Para el Círculo de Empresarios trabajar hasta los 67 no es suficiente, ahora proponen alargar la edad de jubilación hasta los 75 años. ¿Qué intereses hay detrás de esta propuesta?
Marta Clar Barcelona | @MartaClar1
Lunes 19 de febrero de 2018

Para el Círculo de Empresarios trabajar hasta los 67 no es suficiente, y para poder exprimir aún más la vida y las energías del conjunto de la clase trabajadora proponen alargar la edad de jubilación hasta los 75 años. ¿El argumento estrella?, que ahora vivimos más.
Estos son sus cálculos: si hace cien años el porcentaje de la población que superaba los 65 años de edad era el 1%, ahora son cerca del 90% , por lo tanto “hay que trabajar más”. A esta conclusión llegó el magnate y multimillonario mexicano Carlos Slim, que ocupa un puesto en la lista de las grandes fortunas según Forbes.
Por supuesto, la propuesta fue defendida con entusiasmo por el Círculo de Empresarios, que no pierde oportunidad para tratar de echar por tierra los derechos que la clase trabajadora ha conseguido en décadas de lucha. Pero repasemos algunos datos que nos revelan el enorme cinismo que hay detrás de propuestas como esta: Lo primero, ellos mismos no se aplican el cuento. La cierto es que la banca y los grandes empresarios se jubilan mucho antes que cualquier trabajador o trabajadora corriente rondando los 55 años, ¡y no son precisamente trabajos que destaquen por ser pasados y dolosos!
Otro dato importante, desde el inicio de la crisis en 2008 hasta día de hoy las empresas se aprovechan de las prejubilaciones para facilitar cierre de empresas, reducciones de plantilla y despidos masivos vía ERE. Y al mismo tiempo los fondos de pensiones privados son uno de los negocios punteros de los bancos a nivel internacional. ¿Qué significa eso?
Sencillo, que se está invirtiendo dinero público para facilitar el cierre de empresas o la salida del mercado laboral de miles de trabajadores y trabajadoras para generar empleo más precario y en peores condiciones, mientras de forma paralela, se hacen crecer aún más los ingentes beneficios de la banca. Pero esta propuesta no cae del cielo, y tiene lugar en el medio de un enorme debate que viene desarrollándose desde hace años: el supuesto problema de las pensiones.
Desde hace años los voceros de los intereses de los grandes capitalistas vienen sosteniendo el argumento de que en el Estado español, como en el resto de países europeos, hay demasiada gente mayor. La ecuación es simple, hay más gente que llega a vieja, más gente que se mantiene muchos años siendo mayor y poca gente joven, y la gente joven se incorpora al mercado laboral más tarde.
Por lo tanto, las mentes sesudas y los cuerpos pudientes de la banca y los dirigentes de grandes empresas sostienen que, como parece evidente, ya no pueden pagarse tantas jubilaciones ni estas pueden pagarse con el dinero de las cotizaciones de las y los trabajadores.
Este argumento es solo cierto en una de sus partes. Como en todo, en lo que no se dice está la trampa. Lo que nos dicen es que ya no es posible pagar las pensiones con las cotizaciones, pero lo que esconden son los enormes ataques al salario que han venido aplicando a golpe de reforma laboral en los últimos años.
El poder adquisitivo de la enorme mayoría de la clase trabajadora se ha reducido, y con ello, como es evidente, también el porcentaje de las cotizaciones. Desde 2011 hasta hoy la masa total de salarios es más de 20.000 millones menos. ¿Acaso alguien recuerda al Círculo de Empresarios saliendo a protestar por la tendencia a la baja constante de los salarios?
Evidentemente no, fueron, son y serán acérrimos defensores de cualquier ataque a la calidad de vida de la clase trabajadora. Tampoco hay que buscarle peras al olmo. Evidentemente, otro dato que no vienen a gritar a los cuatro vientos ni Javier Vega Seoane, ni Juan Rosell ni ninguno de sus secuaces es que en el Estado español el 75% de los impuestos los pagan los trabajadores y los consumidores. Y si no es alargando la edad de jubilación hasta los 75, ¿qué alternativas existen?.
1. Ni precariedad ni salarios de miseria
Si las pensiones, o al menos una parte tienen que pagarse con las cotizaciones de las y los trabajadores en activo, frenar la precarización del empleo y pelear por una subida de salarios es imprescindibles. Para ello que las grandes centrales sindicales como CCOO y UGT tomen en sus manos la pelea por acabar con los contratos temporales, poner fin a las empresas externalizadas que convierten la miseria de sus trabajadores y trabajadoras en su fuente de beneficios y con los contratos de becarios para la juventud se convierte en una tarea de primer orden. Así como recuperar la lucha por aumentar el salario mínimo a 1.500 euros.
2. Impuestos progresivos a las grandes fortunas
Hoy pagan menos impuestos quienes más tienen. Los grandes empresarios evaden millones de impuestos, mientras que la banca fue “auxiliada” con dinero público para aumentar la deuda pública y proteger sus intereses. Ya es hora de que la crisis la paguen quienes la han generado, pero para ello es necesario el aumento progresivo de impuestos a las grandes fortunas.
3. Expropiación por el Estado sin pago de toda empresa que cierre o despida bajo control de sus trabajadores
La clase trabajadora no tiene por qué pagar por la usura y las ansias de beneficios económicos de los grandes capitalistas. La expropiación no solo permite proteger a la clase trabajadora del peligro de quedarse sin empleo, sino que además, permite que los enormes beneficios que se generan vayan a invertirse en las necesidades de las y los trabajadores y no en aumentar las ganancias de unos pocos.
4. Repartir las horas de trabajo: trabajar menos para trabajar todos
La solución para la clase capitalista es precarizar el trabajo, alargar las jornadas y retrasar la edad de jubilación hasta que el cuerpo de la clase trabajadora esté completamente exprimido. Pero hay soluciones en el extremo opuesto: que sus ganancias no signifiquen el agotamiento y la pobreza de la mayoría. Para ello, repartir las horas de trabajo entre todas las manos disponibles sin afectar el salario es una demanda necesaria.
La reducción de la jornada, por ejemplo, a 6 horas de trabajo y el tope de una semana laboral de 5 días, sin rebaja salarial y con un salario acorde a las necesidades de la vida, permitiría la creación de cientos de miles de puestos de trabajo en todos los sectores.