Independientemente de tus gustos, el rap sigue atrayendo a miles de personas, sobre todo jóvenes, por su planteamiento crudo, y a veces brutal, de la vida en los barrios y los problemas a los que se enfrentan en ellos.
Lunes 24 de julio de 2023
Te podrá gustar más o menos el rap; te podrá gustar más un tipo de rap u otro; podrás conocer más o menos sobre este género musical y su historia; puedes haber escuchado a más o menos artistas.
Pero, independientemente de tus gustos, el rap sigue atrayendo a miles de personas, sobre todo jóvenes, por su planteamiento crudo, y a veces brutal, de la vida en los barrios y los problemas a los que se enfrentan en ellos. El rap nació de la necesidad de coger toda esa miseria, el racismo, la rabia, la pobreza y el odio a un sistema que te aplasta contra el suelo para que no te puedas levantar. Por lo tanto, el rap, tiene mucho de política, nos guste o no.
También es cierto que, en los últimos años, con la popularización del rap, en ese amplio abanico que se puede considerar como tal, podemos encontrar mensajes machistas, homófobos, clasistas y una reivindicación de un estilo de vida “de la calle”, donde se adula el dinero, la droga, las chicas y ser el más malo de tu barrio.
Pero hay otro rap, mayoritario, más social, que plantea el sentir y el malestar general de una juventud que no ve ningún futuro en esta sociedad. Unas letras cargadas de experiencias como los desahucios, los trabajos precarios, el racismo o y la persecución policial.
También por eso es un género tan popular: es ágil, es dinámico y no hacen falta más que una base y capacidad para rimar.
Y aquí llegamos al Raval. En concreto, al proyecto de dos institutos de el Raval y Bon Pastor, en el marco del proyecto impulsado por Androna Cultura y el CCCB dentro del Programa de Barrios de Barcelona.
El producto final de este proyecto que, recordemos está hecho por adolescentes estudiantes de instituto de dos de los barrios más criminalizados, marginados y empobrecidos de Barcelona, lleva colgado en la web del CCCB desde mayo, pero en el Twitter corporativo apareció la primera semana de julio.
🤜🤛 Ei, xaval, això és el Raval 🤜🤛
L'alumnat de dos instituts del Raval i el Bon Pastor han sortit al carrer i han explorat la seva relació amb el barri amb l'objectiu de crear un mapa propi que ha pres la forma d'una cançó.
🎤 Descobrim els seus carrers a ritme de rap! pic.twitter.com/yp7FMXnSQl
— CCCB (@cececebe) July 6, 2023
El caso es que, en muy poco tiempo, se llenó de comentarios abiertamente racistas y clasistas, que mandaban a “su país” a esos y esas estudiantes que se atrevían a salir públicamente a rapear y bailar mientras describían la cruda realidad de vivir en barrio como el Raval, con mayoría de población migrante, de diferentes países, donde la policía hace redadas por perfil racial, se nota la presión del modelo turístico y la gentrificación así como de las presiones de los fondos buitres.
Parece que no les sentó muy bien ni que se criticara a la policía y cómo actúa en estos barrios como que chavales de origen paquistaní en su mayoría salieran rapeando en catalán contando verdades que incomodan a algunos sectores en Catalunya al dejar sobre la mesa que el racismo estructural también existe en Catalunya. Vimos los mismos comentarios y debates con el documental sobre los esclavistas catalanes, o cada 1 de enero cuando alguno de los primeros niños nacidos del año se llama Mohamed o Nelson.
Comentarios que se han alimentado estos años del processisme cuando se dejaban pasar los discursos racistas y conservadores amparados en el falso discurso del remplazo de la sociedad occidental y sus valores, en este caso los catalanes, y que se reforzaban con el mantenimiento de las instituciones y las leyes racistas, como la ley de transitoriedad que no tocaba ni un ápice la ley de extranjería española, y que han sido el caldo de cultivo de partidos como Aliança Catalana.
Así que sí, el rap de unos estudiantes de El Raval, hablando de su experiencia de vida como jóvenes de ascendencia oriental o migrantes, es un gran revulsivo para estos sectores.
Y todo por frases como “cada día digo basta de policía”, la misma que persigue a estos mismos jóvenes haciendo redadas raciales. Parece que para esos sectores es la mayor de las ofensas: cuestionar el status quo y el racismo institucional.
Del Fuck the Police al Polizia, pasando por otras muchas canciones que denuncia a estos cuerpos represivos, no se trata de una temática nueva, ni la primera vez que hace saltar a los racistas que se aferran al discurso de la diferencia cultural y la defensa de la cultura propia y al de la seguridad, que relaciona migración, pobreza y delincuencia.