El Arco Minero del Orinoco es parte de la respuesta del gobierno a la crisis del capitalismo rentista y dependiente. ¿Qué relación tiene esta cuestión con el proyecto de “desarrollo nacional” que abanderó Chávez?
Jueves 6 de octubre de 2016
El Arco Minero: un parte aguas en el chavismo
La puesta en práctica del proyecto megaminero con decenas de trasnacionales ha venido a ser un motivo de diferenciación al interior del chavismo. Entre los que lo avalan, van desde los que se apoyan en que Chávez lo contemplaba ya, hasta los que sencillamente argumentan razones pragmáticas de necesidades de recursos (“inversiones extranjeras”) ante la grave crisis, pasando por la variante absurda de quienes habiendo apoyado siempre a Chávez, dijeron “Adiós al chavismo” recién hace poco ante el desastre del gobierno de Maduro, pero ahora avalan el A.M.O. impulsado por Maduro, dizque como posibilidad de “emancipación” y de iniciar “la construcción del paraíso en la tierra” (ver aquí).
Los que se oponen van desde los que argumentan –como nosotros– razones como el entreguismo nacional que implica, la destrucción de la naturaleza en aras de las ganancias del capital transnacional, la proscripción de derechos democráticos, hasta los que sencillamente dicen que el “Plan de la Patria” –el último programa de gobierno de Chávez– fue falsificado, y que fue en ese trance conspirativo donde apareció la justificación de este proyecto y todas las derechadas que en materia económica viene tomando el gobierno chavista actual (ver aquí y aquí).
En el plan de gobierno presentado por Chávez
Venezolana de Televisión se ha encargado de aclarar algo: este proyecto no es idea original de Maduro, Diosdado o Padrino López, sino del propio Chávez. En su empeño por vender como positivo el proyecto, la publicidad oficial en algo ha dicho la verdad: en 2011 –cinco años atrás– el presidente Chávez planteó y explicó su idea de un “Arco Minero del Orinoco” (ver videos aquí y aquí).
Las alocuciones presidenciales tienen continuidad en el programa de gobierno (“Plan de la Patria”) presentado por Chávez a mediados de 2012 para las elecciones presidenciales. Hay que querer mucho mantenerse aferrado a una idealización de Chávez para buscar explicación en una macabra “falsificación” de ese programa, estando Chávez en pleno ejercicio y habiéndolo presentado él directamente.
La explotación minera en territorios indígenas y el Plan de la Patria
La muy dura lucha del pueblo Yukpa de la Sierra de Perijá, encabezado por el cacique Sabino Romero, por la recuperación de sus territorios, se desarrolló durante años en vida y gobierno de Chávez, y esa lucha tiene relación, entre otras cosas, con la idea de la explotación minera en territorio de los pueblos originarios, que es parte de los objetivos “de desarrollo” planteados en el “Plan de la Patria”.
Allí se lee textualmente:
3.1.15. Desarrollar el poderío económico utilizando los recursos minerales.
3.1.15.1. Aumentar las reservas de minerales a nivel nacional.
3.1.15.2. Ubicar los nuevos yacimientos minerales en el Escudo de Guayana, Sistema Montañoso del Caribe, Cordillera de los Andes y Sierra de Perijá (...)
3.1.15.3. Duplicar las reservas minerales de bauxita, hierro, coltán (niobio y tantalita), níquel, roca fosfórica, feldespato y carbón con la certificación de los yacimientos ubicados en el Escudo de Guayana, Cordillera de los Andes, Sistema Montañoso del Caribe y la Sierra de Perijá (...)
3.1.15.8. Incrementar la producción de oro y diamante actualizando tecnológicamente las empresas estatales de oro existente, conformando empresas mixtas (...)
3.1.15.9. Conformar empresas mixtas para la explotación y procesamiento de bauxita, hierro, coltán (niobio y tantalita), níquel, roca fosfórica, feldespato y carbón (...)
Por eso chocó el gobierno también con los Pemón en el sur, en Bolívar, llegando al punto extremo de tensión en febrero de 2013, cuando estos desarmaron y apresaron a 43 militares. Un hecho que demostraba, como decíamos, que el gobierno se llevaba mejor con las transnacionales mineras que con los pueblos originarios en lucha. El argumento entonces era la “nacionalización” del oro, que no contaba con los pueblos originarios, pero sí con el capital transnacional:
“Pero con quien sí se sienta el gobierno a conversar amablemente y negociar es con los capitales transnacionales interesados en la explotación del oro (…) Desde hace varios años la transnacional rusa Agapov, a través de Rusoro Mining explota dos minas de oro en el mismo estado Bolívar, además de tener una empresa mixta junto con la Empresa de Producción Social Minera Nacional, adscrita al Ministerio de Industrias Básicas y Minería (MIBAM)”.
El callejón sin salida del nacionalismo burgués
Desde la LTS y desde la agrupación juvenil Barricada!, venimos coincidiendo, directa o indirectamente, en la lucha contra el A.M.O., con compañeros y compañeras que vienen del chavismo, o que aún se reivindican de este proyecto, así como, obviamente, con compañeros/as que no vienen del chavismo. Nos parece importante que, al tiempo que coincidimos en esta lucha en común, podamos discutir, dialogar políticamente, precisamente sobre qué relación guarda este proyecto al que nos oponemos, con la idea de “desarrollo” que enarboló Chávez.
Queda claro que la asociación con el capital transnacional en empresas mixtas para explotar junto con estas los recursos de nuestro subsuelo –petroleros, como en la Faja, o minerales, como en el Arco Minero–, no es creación propia de Maduro, no es algo que no estuviese contemplado ya en la política de Chávez. Es cierto, sin embargo, que la manera en que se aplica hoy esta orientación, en el caso del A.M.O., tiende a resignar niveles de pugna y regateo con que se movió Chávez en su momento, tiende a ser más complaciente con los capitales –y más autoritario con los de abajo. Se puede especular, claro, sobre si estando hoy Chávez al frente de la actual crisis, dado su liderazgo y peso en la vida nacional, no hubiese ido tan rápido en la entrega en las condiciones leoninas en que lo hace Maduro. Sin embargo, es materia de especulación.
La clave es comprender que la gran crisis económica con que lidia Maduro, y a la que responde de esta manera, es en buena medida una herencia, producto de la debacle del proyecto de “desarrollo nacional” que gestionó Chávez durante largos años. Estos retrocesos en los niveles de soberanía nacional que el propio chavismo había logrado, estas derechadas económicas –algunas de claro tinte neoliberal–, tienen que ver con el callejón sin salida a que condujo ese proyecto cuando se agotan las condiciones económicas y políticas que permitieron el ciclo “nacionalista”.
Las bases para el nacionalismo que pudo sostener Chávez eran débiles, no eran el fruto de algún cambio estructural en la relación del país con el sistema imperialista, ni de una transformación en las relaciones de propiedad al interior del país, en fin, de una verdadera revolución social. Por eso, ha bastado la fuerte crisis de los precios del petróleo –y la enorme fuga de capitales (permitida) todos estos años– para mostrar lo condicionada que estaba esta política soberanista.
Su idea de “desarrollo” era convertir la renta petrolera en capital, con el Estado como articulador de esta operación para la acumulación de capital nacional. Eso contaba con conseguir una burguesía “productiva y nacionalista” a la cual transferir la renta para la “industrialización” y “diversificación de la producción”, así como con la asociación del Estado –dueño de parte de la renta– con capitales imperialistas “amigos” y “aliados”. Por eso, a pesar de tanta retórica “socialista” y “revolucionaria”, nunca impulsó una verdadera la lucha revolucionaria de los trabajadores y el pueblo para expulsar al imperialismo y acabar con la dominación social de la burguesía.
El resultado es que el “desarrollo nacional” quedó en promesa, no se diversificó la producción sino que somos más dependientes de la renta petrolera, y cuando esta ya no fue suficiente, el gobierno, en lugar de afectar las propiedades e intereses del capital imperialista (“el ladrón extranjero”) o la burguesía (“el ladrón nacional”), optó por endeudarse más y buscar más capitales foráneos.
En vida de Chávez, a partir de la crisis de 2009-2010 –que fue leve, en comparación con la actual–, se comenzó un proceso de acelerado aumento del endeudamiento nacional y búsqueda de nuevos acuerdos de inversión extranjera. Maduro, con la crisis económica en mucha mayor escala, y con la gran debilidad política que implica la ausencia de Chávez, ha dado un salto en estas políticas que han sido el “destino” de los proyectos de “desarrollo nacional” burgués en nuestra región cuando fracasan: volver a disciplinarse a las imposiciones del capital imperialista. El Arco Minero es parte de eso.
Ángel Arias
Sociólogo venezolano, nacido en 1983, ex dirigente estudiantil de la UCV, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y columnista de La Izquierda Diario Venezuela.