El Gran Hermano de una política tradicional que mira otro canal. Lealtades fragmentadas pero unidos en la austeridad. Las dos caras del Frente de Todos: el 17 de octubre y el presupuesto 2023. Macri se empodera y las hipótesis en Juntos por el Cambio. El ajuste que se topa con la resistencia.

Jesica Calcagno @Jesi_mc
Domingo 23 de octubre de 2022 10:21

El 17 de octubre en Cañuelas, Axel Kicillof, Alberto Fernández y Sergio Massa l Foto: Presidencia
En otro canal
Alberto Fernández ofreció esta semana un nuevo episodio de la decadencia. Con tantos problemas que atraviesa el país, decidió dedicarse a polemizar con los dichos de un participante de Gran Hermano. Una casa televisada, donde sus habitantes están incomunicados con el mundo real, no tienen que trabajar, comen gratis y sus preocupaciones están más que alejadas de las del 99%. Que el presidente se sienta más interpelado por lo que ocurre en esa casa dice bastante de sus prioridades, aunque puede hacerse extensivo al modus operandi de la política tradicional que sigue buceando en su pequeño mundo propio.
El presupuesto para el 2023 que se debate en el Congreso (y se votará en Diputados el próximo martes) contiene un nuevo mazazo contra el pueblo trabajador. Como continuidad del acuerdo con el FMI, traerá más ajuste por la vía de sostener una alta inflación que siga licuando el poder adquisitivo, tarifazos, y reducción de partidas en áreas sensibles como programas sociales, vivienda, educación. Lo que sí se eleva son “los fondos destinados a pagar intereses de la deuda, que saltan -según la Oficina de Presupuesto del Congreso- del 7,8 al 9,3% del gasto total” como detalla Diego Genoud en La Política Online.
El último presupuesto del experimento de gobierno del Frente de Todos inlcuye otra premisa: profundizar la desigualdad. Va a garantizar más recursos estatales para beneficios a grandes empresarios que a programas sociales. Beneficios, detallados como información en una “Separata”, que equivalen a 5 veces la inversión en la Asignación Universal por Hijo, 11 veces lo destinado a la Tarjeta Alimentar, o 136 veces la partida para los barrios populares del ReNaBap.
Austeridad recargada, salvo para el FMI y los dueños del país. Y cuando los indicadores sociales empeoran al ritmo de la creciente inflación. Sebastián Premici en El Cohete a la Luna, pone estimaciones de pobreza más alarmantes. Del 36,5% que informó el Indec hasta junio de este año, la pobreza se estima que va a trepar al 40,3% a septiembre. Su conclusión es que el “El gobierno no sólo fracasó en su guerra contra la inflación sino en todo atisbo de construir un Frente de Todos con banderas redistributivas”. Horacio Rovelli aporta lo suyo en el mismo portal: “más de la mitad de los obreros y empleados registrados trabajan y son pobres”, según datos oficiales de agosto.
Claro que los trabajadores no registrados la están pasando peor, más si son jóvenes, más si son mujeres. La Izquierda Diario calculó la precarización extrema que trepó (hasta marzo) a la friolera de 45,1 % en promedio (51% para las mujeres), y en caso de jóvenes hasta 29 años 64% (67,5% para las mujeres). Sin derecho a nada, más que a ser superexplotados con sueldos de indigencia.
Una foto de la decadencia actual. Y una promesa de que todo será peor para el año que viene. El Frente de Todos diseña este plan arrodillado al FMI, silbando bajito en el Congreso mientras arenga frases hechas en actos o plazas. Juntos por el Cambio lo festeja y pide más resguardo a la rentabilidad de los grandes dueños de la tierra. Macri se siente empoderado y despliega su programa de ajuste de shock. Javier Milei se puede dar el lujo de no pisar la Cámara de Diputados, porque se codea 24x7 con la casta mayor: el embajador norteamericano y los grandes empresarios del Coloquio de Idea.
La única voz opositora al ajuste es la del Frente de Izquierda, que está junto a la primera línea de los reclamos de los trabajadores y sectores populares. En el conflicto del neumático, junto a enfermeras y residentes, o contra los desalojos con represión a las familias sin techo que se le están haciendo costumbre a Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.
Unidos y fragmentados
“La paradoja dramática para un gobierno peronista, movimiento en cuya matriz está el concepto de que la política gobierna a la Economía, es que la política está peor que la Economía” dice Pablo Ibáñez en El DiarioAr para introducirse en las internas oficialistas.
Es la postal que dejaron las divisiones del Frente de Todos el 17 de octubre. Después, vinieron los cruces de tuits entre La Cámpora y el Movimiento Evita. Resistiendo con emojis.
Alberto Fernández, cada vez más recluido en un círculo que se achica. Ministros que hacen fila para fugarse a pelear el resquicio que les queda en sus territorios. Atrás de “Juanchi” Zabaleta, se anotan Juan Manzur y Jorge Ferraresi. Que el último apague la luz. El 2023 es el número maldito para los peronismos y sus actos de celebración en medio de malestar social.
La CGT y el Movimiento Evita mostraron su acercamiento, que puede ser electoral pero también es coyuntural. Los une el rechazo a que se otorgue cualquier bono a formales o informales que no los tenga como protagonistas.
La Cámpora, Pablo Moyano, la CTA mostraron otro reagrupamiento y lanzaron críticas a sus adversarios. Desde la Plaza de Mayo, y en la discusión paritaria con el líder camionero mandando a la flamante ministra de trabajo a “que aprenda a manejar un camión”. La preocupación del espacio referenciado en la vicepresidenta está en intentar blindarse en la provincia de Buenos Aires. Martín Rodríguez Yebra en La Nación cuenta que analizaron “números de encuestas recientes en los que se refleja un deterioro muy notable del humor social y un malestar marcado contra el Gobierno”. Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna observa con dificultad separar el desempeño nacional del distrito más grande y populoso del país: “parece más probable que los resultados sean los mismos en ambas jurisdicciones: derrota como en 2015 o victoria, como en 2011 y 2019”.
Los preparativos para el 2023 que calientan las internas frentetodistas, no impiden para nada que hoy estén cerrando filas con el ajuste que comanda Sergio Massa. Con apoyo de todas y todos. “El peronismo de Cristina se ordena en el ajuste y se modera” dice Diego Genoud. Una lectura que se repite en varios análisis, como el de Rodríguez Yebra. “La misión central de Massa consiste en evitar un descalabro cambiario y en esa gesta módica pero vital tiene el apoyo de la vicepresidenta. Hay que juntar los dólares. Es en los hechos el último lazo que une a Alberto con Cristina” dice. Contrasta con el diagnóstico autocomplaciente del “Cuervo” Larroque que dijo “La gente pide más kirchnerismo, no más moderación”. El PRO los felicita por “el cambio histórico del kirchernismo” en la austeridad del presupuesto 2023, y ni siquiera atinaron a defenderse o responder algo. Silencio.
Pablo Ibáñez arriesga la posibilidad de un escenario electoral que consume la fragmentación existente en las dos coaliciones mayoritarias. En el Frente de Todos describe dos escenarios: “Uno, con PASO, donde esos matices se resuelvan por voto dentro del mismo dispositivo. Otro, que haya una fractura, y se redibuje el mapa electoral del 2017”.
Del lado opositor, si Macri se impone como el candidato “detonará, tarde o temprano, una crisis en JxC que hará que el radicalismo, montado a la figura de Facundo Manes, apueste a una tercera vía”. En esa “tercera vía” se anotaría el peronista cordobés Schiaretti, y se hace “tentador para figuras como Sergio Uñac, que se considera dañado por el FdT y observa, hace tiempo, que el voto sanjuanino cada vez se parece más a Mendoza”.
Con el fracaso del Frente de Todos, Macri se permite levantar cabeza. Claudio Mardones en Tiempo Argentino observa en la misma línea que “los gestos que le dedicó a Bullrich aumentaron una sospecha incómoda en el entorno del alcalde porteño, también en la Coalición Cívica y la UCR: que Macri finalmente se postule o apoye con más determinación a Bullrich en la contienda del año próximo”. ¿Mauricio presidente y Patricia a la provincia de Buenos Aires? Mardones agrega que el plan de Macri “podría incluir un acercamiento más estrecho con el diputado de ultraderecha Javier Milei”. Una opción que está entre las que podría detonar la coalición opositora.
El tablero electoral se mueve impredecible. Una vez sellado un nuevo pacto de las dos coaliciones votando el presupuesto 2023, vendrá una nueva etapa. Primero, asegurarse el ajuste. Después acelerar con la carrera presidencial. Abajo siguen rompiendo todo, y no está en su agenda revertir un rumbo económico y social desastroso para las mayorías.
Alerta
Siguen en debate las expresiones de ultraderecha a raíz del grave atentado contra la vicepresidenta. Que las figuras del estilo de Patricia Bullrich y Javier Milei alimentan a los grupos como “Revolución Federal” es evidente. Las nuevas detenciones que se produjeron esta semana, también son la evidencia de un diseño político e institucional que solo se puede limitar a penalizar con el poder judicial las consecuencias de un malestar originado por sus propios desastres y descalabros económicos y sociales. Algo siempre peligroso, que termina siendo usado contra el pueblo trabajador. “Esquema delictivo”o “asociación ilícita” son acusaciones que recayeron recientemente contra organizaciones sociales opositoras a los gobiernos.
Poco se discuten las causas sociales de esos fenómenos, aunque sí se da vía libre para construir “consensos” que sigan ajustando a las mayorías. La reflexión de Fernando Rosso esta semana en El Círculo Rojo es más que sugerente para debatir estas “agendas del momento”. A raíz de la renuncia de la primera ministra británica, Liz Truss, expone los límites de esos programas ultraliberales al estilo Margaret Thatcher. 44 días duró su plan de shock que intentó bajar impuestos a los ricos, desregular la economía, eliminar sindicatos y conquistas laborales. Viejas ideas que se reeditan con voceros criollos desde Macri a Milei. “Existe una relación de fuerzas, hay crisis económicas, crisis de representación política y (...) una hegemonía imposible”, advierte Rosso.
No solo en Gran Bretaña ganan protagonismo huelgas clásicas de la clase trabajadora que reafirma su poder de fuego, como los ferroviarios. También en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron insiste en hacer una reforma jubilatoria regresiva y no puede. Este martes hubo una jornada de protesta que nucleó a trabajadores y estudiantes, reclamando un aumento del salario mínimo y una indexación de los sueldos con la inflación. Todo en el contexto de un paro fuertísimo en las principales refinerías petroleras contra la inflación.
Otro alerta de peligro para quienes de este lado del charco, comandan o pretenden comandar el ajuste por distintas vías. Un ejemplo para quienes lo enfrentan buscando una salida propia del pueblo trabajador.

Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.