El miércoles 20 de abril comenzó la extracción de unos 3.600 barriles diario de petróleo del campo Ishpingo, que integra el bloque ITT del parque amazónico Yasuní. El gobierno de Guillermo Lasso con una agenda neoliberal, capitalista y extractivista se propone cumplir su promesa de campaña: duplicar la producción petrolera en el país. Todo para responder a los intereses del capital, las transnacionales y sus pactos con el FMI.
Martes 24 de mayo de 2022 10:50
En las entrañas de Yasuní se encuentra la mayor reserva de crudo de Ecuador, y dentro del Parque nacional, en el campo Ishpingo Tambocoha-Tiputini (ITT), existe el 18,3% de las reservas de explotación petrolera del país. La reserva de biosfera Yasuní se encuentra en la región amazónica en el norte de Ecuador. Es una área protegida, y está catalogada como una de las zonas con mayor diversidad por metro cuadrado del planeta, además de que en el territorio existen varios pueblos en aislamiento voluntario o pueblos no contactados.
El presidente Guillermo Lasso, quien llegó con promesas de incrementar la ganancia del capital privado, nacional y extranjero, entre diferentes políticas aplicables a favor de los capitalistas impulsa políticas extractivista. Pero este proyecto no es original de Lasso, en el 2013 el ex presidente Rafael Correa había dado los primeros pasos para la explotación petrolera de esta región ecuatoriana con el argumento de que el país necesitaba más inversiones extranjeras, teniendo como consecuencia el descontento de movimientos ecologistas, primando la obtención de capital a través de la explotación con el costo del sacrificio de los recursos naturales no renovables.
Esta vez Guillermo Lasso lo presentó con el “Informativo Decreto 95 ¡A tiempo!”. El plan para conseguir esta meta incluye:
- Reformas a la Ley de Hidrocarburos y su Reglamento (en ejecución);
- Revisión prioritaria de procesos de permisos y licencias ambientales pendientes para que se resuelvan en un plazo máximo de 90 días;
- Celebración de contratos de participación con cláusulas de estabilidad económica que trasladan al Estado el costo de los riesgos, incluso de factores exógenos.
El pasado 13 de abril de 2022, –informó el diario El Universo– Guillermo Lasso y autoridades el Ministerio de Energía y Minas y de Petroecuador “abrieron la válvula del pozo A005 en la plataforma del campo Ishpingo, del cual se espera una producción de más de 3 mil barriles diarios de petróleo, enmarcados a la meta del Gobierno de duplicar la producción petrolera del país”. Marcando con el Decreto 95 el precedente para avisar que las decisiones posteriores pondrían en riesgo las áreas protegidas y buscarían las mejores condiciones para las acciones extractivistas.
Si Correa abría la explotación del petróleo en Yasuní con el viejo discurso de la “necesidad de inversiones extranjeras” para el país, para Lasso se trata de hacerlo frente a sus compromisos con los acreedores internacionales de la deuda externa.
De tal manera, todo este proyecto va acompañado de los compromisos y las buenas relaciones que el gobierno desea mantener con el Fondo Monetario Internacional, con un pacto que comenzó el gobierno pasado y un préstamo que compromete al Estado a seguir las fórmulas económicas que han provocado consecuencias económicas y sociales desastrosas para el pueblo y la clase trabajadora ecuatoriana. Además Lasso ha prevendido parte de esta producción, que todavía no extrae, a países como China con quien tiene una deuda por más de 5 mil millones de dólares.
¿Qué consecuencias tendrá toda esta orientación política?
Este avance de la explotación petrolera, cuando una encuesta del 2013 indicaba que más del 97% de la población ecuatoriana estaba a favor de dejar el petróleo bajo tierra, tiene como grandes consecuencias arrasar con los bienes naturales y los propios territorios de las comunidades indígenas, se da en un contexto internacional donde el imperialismo intenta reforzar su injerencia en América latina.
La actual guerra en Ucrania que amenaza afectar el suministro de petróleo en distintas partes del mundo es el clima propicio que buscan las grandes transnacionales petroleras y potencias imperialistas para avanzar en la explotación de los hidrocarburos en nuestro país, todo destinado para saciar sus ganancias e intereses geopolíticos con las consecuencias devastadoras y más miseria para nuestros pueblos. Son momentos que aprovechan las empresas transnacionales y sus gobiernos aliados para avanzar en sus planes capitalistas, de explotación y sus políticas extractivistas que responde a la maximización de las ganancias.
Este es el destino que busca el imperialismo para nuestros países. Como ya describía en su momento a nuestra región Eduardo Galeano, en su famoso libro “Las Venas Abiertas de América Latina” en la década del 70: “Es América Latina la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo, la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo.”
Karl Marx planteó en una conocida cita que el capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano. Así entre las consecuencias de esta actividad de extracción de recursos en el modo de producción capitalista se ven reflejados: la destrucción de una de las reservas con mayor diversidad causando daños irreparables a la naturaleza, y la afectación a las poblaciones que habitan las zonas. Podemos profundizar y encontrar puntos de interés en el artículo ¿Qué es el extractivismo? Apuntes críticos para un debate necesario publicado en La Izquierda Diario donde se analiza con más extensión y desarrollo, desde el punto de vista marxista, todo lo que envuelve la política extractivista en el capitalismo.
Un llamado para poner en pie un movimiento antiextractivista y el capitalismo
El movimiento anti extractivista es un buen punto de encuentro para comprender cómo las problemáticas sociales deben ser entendidas siempre a través de la interseccionalidad. No hay problemas que se paren por si solos, o existan sin depender de otros. Y de la misma forma debemos nosotros unificarnos para enfrentar los problemas que vemos en nuestros países. El capitalismo se apoya en el racismo, el patriarcado, el clasismo y varias otras herramientas para dividir y doblegar. Y es lo que tenemos que tener presente para comprender lo que está haciendo el gobierno de Guillermo Lasso.
La explotación del pozo petrolero A005 en la plataforma del campo Ishpingo es un acto en contra de nuestro pueblo, la explotación de la tierra es un reflejo de la explotación de la gente. La agenda de cualquier gobierno neoliberal va a ser explotar al máximo los posibles recursos, sea esto explotación minera, petrolera o de la población, en nombre del avance económico. Durante su campaña con el slogan “el gobierno del encuentro” creó la ilusión de que existiría un diálogo entre los menos representados y el gobierno. Pero como era de esperarse, este no fue el caso y no existe ningún tipo de encuentro, ningún espacio donde esté sea posible, para prevenir la toma de decisiones que resultan perjudiciales para nuestros pueblos y su diversidad que lo componen.
El capitalismo usa como su arma más letal la mercantilización de todos las cosas. Todo en el mundo capitalista se puede comprar o vender, y no existe nada que sea "sagrado". Karl Marx explica en El Capital los varios efectos adversos de este tipo de pensamiento. Y aquí vemos un claro ejemplo. Proteger los recursos naturales, la naturaleza, los ecosistemas y la biodiversidad es imperativo en una época donde el cambio climático amenaza con catástrofes impensables.
Pero esa realidad se ve oscurecida por la incesante búsqueda del progreso en nombre de la economía. Salirse de esta mentalidad es difícil, llegar a pensar que deberían haber cosas "sagradas", entre ellas la naturaleza y les cuerpes, es sumamente importante para empezar a desprenderse de la mentalidad capitalista. La mentalidad que permite que se exploten recursos irremplazables en nombre del dinero. Así como explotan los cuerpos de las mujeres y niñes. Es imposible esperar que un gobierno que está en contra de los derechos reproductivos esté a favor de los derechos ambientales.
El objetivo es explotar de donde sea posible. Y lo vemos también en la explotación de los trabajadores y las tasas de desempleo del país. Los jóvenes lo sienten más que nadie, ya que no les queda un mundo en donde crecer sin ser explotados de alguna forma. Es por esta razón que es tan importante unir fuerzas, porque ellos no discriminan al momento de explotar.
Así mismo el romper lazos con el Fondo Monetario Internacional es una necesidad urgente para la clase trabajadora que se ve afectada directamente por su manera de ejercer control en los países mediante el capital y su matriz de lineamientos de índole capitalista y antiobrera, citando a los compañeros del PTS (Partido de Trabajadores Socialistas de Argentina), hacemos un llamado a tener una postura independiente de los gobiernos que garantizan el ecocidio climático y la avanzada extractivista, y plantear un programa para terminar con la depredación capitalista junto a la clase obrera, los pueblos originarios, la juventud y las mujeres y disidencias en lucha.