Sábado 8 de noviembre de 2014
Cuéntanos: ¿de dónde vienes y por qué decidiste migrar a Argentina?
J y S: Vinimos del Ecuador a realizar estudios de posgrado
N: Mi nombre es Natalia, soy colombiana, y hace 6 años que vivo en Buenos Aires. Yo había estado en Argentina inicialmente en el año 2003 en mi primer viaje sola por el cono sur, tenía 21 años y recuerdo que la primera imagen que me impactó de Buenos Aires fue mientras caminaba la feria de San Telmo, ver tanta diversidad de gente, de rostros, de idiomas me hizo pensar en una Gran Babilonia. Hay que decirlo, me gustó en primera instancia por una cuestión si se quiere de estética.
Al terminar mi Licenciatura, empecé a buscar un lugar por fuera de Colombia para realizar mi Maestría, lo hacía por dos motivos, uno, porque en realidad quería salir de mi país y conocer otra cultura, otras costumbres... y la segunda, quizás la más fuerte, porque en Colombia no se puede estudiar maestrías ni doctorados, la educación en Colombia es altamente costosa, solo estudia quien pueda pagarlo o quien opta por endeudarse con los créditos eternos y tramposos que brinda el Estado colombiano.
Así pues, conservaba ese recuerdo de una argentina amable, esa que había visitado en el 2003, y en ese primer recuerdo, empecé a buscar información sobre maestrías en las universidades de Argentina, y entonces, encontré que en los diferentes blogs o páginas había un mismo mensaje, “que Argentina era uno de los pocos países en América Latina que abría sus puertas a la migración, que gustaba de recibir a turistas y migrantes, porque a base fundante de su historia es gracias a los migrantes”.
Ese primer recuerdo se complementó con mis búsquedas académicas, la historia del pueblo argentino me atraía, los anarquistas de principios del siglo XX, los movimientos de derechos humanos, la lucha por la justicia, la memoria y la no impunidad por los crímenes perpetrados por los militares en la década de 1970, la resistencia y el cacerolazo del 2001, la movilización social, los procesos organizativos, barriales, así como la producción artística, me parecía un país rico en cultura, su música, sus escritores y poetas, el cine argentino de alto renombre e historia. Además del renombre en términos académicos. Creo que todas esas cosas al final confluyeron para hacerme dar el gran peso de venirme para acá.
E: Mi nombre es Enrique, vengo de Colombia. Hace 6 años que vivo en Buenos Aires, Argentina. Vine por dos razones fundamentales: una, la posibilidad de estudiar a bajos costos en contraste a la realidad colombiana donde la educación es cada días más costosa e inaccesible. Una política de cŕedito y endeudamiento en el caso de Colombia en comparación a una política de educación pública, gratuita y de bajos costos en maestrías y doctorados en el caso de Argentina. Dos, por su cultura, sus escritores, su musica, sus intelectuales. Esa combinación de educación accesible y un escenario de cultura, academia y debate intelectual y político hicieron que optara por venir a este país.
¿Qué piensas acerca de la figura incluida en el nuevo código procesal penal, que habla de expulsión a los extranjeros que sean sorprendidos cometiendo un delito en el suelo argentino?
J y S: es xenófoba porque refuerza el estereotipo del migrante pobre que viene de países "más" pobres que la Argentina: Bolivia, Perú, Paraguay, Haití... Esto implicaría que los migrantes pueden ser inculpados con mayor facilidad.
N y E: Primero habría que determinar qué se entiende por delito. Es un código procesal tramposo, que puede conducir a que se pierda de vista la diferencia entre un homicidio a un corte de ruta, un lavado de dineros del narcotráfico a una protesta social, un robo común a una huelga por parte de trabajadores migrantes. Creo que lo primero que habría que aclarar entonces es qué es lo que entiende el gobierno argentino por delito.
Por otro lado, sentimos que hay una mezcla de varias cosas, hay un profundo sentimiento xenofóbico de responsabilizar al extranjero de la inseguridad, del narcotráfico, y de un montón de delitos que afectan la sociedad argentina. Sin negar que existen estos delitos, el error es convertir a los migrantes como los únicos y exclusivos responsables de los mismos, algo que no es tan cierto, y eso nos parece que va en contra del propósito lindo de lo que está consignado en el preámbulo de la Constitución Argentina: “... con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.
¿Cuál consideras que es el objetivo por el que el gobierno decide introducir esta reforma?
S y J: Es la búsqueda de un chivo expiatorio que desvíe la mirada hacia problemas menores.
N: Creo que se externaliza la responsabilidad que le compete al Estado y/o a las instituciones competentes del tema que en los últimos años ha sido tan mediático como lo es la inseguridad. Al externalizarse la responsabilidad todos los males que aquejan a un país son atribuidos a los migrantes.
En momentos de crisis siempre se recurre a la construcción de un responsable externo que resulta “más fácil” sea un sujeto desterritorializado, negado como un par, negado como un otro y en este caso consideramos que responde a eso. Nos preocupa si todos los extranjeros que delinquen sean personas naturales o jurídicas van a ser tratadas de la misma manera. Y ahí “nos inquieta” el si va a ser lo mismo con las empresas transnacionales.
Desde tu lugar de migrante, ¿Cómo sientes la reforma? ¿Consideras que es una política que estigmatice o genere discriminación hacia los inmigrantes?
S y J: Es completamente excluyente, o quizá debería decirse que es una inclusión negativa. Se coloca en la causa del delito al Otro y lo convierte inmediatamente en "sospechoso". Pero no se trata de cualquier "otro", se trata del migrante latinoamericano, afrodescendiente pobre; si ese "otro" fuera europeo o norteamericano, esta reforma no se habría planteado
N y E: Si esto no es bien definido, claramente se da una repotenciación de la xenofobia hacia el migrante, y aquí también habría que decir que la xenofobia expresada en discriminación y estigmatización, es selectiva. Para no hablar en términos de Argentina como algo absoluto, pues desconocemos la dinámica de las demás provincias, hablamos desde el lugar que hemos habitado estos 6 años, Buenos Aires, la capital. Y es que, pareciera haber migraciones aceptables y heroicas, y otras, en cambio son vergonzantes.
La migración europea que propicia un argentina “blanca” en términos no solo de fenotipo sino de la cultura, se opone a esa migración latinoamericana, africana y asiática que “oscurece” y “lumpeniza” lo que se ha considerado es la cultura argentina. Es volver a esa dicotomía discursiva colonial de civilización o barbarie.
Y es que el desprecio hacia ciertas comunidades y colectividades se reciclan, reconfiguran y repotencian en tiempos de aparente crisis social, hoy día expresado en el discurso mediático de la inseguridad. Y son ciertas colectividades o comunidades las que sufren la adjetivación negativa, porque el peruano no es peruano, es ladrón, el boliviano es “bolita”, el paraguayo o paraguaya es borracho y puta, el colombiano es narco y sicario; y sin embargo, con esta última hay un aparente rechazo moral y ético por lo narco, pero como dijimos es solo eso, aparente porque la condena moral es hipócrita en tanto termina cuando esos dineros entran a circular en la economía argentina.
Por último, consideramos que habría que ver qué se entiende por migrante: su origen, su actividad económica, su rol social, su aporte al país, su permanencia. No se nos puede olvidar que este es un país de migrantes y de hijos de migrantes; apellidos como Berni, Massa, Kirchner, Kicillof, Macri, Scioli son una muestra clara de lo que significa ser migrante o descendiente de migrante, yo me pregunto ¿qué pasaría si esa ley fuera retroactiva y tuviera implicaciones para los descendientes?