Crónica de una profesora sobre una experiencia en el aula y educación no sexista.
Sábado 10 de septiembre de 2016
Escrito por Francisca, Profesora de Lenguaje.
Miembro de la Comisión de género de la Agrupación recuperemos el Colegios de Profesores.
Siempre cuando hago clases me gusta problematizar, poner en la palestra diversos temas y llevar al aula la posibilidad de discutir y compartir nuestras experiencias.
Soy profesora jefe de un primero medio y lo que pasó hoy con mi curso no he podido olvidarlo y cada vez que lo pienso vuelven a brotar esas lágrimas, las mismas que estoy segura que deben representar a muchas mujeres en esta sociedad machista y patriarcal en la cual nos desenvolvemos día a día.
El contenido era “Los medios masivos de comunicación”, para mí, era de suma importancia abordar esta temática de una manera crítica, por ende, decidí empezar con los estereotipos de los medios y sobre todo de la publicidad. La actividad consistía en realizar un collage con todas aquellas imágenes que ellas consideraban como un ideal, finalmente, los alumnos tendrían que analizar su creación y explicarla delante del curso.
A medida que iban ocurriendo las exposiciones, comenzamos a profundizar en el tema de la belleza y la perfección. Mientras más trabajos se presentaban más profundo era al análisis. Juntos concluimos que los medios y la publicidad eran agresivos sobre todo con el concepto de mujer, belleza e ideal, en donde nos fuerzan día a día a abandonar lo que somos, a renegarnos y perseguir un cuerpo que probablemente jamás podremos alcanzar.
Un grupo de cuatro estudiantes llamó mi atención, noté en sus palabras una rabia contenida, con todos esos recortes de modelos rubias que tenían en su trabajo. Se me ocurrió comenzar a indagar en la vida de mis alumnas, cómo ellas se sentían frente a este sistema, frente a la violencia y la opresión. Instalé la problemática, preguntando abiertamente cuántas de mis alumnas se sentían arrasadas por este sistema, cuántas de ellas se miraban al espejo día a día y se sentían culpables por no ser lo que la sociedad espera de ellas.
Me sorprendí, cuando todas ellas levantaron la mano. Quise ahondar más en el tema y les pedí que hablaran desde su experiencia, en qué momento no se habían sentido validadas por lo que eran. Esa conversación provocó un clima casi de catarsis, muchas de ellas comenzaron a abrirse y a contarnos todo lo que pensaban de sí mismas palabras como: “no me gusta nada de mi cuerpo” “cada vez que me miro al espejo me da pena” “tengo miedo que la sociedad no me acepte por lo que soy” o incluso “mi familia me dice a diario que soy gorda”, comenzaron a hacerse parte de la discusión.
A medida que iba fluyendo la conversación entre las mujeres (los alumnos solo miraban, sin entender mucho) comencé a darme cuenta que todas lloraban, cuando vi en sus miradas angustia, también lloré, vi en ellas mi reflejo, el de mis amigas, madres y colegas que deben enfrentarse día a día a un sistema que no nos valida, nos violenta y oprime.
Lo que pasó después fue hermoso. Por primera vez siento que instalar en las aulas las problemáticas de género había generado algo profundo en todos nosotros.
Sentí que sus compañeros pudieron entender qué era lo que significaba ser mujer en este sistema capitalista, que entendieron la lucha diaria en contra del rol histórico que hemos cumplido a lo largo de la historia, la lucha por aprender a amarnos dentro de una sociedad que nos enseña a odiarnos. Nunca había habido tanto silencio en mi sala de clases. Muchos de los hombres luego de esto, se acercaron a sus compañeras a abrazarlas, a decirles que eran perfectas tal como eran, que eran hermosas y que no debía importarles lo que ellas veían a diario en los medios.
Como profesora, sigo insistiendo en la importancia de instaurar estas problemáticas en la sala de clases, de hablar sobre género, violencia y discriminación. Como docentes y estudiantes debemos exigir una educación no sexista, una educación que les enseñe a todas esas adolescentes a conocerse y por sobre todo amarse por lo que son. No permitir que en nuestras escuelas se siga hablando de lo femenino y masculino como un impositivo, que se le de cabida a todas las diversidades de género.
Es necesario, enseñar desde la práctica el feminismo, de manera transversal en todas las asignaturas que se imparten, enseñar a los hombres a solidarizar con las mujeres, a darles la oportunidad a nuestros alumnos de liberarse, de compartir experiencias que nos enriquezcan como personas. Como profesores tenemos una tarea compleja, de ahí la necesidad de organizarnos en torno a la educación no sexista, levantar foros y conversatorios que nos permitan compartir experiencias, que nos motiven a seguir con la lucha en contra de la violencia.
Como comisión de género de la Agrupación Recuperemos el Colegio de Profesores estamos levantando las acciones para llevar a cabo nuestras demandas por un currículum no sexista, por la existencia de comisiones de género en las escuelas para discutir y organizarnos para conseguir nuestros derechos en nuestros lugares de estudio y de trabajo junto a profesores, estudiantes y apoderados.

Nuestra Clase
Somos la agrupación de trabajadores de la educación Nuestra Clase, de Chile. Quienes conformamos esta agrupación somos compañeras y compañeros independientes y militantes del PTR