A próposito del estreno de la última película de los hermanos Dardenne, Dos días y una noche, en Argentina el pasado 22 de octubre, republicamos este artículo de La Izquierda Diario Chile.
El papel protagonista recae en la actriz Marion Cotillard, quien fue nominada este año a los Oscar por dicha interpretación. Su segunda nominación luego de que obtuviera el galardón el 2008 por “La Vida en Rosa”, interpretando a célebre cantante Edith Piaf.
Miércoles 28 de octubre de 2015
Para esta ocasión, la cinta nos muestra con tono minimalista -como es común en el cine de los Dardenne- la vida de Sandra, una mujer que trabaja en una fábrica de paneles solares, que luego de meses con licencia médica -producto de una depresión- recibe la noticia de que es despedida. Esto, con motivo de que la empresa donde se desempeña, ha constatado que el mismo trabajo que realizan 17 personas, lo pueden hacer 16, prescindiendo de sus labores. A esto se le suma un bono otorgado a cada uno de las y los trabajadores, si es que aceptan su desvinculación.
Para evitar su despido Sandra habla con el dueño de la empresa, quien le dice que la única forma de que ella vuelva entrar, es repitiendo la votación entre sus compañeros y compañeras de trabajo a favor de ella, y aceptando perder el bono otorgado.
Es así como Sandra, junto al apoyo de su esposo y familia, tendrá que realizar el arduo trabajo de ubicar a cada uno de sus compañeros de trabajo, convenciéndolos de lo importante que es para ella conservar su empleo y que desistan de la bonificación. Para dicho objetivo solo tendrá un fin de semana.
Precariedad laboral
A través de la película, podemos ver representada la realidad de millones de trabajadores que se encuentran sumergidos en la precariedad laboral, donde los proyectos personales o las necesidades familiares, deben ser postergados en virtud de salir al paso de las necesidades básicas. Es así como los trabajadores se encontrarán atravesados, por un dilema terriblemente complejo al que los empuja la empresa, frente a los dictámenes que impone, y que sin dudar, utiliza estrategias para abaratar costos y hacer recortes, provocando la división.
Por otra parte también muestra la realidad de miles de trabajadores que deben subordinarse al régimen alienante de trabajo y postergar su salud –en este caso psicológica- en virtud de mantenerlo, pero que en un gran número de casos resulta imposible, y donde el régimen capitalista de producción, no contempla ni asegura la salud del trabajador o la trabajadora.
Crisis del capitalismo y solidaridad de clase
La película refleja con sencillez la vida de las trabajadoras, que como muchas son madres y deben lidiar frente a los embates de la crisis capitalista mundial, y los márgenes de la legalidad del trabajo que hace y deshace a su antojo. Muestra como la crisis que viven las grandes potencias que se encuentran en una tensión geopolítica actualmente, están lejos de caer sobre las grandes industrias y los empresarios, sino que más bien, terminan cayendo en las espaldas de cientos de miles de trabajadores que son desvinculados diariamente, y puestos a la deriva. También muestra la solidaridad entre trabajadores, que pueden colocarse en el lugar de su compañera, y rechazar cualquier incentivo de la empresa, más allá de las cuentas, sus proyectos, incluso sus necesidades mínimas, donde el desempleo y la inestabilidad laboral se encuentran a la vuelta de la esquina.
La idea que nos deja los hermanos Dardenne, es la crisis que cruelmente viven los y las trabajadoras del mundo entero, pero que al mismo tiempo –y de manera profunda- desmitifica la imagen individualista y poco solidaria del obrero con su clase. Esa imagen donde los sobresaltos de este sistema que tambalea, no solamente son capaces de evocar la parte más deshumanizada del trabajador, sino por el contrario, el lado más humano y solidario con sus compañeros y compañeras con los que diariamente sale trabajar.