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Red Internacional
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Panorama Económico. Economía mexicana: el 2016 para la clase trabajadora

Durante el 2015 vivimos el circo maroma y teatro de la economía mexicana para sortear las dificultades internacionales, ¿qué nos dejó esta economía? y ¿qué nos entrega a las y los trabajadores?

Miércoles 6 de enero de 2016

Este 2015 trajo fuertes movimientos en el terreno económico, durante el año pasado vimos subir el precio del dólar a niveles nunca antes vistos, bajar los precios del petróleo a niveles históricos y el repunte de industrias como la automotriz, que poco a poco se ha ido consolidando como el eslabón fuerte de la economía mexicana.

A continuación, un resumido recuento de esta transformación y movimiento de la economía mexicana, y su expresión en el año viejo 2015. Con este breve artículo se pretende abrir la puerta para echar un ojo y pensar que economía queremos y necesitamos los trabajadores y los sectores populares en este 2016.

Hagamos memoria

Desde poco antes de la crisis de 2008-2009 la economía mexicana se ha venido modificando en su estructura, encaminándose en el sendero que la economía del gigante del norte marca para lograr su recuperación, la industria mexicana, la banca, la inversión, la recaudación, solo por mencionar algunos rubros, se han visto modificados y han tenido que reestructurarse en función de lo que el imperialismo estadunidense requiere para su recomposición.

Si bien, México alcanzó a librar las tendencias catastróficas de la crisis, esto fue gracias a que la subordinación al imperialismo fue contundente. La Industria Maquiladora de Exportación (IME) que desde los años noventa sostenía buena parte de la economía mexicana e intentaba ser el sustituto para la exportación de materias primas y petróleo, destapa su transformación en una industria más especializada y relocalizada. La industria autopartista, de electrónica y nanotecnología entre otras, emergen con mayor inversión extranjera, más tecnología y arrimándose al sur, las nuevas ramas que se desarrollan buscan un lugar con más jerarquía en la cadena de valor de la producción internacional.

La productividad regresó a la escena, con la reestructuración de la industria en el país, también pasamos a ser el país más productivo y peor pagado según datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), son más de 42 millones de mexicanos los que se encuentran laborando en el sector secundario y terciario (industria y servicios). Los trabajadores mexicanos dan ganancias a sus patrones en un promedio de 42.000 y 37.000 dólares por trabajador al año, sin embargo el salario mínimo hoy se cuantifica en 73 pesos al día.

Del 2015 al 2016

Este 2015 a raíz de las modificaciones estructurales arriba mencionadas y en vista de la creciente subordinación a la economía estadounidense, marcada por la imposición de las reformas estructurales y las medidas de ajuste para sortear las convulsiones de la economía internacional de 2015, deja mucho qué pensar sobre el rumbo que pueda tomar la iniciativa económica que la burguesía nacional y los partidos del régimen (PRI.PAN y PRD) implementarán para salvar sus cabezas este 2016.

Durante el 2015 vimos cómo a partir de la caída de los precios del petróleo que generaron controversia internacional y particularmente a países como el nuestro que son mayoritariamente dependientes de los ingresos petroleros, el gobierno federal y sus instituciones económicas comenzaron a replantear lo sería el marco general de la economía mexicana.

Si bien no vimos devaluaciones anunciadas, quiebras de bancos o cierres de fábricas generalizados, se dieron pasos en la recomposición de la estructura económica en pos de generar mayor apertura a los capitales internacionales. La aplicación de la reforma energética, la atracción de inversión, los recortes al presupuesto, todas estas medidas que garantizan la estabilidad macroeconómica para el empresariado, no así la de las familias mexicanas.

El intento del gobierno federal por atraer Inversión Extranjera Directa (IED) que hiciera contrapeso a la baja clara y tendencial de los ingresos petroleros, se generó poniendo como garantía las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, que hoy producen más y con su salario les alcanza para menos, al igual que el territorio nacional y sus recursos naturales, la clase obrera mexicana fue puesta a la venta. Generando empleos vía outsourcing, mal pagados, sin seguridad social y con terribles condiciones laborales, los grandes capitales extranjeros -y también nacionales- succionan la vida de las y los trabajadores para garantizar sus exorbitantes ganancias.

El dólar sigue por las nubes acercándose cada vez más a los 18 pesos al tipo de cambio, los barriles de petróleo aunque si bien han tenido algunas recuperaciones, mantienen tendencia a la baja a pesar de la subida en las tasa de interés en Estados Unidos. Las reservas internacionales en el caso de nuestro país se han caído a últimas fechas como en 21 años no lo hacían, la defensa del peso y la caída del petróleo siguen golpeando fuerte a nuestra economía.

A pesar de la existencia de una clase media profesionista que tiene un alto nivel de consumo y sobre la cual se ha posado el régimen encabezado por Peña Nieto para mantenerse con vida durante las tormentas, esto no salvará al conjunto de la clase trabajadora, es la forma de producción la que debe ser modificada.

Hasta ahora las maniobras del gobierno federal han funcionado para retocar los números y han llevado a México a permanecer un tanto alejado de las catastróficas predicciones que hay para algunos países de América Latina en este 2016, tal es el caso de Chile y Brasil donde se prevé un decrecimiento de 4%.

Sin embargo, la salida que da el gobierno federal a los problemas económicos salva en el corto plazo a la economía nacional y los indicadores macroeconómicos, sin embargo ¿Qué esperamos las trabajadoras y los trabajadores para el 2016?

Otra mirada

El estancamiento económico amenaza,el crecimiento pronosticado de 2.7% se encuentra muy por debajo del 3.5% proyectado para la economía mundial y el 4.5% de los países en vías de desarrollo; sin duda también números muy lejanos de los necesarios para satisfacer las necesidades básicas, de empleo, educación y salud que las familias mexicanas no ven hace muchos años, eso sin mencionar las desigualdades y la corrupción que implica el reparto de la riqueza.

Mientras las contradicciones entre la economía real y la financiera permanezcan será complicado salir del espiral deficitario que el régimen mexicano enfrenta; la guerra por mantener a flote las divisas y la caída de los precios del petróleo han demostrado que para este gobierno la única salida es la subordinación a los planes del vecino del norte dando un salto adelante en la dependencia económica. Cuidando sus intereses y los propios pisoteando los derechos de las y los trabajadores.

Pero esto no significa que no exista una salida distinta, los tropiezos de esta economía, abren la puerta para mirar con otros ojos, -los de las trabajadoras y los trabajadores de México y el mundo- las reglas del juego de la economía capitalista, las que ningún patrón o partido del régimen quiere quebrar y mucho menos echar abajo.

Si las y los trabajadores que son aquellos que generan con su trabajo la verdadera riqueza se proponen echar abajo estas reglas, terminar con el saqueo del imperialismo, acabar con la apropiación de la renta agraria y de los recursos naturales por unos cuantos, aniquilar los lujos de la clase política y sus exagerados salarios, echar abajo el monopolio del comercio exterior, establecer bancas estatales únicas, establecer impuestos progresivos a las grandes fortunas, abrir los libros de contabilidad de las grandes empresas, entre otras medidas, haremos que la crisis la paguen los patrones y toda la clase capitalista.

Hoy, los mercados internacionales vuelven a temblar con el anuncio de la economía china sobre su suspensión de actividades en la bolsa tras una caída de 7%, la débil actividad manufacturera del país ha empezado a presionar fuertemente la economía financiera que ve huir a los capitales inversores.

Aunque logró sortearse el primer bache del año, el panorama es crítico, la organización de las y los trabajadores será de vital importancia para lograr que la crisis que la misma clase capitalista generó la paguen ellos y no la clase trabajadora. Solo un gobierno de las y los trabajadores podrá implementar medidas para que esta vez, la crisis la paguen los patrones.