Es el segundo año en que se realizará la campaña comercial “El Buen Fin” en medio de la crisis sanitaria, promete hacerse con estrictas medidas sanitarias y grandes descuentos, pero ¿es en realidad este el fin de semana más barato del año, los consumidores acceden a las “grandes” ofertas que se anuncian?
Soledad Farfalla Maestra de secundaria, Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Jueves 11 de noviembre de 2021
La campaña que especialistas en la materia han denunciado por ser engañosa, enfrenta este año la persistencia de la baja en el consumo nacional y la agudización de la inflación. Otra característica de esta edición es que se mantiene la retirada del grupo Walmart (Walmart, Sams Club, Aurrera) y se suma la salida de grupo Alsea (Starbucks, Vips, Chillis, etc.).
En la radio, la televisión, espectaculares y vitrinas, se anuncian descuentos y meses sin intereses que llaman al consumidor a comprar. Este año se espera una derrama económica de 31 mil millones de pesos. Sin embargo, surge la pregunta: ¿realmente se ahorra en el llamado “fin de semana más barato del año”?
Aunque existe un ahorro, la realidad es que dicho ahorro es minúsculo. En 2019 especialistas del Colegio de México publicaron su estudio “¿Realmente bajan los precios en el Buen Fin?” en el que muestran los mecanismos que usan las empresas para aparentar grandes descuentos que terminan siendo mínimos.
Explican que el 73 % de los establecimientos hacen aumentos de sus precios semanas previas al Buen Fin, para lograr la ilusión de que los descuentos que otorgan son mayores de lo que en los hechos terminan siendo. Aunque se anuncian un ahorro de hasta el 50 %, la media del descuento real alcanza apenas el 7 % sobre el precio original del producto comparado con sus precios de octubre.
Para ejemplificar lo que los especialistas del Colmex desarrollan, diremos en un caso hipotético que un televisor es anunciado con un súper descuento del 40 % pasando de $15,500.00 a $9,300.00 aunque parece que el consumidor ahorrará más de $5,000.00, la realidad es que el costo de ese televisor en octubre era de $10,000.00; es decir el descuento alcanza apenas los 700 pesos.
Además de ello, las empresas suelen hacer ajustes a sus precios después del Buen Fin, suben en promedio 2.5 % el precio de las mercancías, precios que mantienen o siguen en aumento el resto del año.
Como dice el investigador de la Universidad Iberoamericana Roberto Sánchez, el Buen Fin es en realidad una enorme promoción publicitaria, un bombardeo de anuncios comerciales que el fondo tienen descuentos insignificantes.
Otra de las trampas en la que las y los trabajadores suelen caer es en la compra a crédito sin intereses. En ediciones pasadas se ha denunciado que existen anuncios engañosos y los compradores al final de cuentas no se libran de éstos. O en otros casos, la facilidad en el otorgamiento de los créditos viene acompañado de restricciones que terminan generando el cobro de altos intereses. En los últimos años incluso, la concentración de las ofertas se encuentra en la compra “meses sin intereses” y no en los descuentos directos sobre el precio de las mercancías.
Otro de los engaños son las llamadas “ofertas gancho” como el recurrente 3x2, que en muchos casos no se trata de un descuento real o es un descuento ínfimo cuando se calcula el precio por unidad, lo que sí es real es la compra de una cantidad mayor de productos a los que originalmente se habían presupuestado en casa.
La bomba publicitaria que es el Buen Fin genera en muchos casos la compra de artículos innecesarios en las familias mexicanas, que en estos días terminan endeudadas o con los bolsillos vacíos.
Al golpe en la economía familiar que implican el endeudamiento crediticio o las compras innecesarias de las ofertas gancho, se suma este año -como el anterior- el riego de contagio. Ya se advierte de una cuarta ola de contagios en el periodo invernal (diciembre-enero). Además, se alerta de un alza en los contagios por los eventos masivos como las fiestas de Día de Muertos o la Fórmula 1, a estos se sumarán los que surjan en este Buen Fin.
Se antepone una vez más el ansia de ganancia de los empresarios bajo la mirada cómplice del gobierno de la 4T, mostrando, una vez más, que el interés no está en preservar la vida y la salud de los trabajadores, sino en garantizar mayores ventas para los grandes grupos comerciales.