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Red Internacional
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El Boca de Bianchi

El equipo de Arruabarrena se llevó un triunfo de Bahía como los viejos equipos del Virrey. Paciencia y oportunismo para golpear fueron las claves para acentuar la recuperación.

Lionel Pasteloff @LionelPasteloff

Lunes 8 de septiembre de 2014 09:09

Continúa Boca la remontada. Esa que inició curiosamente (o no tanto) desde la tumultuosa salida de Carlos Bianchi. En este caso, obvió el buen juego de los partidos anteriores, quizás con la excusa de las dimensiones de la cancha, pero se mostró corto, sólido y efectivo.

Aunque no brilló, tomó el protagonismo y la posesión de la pelota, tanto por el desinterés de Olimpo como por iniciativa propia. A partir de esto, se permitió algunas llegadas no muy profundas, pero capaces de evidenciar su superioridad.

Claro está que la tonta e inexplicable expulsión del colombiano Borja a los 13 minutos de partido (tras cabecear a Echeverría) colaboró para que Boca no pasara gran peligro atrás. Si las intenciones del local no eran muy ambiciosas, el hombre de menos potenció la idea de inferioridad que hizo replegarse al equipo de Perazzo.

Meli volvió a ser de los puntos altos del visitante, que además gozó de un Gago algo más profundo y participativo. Pese a esto, el gol seguía sin llegar y en el segundo tiempo, comenzaba a parecer que el empate se asentaba. Boca iba generando menos chances, en cantidad y peligro. Ese "dominio" (engañoso a veces) se tornaba más burocrático que efectivo. Las meras intenciones no ganan partidos.

Pero a menos de quince del final, un gran pase aéreo (decirle "centro" suena a poco) de Gago a Gigliotti permitió un 1-0 bastante justo, pero que en otra situación se hubiera escapado. Esto no alteró mucho de lo que pasaba en el partido. Olimpo se apuró pero inquietó aún menos, y tuvo tiempo para descontrolarse y tener otro expulsado, Silis. Sobre el final Boca imitó a los locales y casi arma un escándalo tras un offside cobrado a la salida de la jugada final.

Nada de esto modificó el resultado. En una cancha donde es más importante (y factible) ganar que lucirse, los de Arruabarrena se llevaron otros tres puntos que los acomodan en la realidad del poderío que poseen. Y los acercan a la zona de arriba. Como en los buenos tiempos de Bianchi.