan una enorme fuerza social (tanto cuantitativa como cualitativamente) que con la enajenación de su trabajo día tras día posibilita el desarrollo de la sociedad capitalista.
Y por su peso objetivo, es determinante para transformar la realidad: si los trabajadores se organizan pueden paralizarlo todo y arrastrar tras de sí a millones de campesinos, pobres urbanos o sectores medios para enfrentar a los grandes capitalistas y su gobierno.