En la carrera electoral a noviembre, se hacen más claros los proyectos de una Argentina cada vez más desigual. El mismo día que el INDEC informó que hay 18,5 millones de pobres y 4,8 millones están en la indigencia, el gobierno anunció nuevos beneficios impositivos para el campo.
Jesica Calcagno @Jesi_mc
Domingo 3 de octubre de 2021
¿Timing político?
La foto es elocuente. Alberto Fernández y Cristina Fernández junto a dos de los flamantes ministros elegidos para sortear la crisis de la coalición de gobierno tras la derrota. Juan Manzur y Julián Domínguez, expresan ese peronismo tradicional de múltiples lazos con el poder económico. El campo, las automotrices, los grandes laboratorios. Fue el jueves, donde anunciaron el proyecto de ley de “Fomento al Desarrollo Agroindustrial”, elaborado con las entidades agrupadas en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA). Una cuidadosa elección de la vicepresidenta: su primera aparición pública luego de la noche de las PASO fue para anunciar nuevos beneficios impositivos al campo. El mismo día que el INDEC publicó los datos de pobreza que suman la friolera cifra de 18,5 millones personas. No habló, pero fue para la foto. ¿Fue una casualidad? ¿O era el mensaje que se quería dar?
No se trata sólo de símbolos. Los datos de pobreza muestran una profunda fractura social. Los anuncios del gobierno marcan el compás de una orientación política y económica en la Argentina que hace honor a la desigualdad y la escasez.
Diego Genoud en El DiarioAr describe los distintos significados del proyecto para el agropower: “para el gobierno, es recuperar oxígeno; para las cerealeras, un primer paso a la victoria; para los nostálgicos de la 125 y la expropiación a Vicentin, una claudicación”. Cabe preguntarse si todavía quedan nostálgicos.
En El Cohete a la Luna, Horacio Rovelli hace una dura crítica a lo que denomina “el pacto agropecuario”. Dice que “el gobierno insiste en seguir haciendo concesiones a los sectores más concentrados de nuestra economía que son, a su vez, los principales beneficiados de la suba de los precios”. Luego enfatiza que el proyecto implica que “se sistematiza y se mecaniza (reemplazando mano de obra) a favor de un sector que se concentra y se extranjeriza cada vez más, que el Estado no termina de controlar y encima, se le disminuye los impuestos”.
Los editorialistas de Clarín y La Nación ponen el foco en cualquier otro lado: que esa foto del jueves muestra “el desarreglo” en la coalición de gobierno, y particularmente entre Alberto y Cristina. Prefieren festejar en silencio el anuncio de nuevos beneficios al campo, aunque Joaquín Morales Solá ya había dejado en claro que está a gusto con la llegada de Julián Domínguez al ministerio de Agricultura.
Genoud busca indagar en los motivos de la medida. Un gobierno “debilitado y sediento de dólares” es lo que explica que esta alianza con el agronegocio. La sombra de la deuda con el FMI que actúa como una aspiradora permanente de recursos. También agrega la explicación que dan los defensores de la medida: “en los primeros nueve meses del año, la liquidación del complejo cerealero oleaginoso ascendió a 26.500 millones de dólares y superó a la de todo 2020. Con U$S 2400 millones, septiembre fue el mejor mes del siglo. Pero el récord de ingreso de divisas que provienen del campo entró en su fase de declinación y lo que queda por delante es un trimestre de sequía”.
Hay preocupación por la pérdida de reservas del Banco Central, y reaparecen las tensiones cambiarias. Alejandro Rebossio recuerda que esta semana, “el dólar en su versión blue volvió a tocar su máximo anual, los $ 187, para bajar después a $186”. Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna anuncia una mayor presión sobre el dólar financiero los próximos días por el vencimiento de bonos del Tesoro Nacional. Hay quienes ya pronostican la posibilidad de una crisis cambiaria antes de las elecciones. Con los salarios que acumulan pérdida frente a la inflación, el fantasma de nuevas devaluaciones agregaría leña al fuego a la crisis social y económica que seguirá castigando a trabajadores ocupados y desocupados.
El mundo del revés
Juan Manzur, el nuevo jefe de gabinete, nos dejó una definición en una de las tantas conferencias de prensa que protagonizó. “Ojalá que Dios nos ayude, que nos dé una manito, porque realmente esta vuelta nos hace falta para seguir saldando todas las deudas que la Argentina tiene”. Duró poco el “gobierno de científicos”, que se rindió con armas y bagajes a las plegarias y los astros.
Las deudas con una sociedad empobrecida quedan en el terreno de un “paga dios”. Pero para las decisiones políticas y económicas pro empresariales, el gabinete toma las riendas sin ningún tipo de ayuda espiritual. Si el domingo pasado repasamos los beneficios impositivos al poder económico concentrado, esta semana el anuncio del jueves no fue el único. Empezó Julián Domínguez con la Mesa de Enlace, y confirmó que desde este lunes se liberan las exportaciones de vaca conserva y manufactura a China. Otra pata del acuerdo sellado con el agropower. Como recuerda Mónica Arancibia en La Izquierda Diario, a pesar de las restricciones que regían, “los precios promedio de la carne vacuna subieron un 77,7 % en un año”.
La lista se completa con el anuncio del gobierno este viernes: la eliminación de los derechos de exportación para las exportaciones incrementales de la industria automotriz incluyendo autos y autopartes. Las automotrices solo pagarán derechos de exportación hasta el monto de las exportaciones facturado en 2020 (4,5% o 3%) y una vez superado, tributarán 0% . Una medida festejada por las grandes multinacionales como Toyota, Volkswagen, Ford, Mercedes Benz, General Motors, entre otras que estuvieron presentes en el anuncio. No podía faltar el aval y la presencia de los titulares del sindicato del SMATA (Pignanelli) y la UOM (Caló). Y todo esto se complementa con la consumación de una reforma laboral en Toyota, que fue llevada por la propia conducción del SMATA de Pignanelli a una votación “a punta de pistola” en las fábricas. La resume Fernando Rosso en Tiempo Argentino “consiste esencialmente en modificar la jornada laboral, habilitando a la patronal para que pueda obligar a los obreros a trabajar los sábados a cambio de un franco semanal y una suma fija (pésimo acuerdo para tiempos de inflación)”.
Lo que ocurrió esta semana es la muestra más cabal de la distancia abismal entre el Frente de Todos y la realidad de las grandes mayorías trabajadoras. ¿Cómo se explica que con 18,6 millones de pobres y 4,8 millones indigentes se priorice darle más beneficios impositivos a los sectores económicos con mayor rentabilidad del país y que son responsables de la inflación y las presiones devaluatorias?
En la Argentina hay hambre de a millones, y los más afectados son niños y adolescentes. Si la pobreza, según e INDEC, fue del 40,6% en el primer semestre de este año, en los menores de 15 años ascendió al 54%. ¿Cuál es la solución estructural que ofrece el gobierno? ¿Bajar algo de recursos a los intendentes y gobernadores para que los más necesitados sepan quién les da la ayuda social, como está haciendo Manzur?
Si a los trabajadores sindicalizados como los de Toyota les quitan derechos, ¿qué le queda a la juventud? Porque en la franja más joven, entre 15 y 29 años, la pobreza asciende a 48,5%. Como analiza el informe de Cippec esta cifra “se relaciona con la agudización de la situación en el mercado de trabajo, donde la juventud enfrenta mayores problemas para su inserción y permanencia laboral, especialmente en empleos de calidad”. Se está hipotecando el futuro de las próximas generaciones.
El INDEC esta semana nos inundó de datos que dan cuenta de la gravedad de la crisis económica y social. La mitad de los hogares vive con menos de $ 62.900, es decir por debajo del valor de la canasta de pobreza (calculada en un promedio $ 64.000). El 60 % de los trabajadores percibió menos de $48.000 en el segundo trimestre del año. En los últimos doce meses los salarios siguen perdiendo con la inflación (47,4% versus 51,8%), y en el caso de los no registrados la pérdida es de 10 puntos más que el promedio.
Las cuentas de la realidad son simples y las respuestas del gobierno van una dirección muy clara. El informe de desigualdad del INDEC muestra que los sectores más ricos ganan 17 veces más que los más pobres. De acuerdo al cálculo de Equilibra (que cita Diego Genoud) sobre los anuncios y proyectos presentados hasta hoy por el Frente de Todos: por el lado del gasto implican un esfuerzo fiscal adicional de $26.806 millones, y las exenciones por el lado de la recaudación $43.000 millones. Esta cuenta no incluye la sangría de dólares que se van para el FMI.
Seis semanas
Es lo que falta para las elecciones generales, de un segundo tramo de campaña que se largó oficialmente el 30 de septiembre. El Frente de Todos parece haber dejado atrás el marketing alrededor del lema “la vida que queremos”, y por ahora solo se dedica a mostrar gestión e inclinar más recursos a los sectores económicos concentrados. Aunque también le toca recibir a gobernadores e intendentes, por decisión de Juan Manzur que gana protagonismo. Alberto Fernández se corrió del centro de la escena pública, eligiendo más quirúrgicamente dónde aparecer, mientras en sus redes sociales construye una imagen que supone cercanía “con la gente”.
Román Lejtman en Infobae dice que “El Presidente ya ratificó ante su círculo de confianza que su retirada del espacio público concluirá en la madrugada del 15 de noviembre, cuando se conozcan los resultados provisorios finales de la provincia de Buenos Aires. Frente a la opinión pública, Alberto Fernández se hará cargo de la derrota”.
Varios analistas repiten que el oficialismo no tiene muchas expectativas en revertir el resultado electoral. Lejtman afirma que “el Presidente y la Vicepresidente asumen que habrá derrota electoral en noviembre y será inevitable un nuevo cambio de Gabinete”. Joaquín Morales Solá en La Nación escribe que “muchos otros intendentes y dirigentes del peronismo bonaerense consideran imposible una reversión de las elecciones perdidosas, aunque estos hablan en reserva”.
Pablo Ibañez en El DiarioAr plantea un escenario pesadilla para el gobierno: "¿Y si vamos a buscar a la gente que no fue a votar y nos vota en contra?: sería una paliza", cuenta que ve como posibilidad en el conurbano un dirigente territorial del Frente de Todos.
Del lado de Juntos por el Cambio, se huele el endurecimiento de su perfil, buscando disputar votantes con los libertarios en la Ciudad. Primero fue con el pedido de eliminación de las indemnizaciones por despido que hizo el propio jefe de gobierno porteño. Esta semana lo vimos en los hechos con el desalojo a las familias sin vivienda en la Villa 31.
Tras tomarse vacaciones en medio de la crisis del gobierno, reapareció Leandro Santoro del Frente de Todos. ¿Para apoyar a las familias desalojadas de la 31? No, para relanzar su campaña en un predio que fue privatizado por Larreta gracias a los votos del peronismo de la ciudad como denunciaron Myriam Bregman y Alejandrina Barry del Frente de Izquierda.
María Eugenia Vidal hizo lo propio, dijo que buscarán quedarse con el puesto de Sergio Massa: van por la presidencia de la Cámara de Diputados. Un mensaje para concentrar un “voto útil” opositor de derecha.
El Frente de Izquierda Unidad relanza su campaña en todo el país tras ubicarse como tercera fuerza. Nicolás del Caño estuvo este sábado en Lomas de Zamora, donde se acercaron jóvenes y trabajadores para expresar su apoyo. En la provincia de Buenos Aires, la izquierda cosechó nuevos votos en distritos populares como Presidente Perón (7,10%), La Matanza (6,75%), Moreno (7,32%) para mencionar solo algunos. Frente a la crisis social y la creciente decepción con el gobierno, la militancia del Frente de Izquierda viene siendo parte de muchos de los reclamos que vienen levando hace meses por trabajo, salario y vivienda en todo el país. La única fuerza que plantea una alternativa a la crisis a favor del pueblo trabajador.
Los juegos del hambre
Próximamente empezarán a inundarse las redes, radios y televisores de los spots de campaña de las distintas listas. Todo parece indicar que van a repetirse las clásicas frases hechas y slogans de los partidos tradicionales, mientras avanzan la desigualdad y la pobreza que se profundizó con el gobierno de Macri y ahora con el Frente de Todos.
En las palabras y en los hechos se traslucen cuáles son los proyectos de país de las dos principales coaliciones. Horacio Rodríguez Larreta con el pedido de reforma laboral, enarbola una vieja receta ya probada en la historia de crisis recurrentes de la Argentina. Ya nos llevó al pozo en los años `90 y 2000. Lo mismo vale para el oficialismo, que aunque se oponga discursivamente, utiliza sus tentáculos aliados de las cúpulas sindicales para implementarla como el caso de Toyota con el SMATA. Cuando se trata del reclamo de tierra y vivienda, se repiten las respuestas represivas: hoy en la Villa 31 con Larreta, ayer en Guernica con Kicillof.
El Frente de Todos nos trae otra nueva vieja idea: bajar impuestos al poder económico concentrado con el verso de la “lluvia de inversiones” y creación de empleo, cuando son los grandes evasores de impuestos que fugan sus ganancias al exterior, mientras nos dejan el saqueo y una inflación galopante que trae más pobreza.
Fernando Rosso lo definió en El Círculo Rojo como las ruinas circulares haciendo un repaso del período que siguió a la última dictadura militar: “hace cuarenta años que los problemas argentinos remiten a los mismos debates: la deuda, el FMI, los ajustes y las reformas laborales. Hay que terminar con las recetas fracasadas que profundizan la decadencia”.
A la izquierda siempre le piden explicaciones del tipo “dónde funciona tu modelo de país”. Pero deberían explicar desde el Frente de Todos y Juntos por el Cambio con qué truco de magia deberíamos esperar resultados distintos de las mismas propuestas ya probadas que proponen otra vez y son las que nos trajeron hasta acá. En 1970 la pobreza era de 4,6%. Hoy supera el 40%.
La política de la polarización y el mal menor es funcional a este espiral de un laberinto sin salida, para esconder que esas viejas recetas ya fracasadas no son la única alternativa posible. La pelea que está dando el Frente de Izquierda es por construir la fuerza política y social para una salida a favor del pueblo trabajador.
Como explica Pablo Anino en el Semanario Ideas de Izquierda, la propuesta de reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana sin rebaja salarial apunta a crear empleo genuino y a recuperar el poder adquisitivo. ¿Qué pasaría si esta medida se aplicara en las grandes empresas? “En lo inmediato, permitiría generar casi 900 mil nuevos puestos de trabajo”, y a su vez “una recuperación del 33 % en el salario por hora trabajada para todos los que actualmente tienen una jornada de ocho horas diarias”. El Frente de Izquierda articula esta propuesta con un conjunto de medidas como un plan de obras públicas para trabajo y vivienda, hasta aquellas que apuntan a terminar con la fuga y la especulación financiera. Empezando por el desconocimiento soberano de la deuda.
La conquista de diputados y diputadas del Frente de Izquierda en noviembre sería un punto de apoyo. Es parte del camino de construir una relación de fuerzas entre las clases que va a definirse en el terreno de la lucha. En el presente es donde se prepara el día después de mañana.
Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.