El Centro de Almaceneros de la Provincia de Córdoba, dio a conocer su informe mensual que da cuenta de las pautas de consumo de la población en nuestra provincia. El hecho que trabajen directamente con los comercios barriales, permite precisar estadísticamente la percepción que hay.
Guillermo Torrent Asesor legislativo FIT - Córdoba @Guillotadas
Miércoles 1ro de julio de 2020 13:58
La totalidad de los datos que se estudiaron en la encuesta, reflejan la precariedad en la que se está viviendo. El 23 % de los cordobeses admitió haber perdido todos sus ingresos familiares durante el mes de Junio. Esto a pesar que hubo reapertura de una parte mayoritaria de las actividades económicas en la fase 4 del aislamiento obligatorio. En tanto el 36 %, es decir casi uno de cada tres cordobeses, perdió entre el 50 y el 99 % de sus ingresos en el mes de junio. Casi el 28 % perdió menos de la mitad de sus ingresos. Sólo uno de cada diez cordobeses (el 11 %) declaró no haber visto disminuido lo que ingresaba mensualmente en sus hogares.
El estudio pone la Canasta Básica Alimentaria en $31.750 (treinta y un mil setecientos cincuenta pesos) y la Canasta Básica total, que es utilizada para marcar el umbral de la pobreza, en $45.546 (cuarenta y cinco mil quinientos cuarenta y seis pesos), la inflación de los productos de ambas canastas fue de 16 % y 14,22 % respectivamente. Si se hace la medición interanual, se ve que la Canasta Alimentaria estuvo en un 54,58 %, en tanto la total en 43,99 %. La inflación está pegando más duro en lo indispensable para vivir, que son los alimentos. El mismo estudio del mes de enero ponía la canasta alimentaria en $28.522 pesos y $41.214 la Canasta Básica Total.
En el mes de abril se había dado a conocer que en el Gran Córdoba había 582 mil personas que no llegaban al nivel de pobreza, de estas personas, 90 mil se mantenían dentro de la indigencia, o sea, ni siquiera calificaban como pobres. Se espera que estos datos se profundicen por la prolongación de la crisis. Cuando se inquirió sobre si las familias habían podido acceder a la canasta básica, un 75 % dijo que sí lo había logrado. Pero de ese grupo, casi la mitad, el 44 % pudo hacerlo a través de la ayuda estatal.
La clase trabajadora de conjunto, en todos sus segmentos, se ve afectada por las medidas que toman los capitalistas y los distintos gobiernos. Se multiplican los pagos escalonados o diferidos, los recortes salariales, las suspensiones y los despidos. Esto por hablar en la porción de trabajadores que se encuentra en blanco y con derechos conquistados, que han sido entregados por la mayoría de las conducciones sindicales. Entre los trabajadores precarios o “en negro”, la situación se agrava aún más.
También se refleja en la calidad de vida: han aumentado, comparado con junio del año pasado, el consumo de alimentos que no son los mayormente recomendados para una dieta familiar, que incluye niños y niñas en etapa de crecimiento. Aumentaron un 26,5 % las harinas, el azúcar casi un 20 %, arroz 15 %, fideos 18,8 % y las papas un 30 %. El consumo de proteínas se hizo a través de los cortes más baratos, el hígado con un 36,3 %, junto al espinazo y rabo, que es usado en guisos y estofados “para dar gusto”, en un 16,6 %.
También se nota un aumento en el consumo de huevos con un 36,3 % y en menor medida el pollo con un 9 %.
El consumo de frutas, con respecto al mismo mes del año pasado decayó: salvo la mandarina, la caída fue entre el 4 y el 27 %. También cayeron el resto de las verduras, los lácteos elaborados, las legumbres y el resto de las carnes. En este último caso, la mayor caída fue la del pescado que llegó al 40 %.
Otro dato que preocupa y muestra la crisis, es que el 53 % tuvo algún tipo de endeudamiento para poder afrontar los gastos de junio, un 26,5 % declaró “no haber llegado a fin de mes” y el 5 % tuvo que recurrir a sus ahorros para poder hacerlo. El 36 % de las personas tienen deuda en calidad de morosos con la tarjeta de crédito.
El Centro de Almaceneros da cuenta que durante la pandemia se cerraron 400 locales barriales, eso implicó la pérdida directa de mil puestos de trabajo. También señala que debido al abastecimiento acotado de productos que provienen del AMBA, debido al endurecimiento de la cuarentena, provocan el efecto de políticas de acopio de mercaderías por parte de las empresas.
La cantidad de cifras puede resultar abrumadora, pero demuestra claramente que la crisis está siendo afrontada por el pueblo trabajador. El esfuerzo lo están haciendo “casi” todos, mientras tanto un puñado de empresarios son los grandes ganadores de la pandemia. De hecho, el 70 % de la ayuda estatal se destinó a empresarios, los que promueven la ideología del derrame, pero practican la del acopio.
Te puede interesar:Ante una catástrofe sanitaria, social y económica: qué propone el PTS-Frente de Izquierda
Es necesario imponer un impuesto a las grandes fortunas (lo que afectaría sólo a 15 mil personas) que permita, entre otras cosas, garantizar un salario de cuarentena para todas y todos aquellos que perdieron su trabajo o no tengan una licencia laboral paga. También para las y los jubilados que cobren menos que esa cifra.
Finalmente, avanzar en un control de la producción por parte de los trabajadores para conocer los costos reales de los productos esenciales y las maniobras de las empresas. Junto a esto, comités populares en los barrios que permitan controlar los precios de los productos.