Tras el ataque de Trump con misiles en territorio sirio, por presuntos puestos de EI, se realizó una reunión bilateral Rusia-EEUU de emergencia sin muchos resultados.
Martes 18 de abril de 2017
Los ataques de EEUU sobre Siria profundizó la tensión entre el país norteamericano y Rusia, quienes se reunieron en Moscú sin despertar muchas expectativas dada la relación de Rusia con el régimen sirio de Bashar Al Assad, aunque de todos modos, con el bombardeo estadounidense este ingresa innegablemente a las negociaciones sobre el futuro sirio.
Finalmente la mentada reunión terminaría el pasado miércoles sin grandes anuncios. Rex Tillerson, mandatario estadounidense, ofreció una conferencia de prensa junto con el canciller ruso Sergei Levrov en la que dieron muestra de bajar los niveles de tensión sin grandes acuerdos concretos, más que una visión unitaria contra el terrorismo y el desarme nuclear de Corea del Norte, otro de los puntos de la reunión.
Sin grandes acuerdos sobre los principales elementos de conflicto entre ambos países, la reunión dio cuenta de que, como sintetizó Lavrov en la previa a la reunión, “Washington se está comportando de manera impredecible”, cuya intervención militar, efectivamente, implica un liderazgo mas impredecible de la principal potencia mundial, y que con Trump a la cabeza se refuerza un escenario internacional con mayores tensiones y conflictos de mayor magnitud.
Este ataque militar con misiles a las bases del régimen de Al Assad, dio un mensaje claro sobre como quiere incursionar Trump en el tablero internacional para sostener a EEUU como potencia mundial, buscando bloquear las aspiraciones de sus adversarios. Otra muestra del “estilo” Trump es el paso de fuerzas navales estadounidenses cerca de costas norcoreanas.
La ofensiva de Trump en el terreno internacional contrasta con lo que muchos analistas habían previsto de su gobierno, pensando en un gobierno de carácter aislacionista. Todo lo contrario, el nacionalismo económico de Trump implica una política aún más agresiva en el plano externo, el cual es guiado por el unilateralismo militarista.
Con una política imperialista más ofensiva, se hace más necesario redoblar el internacionalismo y el imperialismo. La etapa que abre el asenso de Trump al poder de la principal potencia imperialista no hará mas que profundizar las crisis y el desarrollo de nuevos fenómenos políticos, abriendo la posibilidad a mayores respuestas de los miles de afectados por la opresión imperialista. Esta situación abre la urgencia de prepararse y desarrollar partidos revolucionarios a nivel internacional, además de una organización internacional para la revolución socialista.