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Red Internacional
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El 1° de mayo de 1909: la Semana Roja

En esta ocasión me gustaría referirme al 1° de Mayo de 1909 cuando ocurrieron los sucesos conocidos como la Semana Roja en Buenos Aires.

Domingo 1ro de mayo de 2016

Existen múltiples aspectos que pueden destacarse del 1° de Mayo. Sin duda uno de ellos tiene que ver con que la conmemoración misma del Día Internacional de los Trabajadores está estrechamente relacionada con la constitución y la formación de la clase obrera a nivel mundial. Es decir, si uno hiciera un repaso por la historia de los 1eros de Mayo, al mismo tiempo estaría haciendo un racconto de la lucha y la organización de la clase obrera a lo largo de la historia. En la Argentina, recordemos muy brevemente que los actos del 1° de Mayo se dieron muy tempranamente, ya en 1890, apenas un año después de la institución de aquel día por parte del Congreso de París de la Segunda Internacional.

En esta ocasión me gustaría referirme al 1° de Mayo de 1909 cuando ocurrieron los sucesos conocidos como la Semana Roja en Buenos Aires. En ese momento, la central obrera anarquista de Argentina, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), llamó a un acto en Plaza Lorea (la actual Plaza de los Dos Congresos) no sólo para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores sino, además, para denunciar las condiciones de vida, de trabajo y la ausencia de libertades democráticas mínimas que sufría la clase obrera argentina.

La respuesta estatal al acto de la FORA fue una feroz y brutal represión por parte de la policía bajo las órdenes del Coronel Ramón Falcón, que tuvo como consecuencia al menos 8 muertos y un centenar de heridos. En respuesta a ello, tanto la FORA como la otra central obrera de la época, la Unión General de Trabajadores y diversos sindicatos autónomos, con apoyo del Partido Socialista y de la corriente sindicalista revolucionaria, declararon la huelga general por tiempo indeterminado y denunciaron: “Otra vez la horda de asesinos, instituidos en guardianes del orden burgués, ha cumplido su misión: ¡la sangre de nuestros hermanos de nuevo ha sido derramada!”.

La respuesta obrera fue contundente: Buenos Aires y los principales centros urbanos del país quedaron paralizados por una semana, con manifestaciones callejeras, mítines, protestas, choques con las fuerzas del orden y denuncias del accionar represivo por parte del Estado. La ocupación militar ordenada por el presidente José Figueroa Alcorta no impidió la asistencia de una muchedumbre que, en un número cercano a 300.000 asistentes, se acercó al sepelio de los obreros asesinados. La fuerza y la voluntad expresadas en aquellas jornadas finalmente obligaron al gobierno a ceder en algunas de las demandas de los trabajadores, como la reapertura de los locales o la libertad de algunos presos. Unos meses más tarde, el 14 de noviembre, el anarquista Simón Radowitzky arrojó una bomba casera al carruaje en el que viajaba Ramón Falcón y su secretario, matando a ambos.

Me interesaba recordar los eventos en torno a la Semana Roja de 1909 por varios motivos. En primer lugar, porque fue una de las primeras veces en la que el gobierno de la época se vio obligado a sentarse a negociar con los interlocutores obreros y esto sucedió básicamente gracias a la presión, a la demanda y a la movilización que impusieron los trabajadores en las calles. Es decir, como producto de esas manifestaciones y de la huelga general en mayo de 1909. El otro punto que quería destacar es que en la Semana Roja, además de la unidad, se expresó la solidaridad entre las diferentes expresiones de las corrientes políticas de la clase obrera.

Es decir, si bien la represión fue al acto anarquista, tanto los socialistas como los sindicalistas revolucionarios se mostraron solidarios y declararon la huelga general frente al ataque. En síntesis, me interesaba recordar el 1° de Mayo de 1909 porque allí anidan una serie de valores que me parecen centrales como la solidaridad y la unidad de la clase obrera y, además, para destacar un momento de la lucha de la clase obrera por su independencia política.