Tras 2 años de conflicto y 68 días de huelga, las trabajadoras de las residencias en Bizkaia han logrado un aumento salarial de aplicación general a todas las trabajadoras y que incluye la consolidación de 35 horas semanales y sustitución de compañeras desde el primer día.
Jueves 25 de mayo de 2023
La historia de las trabajadoras de residencias es la de los trabajos de cuidados, altamente feminizados, vergonzosamente pagados y precarizados y atravesados por casos de abuso y maltrato patronal. Pero también, de una lucha sostenida: ya en 2016 las trabajadoras de las residencias ya sostuvieron (y vencieron) 378 días de huelga en los que, asumiendo el riesgo de que el cansancio desgastara sus fuerzas, contrariamente las ha fortalecido
Cuidados en lucha en Bizkaia: las trabajadoras de asistencia en huelga
El pasado 23 de mayo el sindicato ELA, el mayoritario en Euskal Herria y en las residencias de Bizkaia, con un 64% de representación en el sector, ha firmado el acuerdo para suscribir el mejor convenio del Estado para las trabajadoras de las residencias. Tras una ardua lucha sindical y en las calles, las trabajadoras han conseguido que el salario mensual bruto pase de los 1.460 euros actuales a 1.800 euros en 2025, lo que supone un incremento de 340 euros al mes. Los aumentos serán progresivos: del 8,78% en 2023, del 5,1% en 2024 y del 5,1+2,55% en 2025. El convenio es de aplicación general; a todas las trabajadoras de las 155 residencias privadas y dos públicas, alrededor de 5.000 mujeres.
Con este convenio, indica el sindicato, “las trabajadoras del sector de Bizkaia trabajarán 180 horas menos que la media estatal, que es de 1.772 horas anuales”. Con esto, y teniendo en cuenta la mejora salarial, el valor por hora trabajada sube: “Mientras que la media estatal es de 9,16 euros por hora, en Bizkaia la hora se pagará, de promedio, a 15,83 euros, un 73% más que la estatal”. El acuerdo también incluye la obligatoriedad de sustituir a una trabajadora desde el primer día, para evitar que la carga de trabajo recaiga en sus compañeras, y que al menos el 85% de la plantilla sea fija.
Pero este conflicto no está libre del papel de la burocracia de los grandes sindicatos. En julio de 2022, a pesar de ser un sindicato minoritario (7% de la representación del sector), UGT firmó en solitario con la patronal el convenio del sector de residencias de Gipuzkoa. Dejando fuera a sindicatos de más peso dentro del sector como ELA o LAB y pasando por alto los 4 años de movilizaciones (262 jornadas de huelgas desde 2018) de las trabajadoras. UGT negoció un 13,5% de incremento salarial entre 2022 y 2024. Pero para su aplicación era necesario que cada trabajadora firmara individualmente el convenio, fomentando entre ellas la desmovilización. “Estamos muy indignadas y enfadadas. UGT ha optado por hacer el papel de tonto útil o la quinta patronal, y así les va”, valoró entonces Txomin Lasa, responsable de residencias de ELA en Gipuzkoa.
Victorias como esta, sin embargo, demuestran que contra la conciliación de las burocracias sindicales, la clase obrera -y en especial las mujeres trabajadoras- con sus métodos de organización y lucha, son los únicos que pueden someter a los grandes capitalistas y conquistar derechos. En una época de crisis, inflación y ataques a la clase trabajadora, es necesaria una coordinación de todas las luchas, de unir por abajo lo que las burocracias sindicales, los capitalistas y sus gobiernos imponen por arriba.