#CoronaVirus. El 21 % de los contagiados de Covid-19 en Rosario son trabajadores de la salud

El viernes se conoció a través de un informe de la Municipalidad de Rosario que el 21% de los infectados de coronavirus de la ciudad son trabajadores de la salud. Mientras el ministro de salud Ginés González García los culpabiliza a ellos por contagiarse justificando: "No se usó correctamente la ropa, no se sacaron correctamente la ropa, o muchos de ellos concurrieron con fiebre a trabajar", en los grandes medios no se habla de las condiciones a las que se someten miles de médicos, camilleros, enfermeros y personal de la salud toda, que se encuentran en la primera línea de exposición al virus.

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En primer lugar lo que omite el Ministro en sus declaraciones es que muchas personas pueden ser portadoras de forma asintomática. Es decir que si una persona se contagia y durante un determinado periodo de tiempo no presenta síntomas puede seguir propagando la cadena de contagios del virus sin darse cuenta. Por citar un ejemplo, la semana pasada en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, una médica dio positiva al test luego de haber realizado una guardia de 24 horas. En dicho caso, la Secretaría de Salud municipal informó que quienes tuvieron contacto con la profesional fueron aislados pero no se realizó el testeo a todo el personal.

Esto arroja de mínima la sospecha del subconteo de los casos positivos de coronavirus. Bajo el mismo argumento utilizado por las autoridades gubernamentales sobre la necesidad del confinamiento obligatorio por el rápido y altísimo nivel de contagio que trae aparejado este virus resulta sospechoso que ninguna de las personas que hayan estado en contacto con un caso positivo, no lo contraigan. Pero en estos casos no se realiza el testeo sino que simplemente se aisla.

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Volviendo al caso de la médica del HECA: ¿correspondía que vaya a trabajar si no presentaba ningún síntoma? Si. ¿Podía saber previamente por sus propios medios que se encontraba portando el virus? No. ¿Se podría evitar? Sí. Con el permanente testeo sobre los trabajadores de la salud se podría evitar estas situaciones cuidando no solo al personal sino a los propios pacientes que acuden a los efectores públicos o privados de la salud.

Lo que callan los funcionarios y ocultan los medios

Lo que no se nombra en los discursos son las condiciones laborales a las que deben enfrentarse día a día los trabajadores de la salud. Muchos de ellos lo hacen como monotributistas cobrando menos que el personal de planta y sin el goce de los mismos derechos como por ejemplo contar con licencias pagas en caso de contraer coronavirus o cualquier otra enfermedad o sin ART. El mismo Estado desde hace años contrata cientos de médicos y enfermeros como "prestadores" de servicios que muchas veces deben hacerlo en varios lugares a la vez para obtener a fin de mes un ingreso acorde.

Con la crisis sanitaria más allá de los agradecimientos y el reconocimiento de la importancia de su trabajo esta situación no se revirtió sino más bien se instaló como un hecho. Un ejemplo es la convocatoria realizada por la provincia desde el Hospital Eva Peron dónde funcionará el módulo de emergencia sanitaria‎ como refuerzo ante la pandemia. Todo el personal que ingrese debe ser monotributista y lo hará bajo un contrato de tan sólo cuatro meses. Pero además trabajadores de la salud vienen denunciando que se les adeuda tres meses de sus salarios.

La pandemia además trajo aparejado otro problema: la falta de insumos necesarios para atender y para evitar los contagios de los profesionales y de los propios pacientes que circulan día a día en los nosocomios. Recordemos que la provincia de Santa Fe es una de las que contiene menor cantidad de respiradores y camas de Unidad de Terapia Intensiva disponibles por habitante, a lo que se suman las denuncias de los propios trabajadores de la poca cantidad de equipos de protección personal o que directamente se utilizan barbijos de materiales inadecuados como fliselina.

Esta situación es avalada por todos los niveles gubernamentales. Mientras los que ponen el cuerpo son otros, desde sus sillones piden "administrar" los escasos recursos poniendo en riesgo la vida de miles pero no se toman medidas que frenen esto. Con un impuesto extraordinario a las grandes fortunas se podrían obtener los recursos necesarios no sólo para fortalecer el sistema de salud sino también para palear la crisis económica y social que se agrava con despidos y suspensiones. Lo mismo sucedería con la reconversión de los grandes laboratorios que hacen negocios millonarios con la salud, para la creación de los reactivos necesarios para aumentar la cantidad de testeos y poder encontrar los focos infecciosos y controlarlos.

Ante la desidia estatal se vuelve urgente la organización de todos los trabajadores de la salud. Impulsar Comisiones de Salubridad e Higiene en cada lugar de trabajo para que sean los propios trabajadores los que discutan las medidas necesarias y que puedan controlar los insumos y las condiciones de trabajo permitiría defender las necesidades de los trabajadores, pacientes y familiares.

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