La muerte de Maradona, el duelo y la crisis. La represión como crónica anunciada y el símbolo del descontrol en la Casa Rosada. ¿La unidad nacional que no fue? La agenda que siguió: jubilados y la defensa a los bancos.

Jesica Calcagno @Jesi_mc
Domingo 29 de noviembre de 2020
Maradona todoterreno
Este domingo, como toda la semana desde el miércoles, abundan las páginas y homenajes a Diego. No podía ser de otra manera. Una figura deportiva de un inédito talento, impactó en prácticamente todo el mundo (casi con la excepción de la elite social corporizada en el rugby local de Los Pumas). Hasta las combativas protestas francesas de este sábado se mezclaron con recuerdos a Maradona.
Una figura mediática polémica y contradictoria. El potrero de Fiorito, los goles a los ingleses a 4 años de la guerra de Malvinas, el oro del Vaticano, su enfrentamiento con la FIFA y el sindicato de futbolistas -que compartió con “el doctor” Socrates referente de la llamada “democracia corinthiana”. La defensa a los jubilados o el “vigilante de country” como definición de la policía. También un historial machista, y de simpatías políticas variadas. Desde odiados como Menem y De la Rúa, hasta líderes que contaron con apoyo popular aunque no dejaran de ser garantes de las desigualdades estructurales e impunidades varias.
Martín Rodríguez en El Canciller detalla esta trayectoria, para definir esos zigzagueos como “una intuición popular que esquiva el lápiz de acero”. Recuerda las dedicatorias del propio Maradona en su libro: “A Fidel Castro y, por él, a todo el pueblo cubano. A Rodrigo. Y a Carlos Menem”. Y agrega su apoyo a Alfonsín, el festejo reconocido por el Diego del voto no positivo de Cobos del 2008 como un gol, o que despidió con lágrimas a Néstor Kirchner en 2010.
Un todo complejo que emocionó a millones con su partida, y así también habilitó a los más diversos usos del duelo y la despedida. Particularmente en Argentina, claro.
El duelo en una nueva crisis del gobierno
Alberto Fernández buscó convertir el duelo en una “cuestión de estado” ofreciendo la Casa Rosada para la despedida, y terminó mal. Represión, gases, heridos, y la casa de gobierno como escenario de debilidad. De refrescar los pies en la fuente de Plaza de Mayo, a aliviar los ojos irritados por los gases de la policía en la fuente de la Casa Rosada. Biografía comprimida del peronismo.
Lo que intentaba utilizarse como símbolo de “unidad nacional”, revitalizó la grieta y culminó en cruces con el gobierno de la Ciudad por la orden de la represión. Y en un pase de factura de errores al gobierno y los funcionarios, de propios y ajenos.
Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna, hace dos definiciones sugerentes al respecto. En boca de un dirigente social kirchnerista pone las siguientes palabras “suceden estas cosas porque nuestros dirigentes empezaron a creer que esa gente (la que fue al velorio, NdR) es igual a aquellas con las que interactúan por twiter, nuestros dirigentes cada vez se parecen menos a nuestro pueblo”. Y el evocado dirigente kirchnerista termina con la esperanza de una corrección: “que la agenda de gobierno cuide a esa base social”.
La segunda, va en línea con “los funcionarios que no funcionan” expresada en la carta de la vicepresidenta, y también expresa la debilidad del gobierno. “Un presidente no está obligado a saber todo sobre todo, pero debe escoger colaboradores capaces de enfrentar las situaciones más difíciles y ahorrarle bochornos como el del megáfono junto a la reja”, dice Verbitsky.
Esa imagen, la de Alberto Fernández con megáfono en mano intentando calmar sin ningún éxito los desmanes en la propia Casa Rosada, se parece menos a la del dirigente campechano y cercano (como quiere verse Alberto según Ignacio Fidanza), y se parece más a la de un predicador solitario en plena Plaza Miserere frente a la indiferencia de los caminantes volviendo de trabajar.
Jorge Liotti en La Nación habla de un “desgaste en vivo en el funeral de Maradona” del presidente, y lo enmarca en el permanente zigzag gubernamental. También pone en palabras de otro, en este caso de un asesor oficial, la impresión hasta de los propios. “Hay un proceso de toma de decisiones que no tiene análisis de riesgos y, por el contrario, tiene un exceso de análisis de oportunidades”. Recuerda un poco a lo sucedido con Vicentin. El presidente esperaba que le festejen la decisión, y terminó retrocediendo y envalentonando a los sectores de una derecha opositora y empresarial.
En la misma sintonía, Román Lejtman de Infobae, aporta su análisis. “Alberto Fernández se ufana por su conducta dialoguista, una estrategia de disuasión política que podría haber terminado con un puntazo en la entrada de Balcarce 50”. Otra imagen sugerente que recuerda a otros “hitos” de este gobierno: el diálogo con el FMI que terminó en el “puntazo” efectivo de un Presupuesto 2021 sin IFE y de ajuste fiscal sobre el cuerpo de las mayorías populares.
Lejtman agrega que “la debilidad del Gabinete Nacional afloró como un hecho político natural”. Y la cruzada entre el gobierno nacional y de la ciudad por quién tuvo la responsabilidad de la represión frente a una multitud de la 9 de julio, expresa bastante esa imagen. Mientras un primer comunicado del gobierno que se publicaba en la página oficial afirmaba que el operativo de seguridad estaba a cargo de Presidencia de la Nación, luego fue el ministro Wado de Pedro quién salió al cruce responsabilizando al gobierno de la Ciudad. En la misma línea salió luego la ministra de Seguridad Sabina Frederic y hasta el propio presidente buscando “aclarar” los hechos en entrevistas radiales. Durante el sábado, La Nación publicó información que brindó el gobierno de la ciudad para mostrar que la orden partió del gobierno nacional.
En cualquier caso, al gobierno “se le escapó la tortuga”. El intento de Alberto Fernández de transformar el fallecimiento del Diego en una cuestión de estado con él en el centro como símbolo de “unidad nacional”, terminó en una voltereta para responsabilizar a la familia de Maradona, a los que querían despedirlo y al gobierno de la Ciudad. De todo el poder a Alberto, a un Alberto sin ningún poder aparente. El trasfondo de esta operación era la imperiosa necesidad del gobierno de anotarse un punto en un país donde ordena el FMI, el ajuste a los jubilados, la inflación y los salarios atrás, la toma de tierras y la respuesta represiva. Salió mal.
La agenda permanente
Después de la misión del FMI, esta semana arrancó con el aumento de las naftas y terminó con otro puntazo a los jubilados. Se conoció el proyecto del ejecutivo para una nueva ley de movilidad previsional y apareció un artículo peculiar. Allí dice que el 5% de aumento que anunció el gobierno hace una semana, en verdad será un pago a cuenta del aumento que corresponde a marzo de 2021. Sigue el robo.
En la tapa dominical de Pagina 12, Alfredo Zaiat entrevista al ministro de Economía Martín Guzman. El periodista que viene titulando “la mentira del ajuste” y “el fantasma del ajuste” le pregunta por esas críticas “por derecha y por izquierda”. El ministro responde escuetamente que es “absolutamente infundada”, porque “no hay forma de crecer y estabilizar la economía con un ajuste económico”. ¿Pero quién está “creciendo” hoy? ¿Los trabajadores con paritarias muy por debajo de la inflación o los que están vendiendo soja a precios internacionales record? ¿Los jubilados o los bancos? ¿No se enteró el ministro de las cifras de pobreza infantil que se calculan en 63% para fin de este año?
Otra pregunta jugada de Zaiat es si el FMI va a pedir reforma laboral, previsional y un mayor ajuste fiscal. El ministro, no casualmente, no dice ni sí, ni no. Se limita a decir que “El Fondo podrá pedir lo que quiera, pero hoy no gobierna Juntos por el Cambio, gobierna el Frente de Todos”. Es como que pide un cheque en blanco, luego de un año donde el gobierno ya deja ver sus prioridades. En toda la entrevista no se dice ni una palabra de la nueva movilidad jubilatoria, ni preguntas ni respuestas.
En esas prioridades siguen picando en punta los bancos. Marcelo Colombres en Tiempo Argentino dice que el Banco Central está orientado, pasada la etapa más crítica de la brecha cambiaria, a ofrecer a los especuladores “rendimientos positivos respecto de la inflación y el tipo de cambio”. Pero también se cuela la disputa entre Nación y Ciudad por la coparticipación. Horacio Rodríguez Larreta, para compensar lo que le van a sacar Alberto y Kicillof para regar con plata a los amotinados policiales, largó una llamativa iniciativa: aplicar ingresos brutos a la renta de los bancos que obtengan por la tenencia de las Leliqs. Nadie vaya a creer que es por vocación de atacar las ganancias millonarias de los bancos. Es parte del juego de presiones y negociaciones por la coparticipación que se tratará este lunes en la cámara de diputados.
Pero lo destacable también es la respuesta del gobierno nacional. Luego del aporte solidario por única vez a las grandes fortunas, ahora salieron en absoluta defensa de los bancos. Colombres cuenta que el Banco Central salió al cruce de esta iniciativa de Larreta, enviándole una carta que reclama que se abstenga de “toda acción que desvirtúe, obstaculice o resulte en pugna con las políticas que lleva adelante la institución”.
Con los bancos no, parece ser un lema permanente del gobierno. De nuevo, las prioridades a flor de piel. El FMI y el ajuste también permanecen, y no parece haber “unidad nacional” que funcione en esta agenda.
La disputa sigue en la calle
En esta atípica semana, también permanecen los que no quieren ser ajustados. Siguieron las movilizaciones y medidas de fuerza de choferes de la UTA en Jujuy, el personal de salud de la provincia de Buenos Aires, las trabajadoras de casas particulares. También las familias de Guernica que continúan la pelea por tierra y vivienda digna anunciaron una movilización al Puente Pueyrredón para este jueves 3 de diciembre.
La pelea por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito justamente reafirma que seguirá siendo en la calle. Este martes empiezan los debates sobre el nuevo proyecto enviado por el poder ejecutivo, y quienes no pierden tiempo son las iglesias que se movilizaron el sábado en varios puntos del país. Hay que superar en las calles el lobby de los dinosaurios encabezados por las iglesias y legisladores de los partidos tradicionales.
Eduardo Van der Kooy en Clarín utiliza su editorial para unir los debates sobre la justicia y el jefe de los fiscales con el derecho al aborto, para decir que son iniciativas que “apuntan a una reinterpretación de normas constitucionales”. Las ridículas campañas de una derecha que pone un signo igual entre el derecho a decidir para que no haya ni una muerta más por aborto clandestinos, con las disputas judiciales de la grieta.
La relación de fuerzas entre las clases y para la conquista de derechos, se siguen jugando en la calle.
PostData
Maradona es nuestra confusión, tituló Alejandro Wall una nota del 2019 que volvió a publicarse luego de conocerse la noticia de que “el 10” ya no está entre nosotros. Y es bastante así. Es nuestra confusión, y el fútbol también lo es. Fuente de legítimas alegrías para millones, y fuente de negocios incalculables y operaciones distractivas en un mundo que se rompe de a poco para las mayorías populares.
Como cita Fernando Rosso en Tiempo Argentino, León Trotsky escribió “El deseo de divertirse, de distraerse, contemplar espectáculos y reír es un deseo legítimo de la naturaleza humana”. La cuestión es cómo se realizan esos deseos, bajo qué condiciones para el pueblo trabajador. Escapatorias a una realidad de alienación laboral o de desocupación, con victorias que sólo tienen derecho en lo simbólico. O el desarrollo pleno de la creatividad artística, deportiva, cultural a condición de la igualdad material, el trabajo para todos y todas que signifique menos tiempo en nuestras vidas.
Cuando Trotsky hablaba de los problemas de la vida cotidiana, el juego, el ocio y la diversión, lo hacía pensando cómo democratizar el acceso a la cultura que permita elevar las infinitas capacidades humanas luego de la revolución. Es sobre la disposición del tiempo para el ocio, de la satisfacción de las necesidades materiales y la verdadera democratización de los recursos donde empieza la posibilidad de que no sea un Maradona el que llegue a desplegar un arte deportivo, sino cien o mil. Como dice Lucho Aguilar en La Izquierda Diario: ¿cuántos Maradona quedan encallados en Fiorito? Un discurso que es el negativo de la foto macrista de la meritocracia: que uno de los de abajo llegue mientras prácticamente todos quedan en el camino.
Para descubrir los infinitos talentos hoy aplastados con la bota capitalista -en todas las áreas, literarias, artísticas, científicas, tecnológicas, y hasta descubrir nuevas capacidades hoy desconocidas-, sólo hay que superar un sistema que se rige por perseguir la ganancia convirtiendo todo en negocio de una minoría social privilegiada, y así también resolver tantas demandas populares, conquistar paulatinamente el derecho al tiempo libre, el ocio, la diversión. El derecho a la pereza para todos y todas. Es decir, liquidar al capitalismo. “Sólo” eso.
Gracias a Octavio Crivaro con quien fueron compartidas algunas de las lecturas y reflexiones de este domingo.

Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.