Más de 20.000 trabajadores de 1.200 plataformas logísticas de Castilla-La Mancha están llamados a una huelga los días 5, 6 y 7 de abril por el incumplimiento de la subida salarial de acuerdo al IPC acordada.
Lunes 7 de marzo de 2022
El conflicto tiene su origen en el acuerdo salarial pactado en agosto que la patronal se negó a cumplir. Las empresas se comprometieron a aumentar los salarios de 2022 de acuerdo al IPC real de 2021, que el INE estableció en 6,5% pero ahora buscan utilizar como referente “la media anual”, que cifran en un 3,1 (¡menos de la mitad!). Esta medida afecta también a unas 3000 personas más entre contratas y subcontratas ligadas al sector.
Esta provocación ha causado que la plantilla diera su respuesta, impulsando la convocatoria de huelga de CCOO y UGT para al menos tres días. Para el viernes 4 de marzo ya estaba anunciada la medida masiva, siendo el desencadenante de una huelga prevista del 5 al 7 de abril que se espera que coincida con la Feria Internacional Logistics Spain en Guadalajara.
Sea cual fuese el desenlace de esta contienda, el mismo hecho de que las plantillas se hayan podido organizar para llamar a la convocatoria ya representa una primera victoria. No sólo por la apertura de una lucha para unas plantillas de más de 20.000 personas en un sector estratégico como es la logística, sino también por mostrar la necesidad de salir a luchar contra los efectos de una inflación que esta mordiendo los salarios, causando importantes bajadas al no ajustar las subidas mínimas (o incluso congelaciones y descensos) al aumento del coste de la vida.
Por una parte, de las 70 plantas logísticas principales en el estado, 27 estaban entre Madrid y Guadalajara, convirtiendo el Corredor del Henares en el principal centro distribuidor del estado con 175.000 trabajadores. Una huelga aquí no sólo tiene enormes efectos, sino que además hace aún más importante la solidaridad con otras luchas, cuyas reivindicaciones podrían también cumplirse a través de la coordinación.
Por otra parte, esta situación de precariedad y retroceso en las condiciones laborales que viene de lejos y que ha sido marcada por las reformas laborales de 2010 y 2012, y remarcada por esta última. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los convenios, que han pasado por años de degradación amparados por las reformas laborales de PP y el PSOE, no tienen cláusulas de revisión salarial que se adapten al aumento de la inflación.
Esto explica el impacto del aumento del IPC en las economías de las familias obreras. En concreto solo el 17% de los convenios incluyen algún tipo de revisión salarial, e incluso en este caso son papel mojado si no existe una presión sindical y de los trabajadores para que año a año se vaya cumpliendo esto. No en vano una gran parte de los conflictos obreros que han surgido en los últimos meses tienen que ver precisamente con el reclamo de que se adecuen los salarios al coste de la vida y se enmarcan en un momento en el que se negocian numerosos convenios sectoriales.
La inflación disparada muerde a los salarios, pero la burocracia sindical sigue impasible
Una de las medidas fundamentales para paliar la subida del IPC o para adecuar los precios a esta subida tendría que ser la de organizar comités de usuarios y trabajadores que se dispongan a realmente medir la evolución del IPC y de los precios de los productos de consumo básico y en base a ello, la incorporación de cláusulas de revisión salarial efectiva mes a mes en todos los contratos.
Sabemos que el terreno para la lucha por los derechos de los trabajadores está permanentemente minado de obstáculos. Sin siquiera salirnos del sector, podemos recordar la brutal represión estatal y patronal que sufrieron los trabajadores de Amazon San Fernando cuando se movilizaron en julio de 2018. Pero al mismo tiempo desde el gigantesco almacén de San Fernando de Henares dieron una lucha con un seguimiento casi total de la plantilla, que fue seguida y apoyada por luchadores y luchadoras de los almacenes de Amazon en toda Europa.
Huelga en Amazon: un gran combate de clase para hacer historia
También es clave recordar el ejemplo de la huelga del metal de Cádiz, en la que las combativas plantillas del metal salieron a pelear por la renovación del convenio sectorial que actualice los salarios en un momento en el que la inflación golpea el poder adquisitivo de los trabajadores.
Esta huelga finalizó con la firma de las direcciones de CCOO y UGT sin consultar al resto de la plantilla, demostrando que las bases de estos y otros sindicatos tienen un enorme poder de movilización y que este tipo de ejemplos debe extenderse, promoviendo ofensivamente el impulso de asambleas democráticas que superen los métodos de las burocracias sindicales, en las que todos los trabajadores y trabajadoras decidan el plan de lucha para continuar.
Contra la reforma laboral, los bajos salarios y el aumento de precios: ¡luchemos como en Cádiz!
El sector logístico así como todos aquellos que sufren los ataques de los empresarios deben seguir el ejemplo de los trabajadores de Guadalajara. Luchando por recuperar sus sindicatos y limpiarlos de las direcciones traidoras a la vez que extienden el ejemplo y su solidaridad para evitar ser ahogados por las burocracias y los patrones.
También en la logística de Guadalajara la huelga puede extenderse, por lo que necesitamos rodearla de solidaridad y que no la quiebren por el hambre. Por eso es necesario impulsar una gran caja de resistencia unificada de la huelga, exigiendo a todos los sindicatos y organizaciones solidarias que la trabajen en común en todo el Estado para fortalecerla.
Abrimos las páginas de nuestro diario para que se expresen denuncias y exigencias, para ser un altavoz de las luchas e ir construyendo desde abajo una alternativa de lucha frente a la ofensiva de la patronal y el gobierno en contra de la clase trabajadora.
Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.