A 35 años de la guerra, la Izquierda Diario presenta un especial sobre Malvinas con notas sobre historia, política, cultura, análisis y opiniones.
La Izquierda Diario @izquierdadiario
Sábado 1ro de abril de 2017
Este domingo se cumplen 35 años del desembarco de las fuerzas militares argentinas en las Islas Malvinas. El intento de recuperación de las mismas fue llevado a cabo como una maniobra política desesperada por parte del régimen militar argentino, que se debatía en una profunda crisis económica y social.
Una crisis que, pocos días antes, había dado lugar a una masiva movilización y a un paro nacional contra el Gobierno militar. Esa enorme movilización terminó con una dura represión. Pero la misma mostraba ya el abierto cuestionamiento a un régimen que hundía al país en todos los sentidos.
El desarrollo de la conflagrafación dejaría expuestos una serie de puntos centrales en lo que hacen a la relación entre una potencia imperialista como Gran Bretaña y un país semicolonial como la Argentina.
La guerra pondría al desnudo la enorme irresponsabilidad el régimen genocida de Videla, Viola y Galtieri, que se lanzó a la guerra de manera aventurera, basándose en una serie de cálculos complemente erróneos sobre como actuarían las potencias, en particular Estados Unidos.
La guerra dejó el desnudo, además, la impotencia y cobardía de las mismas fuerzas armadas que, durante los 6 años previos, habían desarrollado una política genocida contra el pueblo trabajador.
Las mismas fuerzas represivas que montaron los centros clandestinos de detención y realizaron un plan sistemático de desaparición, torturas, robo de bebés y latrocinio de los bienes de quienes eran secuestrados, se rindieron cobardemente frente a las fuerzas británicas. La oficialidad que se ufanaba de su rol en lo que fue llamado “guerra anti-subversiva”, demostró una cobardía enorme, con ejemplos de un patetismo extremo como el de Alfredo Astiz, que se rindió sin prácticamente disparar un tiro.
Pero la guerra dejó al desnudo que Malvinas era -y sigue siendo- una demanda de amplias capas de la población. La enorme solidaridad que se desarrolló en todo el pueblo en relación al conflicto, las movilizaciones de apoyo, la aparición de voluntarios que se enlistaban para pelear, entre otras cosas, demostraron que la causa de las islas era una causa nacional. Era la causa contra una de las grandes potencias que, históricamente, había impuesto sumisión al país. Esa simpatía antiimperialista también se vio reflejada en la solidaridad de otros pueblos latinoamericanos.
El enfrentamiento entre una potencia imperialista -que aun hoy sigue sosteniendo posiciones coloniales- y una nación oprimida como Argentina, implicaba una guerra justa por parte de nuestro país. Eso, a pesar de la decisión aventurera de la dirección de las fuerzas militares.
Desde 1982 en adelante, cierto progresismo crítico de la guerra, se mostró favorable a rendir armas ante esa misma potencia imperialista, en aras de lograr la paz y la democracia. La crítica a la política de la dictadura se convirtió en la crítica a la guerra misma y a su contenido. Es decir, primó la naturalización de la dominación imperialista.
En este dossier, que La Izquierda Diario publicará entre hoy sábado y mañana domingo, abordaremos algunos de esos aspectos.
Recorreremos la política de los diversos Gobiernos luego del retorno del régimen democrático alrededor de Malvinas. Plantearemos, asimismo, que la posibilidad de ganar la guerra no era una utopía imposible.
Abordaremos además, un análisis del accionar de los grandes medios durante el conflicto, y daremos cuenta de algunas de las consecuencias del mismo en la cultura del momento.
En este dossier también señalaremos aquello que nos dejó Malvinas como una suerte de tarea pendiente. Entre ello, las denuncias sobre las torturas ejercidas por la oficialidad contra los soldados, pero también la discusión y el reclamo por los 123 soldados muertos que siguen sin ser identificados.
El debate sobre Malvinas remite, indefectiblemente, a la relación del país con el imperialismo. Remite, asimismo, a qué clases sociales son capaces de avanzar en el camino de superar esa subordinación. Debatir estos aspectos es una cuestión central que cruzará el dossier que La Izquierda Diario presenta a sus lectores este fin de semana.