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Red Internacional
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Opinión. Editorial de editoriales: del si al no, no sabe, no contesta

A una semana de las elecciones legislativas, certezas e incertidumbres de una olla a presión. Acuerdos y zancadillas de la recta final. Una bancada de la izquierda en el Congreso para lo que viene.

Jesica Calcagno

Jesica Calcagno @Jesi_mc

Domingo 7 de noviembre de 2021

Zancadillas de la recta final

La campaña electoral va llegando a su fin. Nadie se anima a los pronósticos después de la sorpresa y el traspié que dejaron las PASO para el oficialismo. Los indicadores económicos y sociales que dan contexto a la elección siguen preocupando, sobre todo al bolsillo de la clase trabajadora que sigue siendo el gran perdedor. Pasó una semana de protagonismo con la especulación financiera, de quienes presionan a una devaluación. El dólar paralelo llegó a cotizar $200 este viernes, y la brecha llegó a un récord desde noviembre de 2020. El próximo jueves, a horas de la veda, el INDEC dará a conocer la inflación de octubre, y algunos analistas ya proyectan que superaría el 3% mensual.

Los resultados que el gobierno dice que se anotó en la cumbre del G20 en Roma, fueron de corta duración en la agenda pública. Es que nada de lo que suceda antes del 14 noviembre tiene credibilidad. El gobierno y la oposición de derecha, en modo campaña son una cosa, y sin la presión de validarse en las urnas, son otra. El cimbronazo político que vino después del resultado de las PASO, dejó una certeza: la unidad del peronismo no rinde como esperaban y la coalición de gobierno quedó herida para los dos años de mandato que le quedan. Las internas del Frente de Todos, su gabinete, el acuerdo con el FMI, el dólar, la inflación, los consensos con Juntos por el Cambio, cómo va a reconfigurarse el Congreso, son incógnitas que recién podrán empezar a despejarse a partir del 15 de noviembre. Aunque nadie sabe con qué tiempos.

Brenda Struminger en Infobae habla de un cambio del discurso del gobierno, que pasó a exhibir un “moderado optimismo”. Dicen, que por la aprobación en la opinión pública de las medidas que vienen tomando. Sin embargo, Diego Genoud cita algunos sondeos en El DiarioAr, que no son precisamente optimistas. Frente a la pregunta de cómo estará la situación económica en los próximos meses teniendo en cuenta los anuncios del gobierno, la consultora PollData recogió que, en la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, el 70,6% cree que estará igual o peor. Los mismos resultados arrojó el sondeo de Circuitos (71,1%).

Varios análisis afirman que el Frente de Todos apuesta sus fichas a la primera y la tercera sección electoral bonaerense, y tienen expectativas en una remontada en La Pampa que podría permitirles mantener el quórum propio en el Senado.

Pablo Ibáñez, desde El DiarioAr, se pregunta: “¿Qué ocurre si, con el PJ institucional metido de lleno en la campaña, con la maquinaría política peronista en marcha, la elección se pierde igual o peor?”. Es que a pesar del “optimismo moderado”, no se descarta que la derrota del gobierno sea peor. “El 15, sean cual fuesen los números, el primer movimiento oficial será hacerle un ADN al resultado para definir la paternidad/maternidad de la nueva derrota o de un eventual repunte”, vaticina.

En esa preparación del balance electoral, están quienes se adelantaron y se están desmarcando. Son algunos de los dirigentes de la CGT que eligieron este jueves 11 de noviembre para elegir autoridades. La fecha coincide con el cierre de campaña del Frente de Todos en Merlo. Esta semana se publicó un comunicado con la firma de Mario Manrique (SMATA) y Pablo Moyano (Camioneros) titulado “El Frente Sindical advierte: la CGT solamente representa a los trabajadores y trabajadoras”. Allí aclaran “La CGT no es herramienta de ningún partido político. No formamos parte de una estructura partidaria sino que defendemos a la clase trabajadora”. La necesidad de aclarar algo que debería ser obvio, pero no lo es.

Jorge Duarte en IProfesional agrega declaraciones de una fuente que participó de la mesa chica ampliada de la conducción cegetista. “La CGT se va a conducir desde Azopardo, no se conduce más desde Balcarce", le confiaron. Una autoincriminación del rol que viene teniendo la central sindical desde Macri para acá.

Ricardo Carpena analiza en Infobae que “La CGT se unifica para que nadie la deje afuera de las principales decisiones del poder”. Agrega que la unidad se explica porque “todos tienen las mismas quejas contra el Gobierno y necesitan unirse para negociar con una fuerza que sea imposible de resistir”.

Los siempre leales a los oficialismos de turno, hoy parecen replantearse su ubicación por una combinación de factores. Los servicios prestados a la Casa Rosada no alcanzaron para contentar sus aspiraciones de cuotas de poder al interior de la coalición oficial. A su vez, son dardos que parecen motivados por oler una derrota y la necesidad de preparar su propia supervivencia.

¿Juntos a la par?

Del lado de Juntos por el Cambio también hay río revuelto y nadie lo esconde. En Tiempo Argentino hacen un repaso por algunos de sus cruces, teñidos por la disputa presidencial del 2023. Aunque Horacio Rodríguez Larreta se muestre empoderado por el triunfo de sus candidatos (Vidal y Santilli), ni sus socios del PRO ni la UCR piensa dejarle el camino allanado. Las zancadillas internas están a los dos lados de la grieta.

Mauricio Macri, envuelto en la causa judicial de espionaje, aprovechó su aparición mediática para hacerlo explícito. Declaró que “las ideas que expresa Milei son las que siempre expresé yo”. Confesó que tuvieron un encuentro y agregó “ojalá podamos confluir en una propuesta en 2023 única, que ellos se sientan cómodos como para participar”. Javier Milei volvió a quedar en evidencia y no aguantó para mostrar su cercanía con el macrismo, que no considera “casta”. Otro episodio fue un acto en Jujuy, con un Gerardo Morales de la UCR junto a Patricia Bullrich donde se candidatearon mutuamente al 2023 entre halagos y apoyos. Bullrich dijo “Lo veo (a Morales) como uno de los presidenciables de JxC”. El gobernador radical le respondió “Patricia también va a ser candidata a presidenta. Hoy le pregunté si me acompañaría y me dijo sí. Yo también la acompañaría a ella”. Cada uno se encargó de petardear a los presidenciables de su propio partido: Bullrich vs Larreta, Morales vs Manes. La diáspora de candidatos al 2023 de Juntos sigue fluyendo, y ¿hasta Milei? podría anotarse.

Mientras tanto Sergio Massa sigue siendo el vocero que promueve los consensos entre el oficialismo y la oposición de derecha. Fue en un mensaje grabado dirigido a los empresarios reunidos del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). El presupuesto 2022 y el acuerdo con el FMI son los puntos principales. Laura Serra en La Nación dice que, aunque Larreta marcó distancia de la invitación, “el oficialismo atribuye esta actitud (y la justifica) a la campaña electoral. Pero está convencido de que, después de la elección, otro será el cantar”. De hecho confirma que las conversaciones entre ambas coaliciones ya comenzaron. “Tenemos que cerrar la grieta porque si no la Argentina explota. Y si eso ocurre no habrá 2023 para nadie. Tampoco para la oposición”, cuenta Serra que advierten en el oficialismo.

El Frente de Izquierda es la única fuerza política que viene denunciando el consenso del ajuste que prepara el oficialismo con la oposición de derecha en el Congreso. El domingo la izquierda se juega a conquistar una bancada con más diputados y diputadas que expresen los reclamos de la clase trabajadora que no quiere más ajuste ni precarización. En todo el país la izquierda continúa una campaña a pulmón y desde abajo, para fortalecer una tercera fuerza para que la crisis no la pague el pueblo trabajador. Este miércoles convocarán a un cierre de campaña de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.

Cuestiones de fondo, a marzo

Las incertidumbres del futuro inmediato que vendrá a partir del 15 de noviembre son muchas. La campaña oficialista del SI tiene el reverso de un gran NS/NC. ¿Cómo piensa digerir el actual sistema político esta montaña de problemas económicos y políticos? Porque en el medio hay un país quebrado de deudas, y la fractura social de un pueblo trabajador que no quiere más ajuste y empieza a expresar su hartazgo.

Si las incógnitas son muchas, las opciones son bastante más acotadas. Diego Genoud en El DiarioAr pone sobre la mesa dos alternativas para el oficialismo: “ceder ante el FMI ahora y entregarse manso a una transición en la que se da por perdida la elección presidencial o negarse a hacer un ajuste de las proporciones que reclama el mercado y aguantar con el propósito de que la bomba le estalle al próximo gobierno”. Con estos márgenes tan estrechos, se pregunta “de dónde puede sacar la fortaleza el gobierno para soportar la presión sobre el dólar y no ceder a las pretensiones de los accionistas principales del Fondo”.

Las que sí es una certeza es la decisión del peronismo para cerrar un acuerdo con el FMI. En este terreno hay que tomar las disidencias internas del oficialismo por lo que son: un canto, en un video, en un tuit. Ni más, ni menos. Es vox populi que en marzo de 2022 vienen vencimientos de deuda gigantescos, que son impagables.

Es la fecha límite que reconoce el propio Martín Guzmán, entrevistado por Fontevecchia en Perfil. Escueto pero insistente con marzo. “Negociamos con la plena voluntad de llegar a un acuerdo. (…) Queremos lograrlo antes de marzo”; “De aquí a marzo, en los tiempos de la Argentina, es mucho tiempo. Las hipótesis son infinitas”; “Seguiremos trabajando para llegar a un acuerdo antes de marzo”.

Como detalla Guadalupe Bravo en La Izquierda Diario: “si vemos la hoja de vencimientos con el FMI –sin contemplar un acuerdo- y otros organismos internacionales desde el año que viene los compromisos son significativos, más precisamente impagables: U$S 20.573 millones en 2022; U$S 20.677 millones en 2023; U$S 6.828 millones en 2024”.

A las dificultades internas se suman los factores externos. La complejidad del acuerdo se completa con la debilidad de la titular del FMI, Kristalina Georgieva, y del mismo presidente norteamericano, que debe atender sus propios asuntos domésticos. Joe Biden viene perdiendo popularidad en su joven gobierno, y acaba de sufrir un revés electoral. El más emblemático, la gobernación del Estado de Virginia que los demócratas acaban de perder frente al candidato republicano. Un Estado que en las presidenciales habían ganado por 10 puntos de diferencia y se dio vuelta en apenas un año.

Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna elige analizar lo que está pasando en las elecciones norteamericanas, como una explicación de las derrotas de los oficialismos que les tocó gobernar la pandemia. “La Covid-19 es también una peste electoral, para todos los oficialismos. El de Estados Unidos es el primer caso en el que dos sucesivos gobiernos, de signo político opuesto, se contagian de esta peste en un lapso tan breve” comienza. Se focaliza en un análisis electoral del bipartidismo norteamericano para traerlo a coincidencias locales.

Lo interesante es que introduce el “factor protestas”, citando un informe internacional que concluye que crecieron de forma pronunciada a partir del 2006. El registro mezcla desde huelgas de la clase trabajadora, hasta marchas anti cuarentena. La conclusión de Verbitsky es que no solo se puede perder una elección, sino “también las orejas”. La cuestión está en a quién se decide escuchar, porque tanto la derecha como sectores empresariales le han marcado bastante la cancha al gobierno de los Fernández. Vale recordar Vicentin. Incluso en el periodismo oficialista hay quienes todavía tienen la oreja pegada a las movilizaciones de la Sociedad Rural del ¡2008! y afirman que desde entonces no se pueden tocar los intereses del agropower.

La reflexión de Verbitsky puede llevarse más allá de los límites electorales. En Estados Unidos, además de elecciones, se viene desarrollando una oleada de huelgas de la clase trabajadora que le está diciendo basta a la precarización y los bajos salarios. En la región, rebeliones y protestas como Chile, Colombia, Ecuador. Son distintos países donde se viene expresando el agotamiento del neoliberalismo que, como proyecto capitalista, está en crisis y la pandemia lo vino a agravar. El aumento de la pobreza y la desigualdad, la precarización, la dificultad para conseguir empleos, motorizan muchas de esas protestas, con cuestionamientos a los sistemas políticos tradicionales, y que tienen expresiones por derecha y por izquierda.

Argentina es parte de este contexto mundial contradictorio. Pero no se trata solo de “escuchar”, sino de la capacidad para dar respuesta a problemas estructurales que acumulan décadas de decadencia de las condiciones de vida de las mayorías. Un idioma que se habla en la lucha.

Futuro

Las verdaderas intenciones de la política tradicional empezarán un nuevo round después del próximo domingo, aunque ya hay varios indicios de los planes económicos que defiende cada uno.

Una buena elección del Frente de Izquierda que permita conquistar más diputados y diputadas en el Congreso, va a ser parte de dar un mensaje para lo que viene. En Jujuy, en la provincia y la Ciudad de Buenos Aires están cerca las posibilidades de lograrlo. Las expresiones de simpatía, apoyo y colaboración en los barrios y lugares de trabajo están creciendo, configurando una nueva experiencia política. Ya pasaron cuatro años del ajuste de Macri, ahora acumulan dos con el peronismo en el gobierno.

La maquinaria de la resignación que personificó el candidato oficialista de la Ciudad, Leandro Santoro, es casi una plataforma política. Como polemiza Fernando Rosso hoy en Ideas de Izquierda, “si ´gobernar´ se reduce a dar cuenta de las relaciones de fuerza, de los límites, de los hechos consumados o de lo imposible –no como punto de partida, sino de llegada– lo más probable es que ya no estés gobernando nada y que, en realidad, estés siendo gobernado por los otros: por el FMI, por los poderes fácticos y por todo lo demás también”.

La agenda de la derecha y el poder económico concentrado ya están poniendo sus fuerzas en juego. La izquierda apuesta a que entre a la cancha la fuerza de la clase trabajadora.


Jesica Calcagno

Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.

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