Hoy a cada vez más niños migrantes en el sistema escolar chileno, de los cuales uno de los que más ha aumentado son los de origen haitiano. Sin embargo, el sistema escolar no está preparado para esta realidad y hoy los profesores manejan un número creciente de niños que no hablan español y por lo tanto no comprenden lo que se está enseñando, obligando a algunos establecimientos por iniciativa propia a recurrir a profesionales haitianos para que traduzcan en aula, ante la ausencia de política desde el Ministerio.

Álvaro Pérez Jorquera Profesor de Historia y Geografía, historiador y músico
Miércoles 27 de septiembre de 2017

En el ultimo tiempo, la migración ha sido tema obligado en la agenda política, donde la educación no es ninguna excepción. Hoy hay cada vez más niños migrantes, especialmente haitianos, que es el grupo que más creció el último año.
Según los datos del Ministerio de Educación, hay 44.379 estudiantes extranjeros inscritos en la educación municipal del sistema escolar chileno, lo que refleja un aumento del 137% respecto de 2015, cuando la cifra era 18.700.
Y el sistema escolar no está preparado para esto. Según un testimonio del Colegio San Alberto, de Estación Central, la cifra de migrantes matriculados se duplicó en un año, siendo los haitianos el 55% de ellos. Por eso su director, Germán Parra, buscó hace dos meses al profesor Jonas Bazile (36), oriundo de Puerto Príncipe cuyo rol, como el mismo describe, ha sido "traducir guías al créole y en la tardes enseñar español a los alumnos haitianos. Cuando ellos manejan el idioma se sienten seguros y no tienen miedo".
Casos como este se repiten en otras comunas, donde por iniciativa propia, han recurrido a profesionales haitianos (no necesariamente vinculados a la educación) a modo de "facilitadores" en aula, traduciendo contenido para los alumnos.
Sin embargo, el gran ausente es el propio Ministerio de Educación, el cuan carece de una política efectiva al respecto obligando a los establecimientos municipales a gestionar soluciones propias. Traductores en aula, instrumentos evaluativos en creolé, clases de español extraprogramáticas, son algunas de las opciones que se vienen manejando, sin embargo, no alcanzan a subsanar el problema pedagógico.
Si los estudiantes fueran recipientes vacíos, a los que se les llena de contenidos, bastaría con los traductores. Pero el proceso educativo es mucho más que eso.
No sólo se debe pensar de qué manera los estudiantes migrantes pueden adaptarse mejor a Chile y su cultura, prácticamente haciendo caso omiso de sus cultura y sus experiencias anteriores, se trata de cómo se les reconoce en su propia cultura, se trata de un currículum que esta todavía centrado en la "República Chilena" y que aun no es capaz siquiera de dar reconocimiento en igualdad de condiciones a las culturas originiarias del territorio, como la Rapa Nui o la Mapuche, que hoy viene siendo víctima del más miserable y descarado montaje punitivo orquestado desde el propio Estado.
El Ministerio y el propio Estado no están preparados para este problema porque no les interesa estarlo. Hoy un sector importante de la Derecha e incluso en la Nueva Mayoría, que pululan del mismo Estado, alega a viva voz que se expulse o se restrinja la entrada a los migrantes, y que se encarcele al Mapuche a como de lugar, porque ambos son una amenaza delictiva cuando ellos mismos se encuentran acusados de corrupción y financiamiento ilegítimo.
Hoy tenemos un partido polítco completo, la UDI, de imputados y un candidato presidencial, Sebastián Piñera que ha pasado tanto tiempo evandiendo tribunales, por enriquecerse con información privilegiada siendo presidente, como tiempo lleva de campaña, y unas Fuerzas Armadas y de Orden manchadas con millonarias estafas al fisco, donde la suma más alta se la lleva Carabineros y el Pacogate.
Necesitamos acoger en nuestras aulas a todos esos niños, pero con política real, reconociendolos a ellos y su cultura como pares, y eso pasa también por generar un currículum intercultural y por expulsar a toda la casta política empresarial que en este momento son el principal obstáculo político para que eso ocurra, quienes se sirven del chovinismo patriotero para señalar con el dedo al otro para ocultar los robos propios.
Pasa por organizarnos como docentes en todas las escuelas, exigiendo y construyendo estas propuestas, sin ninguna confianza en el parlamento. Y pasa por hacer política desde los trabajadores hacia los propios trabajadores, arrojando a la casta del ámbito de las decisiones, para pasar a decidir nosotros, en función de nuestras necesidades.