Al cierre de esta edición, la presidenta anunció la presentación al Congreso del proyecto de un nuevo Código Procesal Penal.
Miércoles 22 de octubre de 2014
Sin conocimiento aún del proyecto, ya que el kirchnerismo no informó a la prensa y ni siquiera lo conocen los propios parlamentarios, La Izquierda Diario ya puede afirmar que el nuevo Código Procesal Penal de la presidenta va en consonancia con los últimos anuncios de un kirchnerismo que se derechiza.
Cristina Fernández comenzó su cadena nacional pegándole a la corporación judicial (en momentos en que se discurre sobre la conformación de una nueva Corte Suprema que menguó a fuerza de jubilaciones y decesos). El nuevo Código Procesal Penal, dijo, "prevé que si los fiscales y los jueces no cumplen con los plazos" de cada caso puntual, recibirán "sanciones graves".
Pero esas “sanciones graves” son una caricia comparadas con lo que les espera a los extranjeros, en especial si el extranjero es pobre (no Soros que tiene fondos y tierras en la Patagonia de los pingüinos), y peor aún si el pobre extranjero es despedido de su precario empleo y se le ocurre cortar una ruta. Es decir que están en peligro los votantes de Evo Morales, tan aliado de este gobierno, que han logrado conquistas a fuerza de bloqueos en Bolivia y, aquí, como trabajadores textiles y de la construcción llegaron a reclamar “la casita” en el Parque Indoamericano y lo pagaron con muertes.
Según lo anunciado por la presidenta, la diferencia entre un extranjero y un ciudadano argentino, es que al primero, en flagrante discriminación, se lo expulsa inmediatamente, sin derecho a juicio alguno y se le prohíbe el retorno por 15 años.
Es decir, si el Código Civil aprobado recientemente, y su cláusula papal del artículo 19, está formateado por el reaccionario Vaticano, el Código Procesal Penal que impulsa Cristina Fernández está hecho a la medida de Sergio Berni.
Fue el Carancho en Jefe el primero que reclamó, a principios de septiembre cuando la Gendarmería Nacional echaba a palos familias a la calle en Lugano, que se necesitaban "herramientas para que los delincuentes extranjeros vuelvan a sus países de origen". Detrás del “factor Berni” se alinearon Massa, Macri (la “derecha enemiga” del gobierno) y Scioli (la “derecha amiga”). Especialmente Scioli, el candidato al que se inclina el kirchnerismo se apuró a señalar que "la ley habla de la expulsión de los que delinquen, pero no se aplica porque no llegan a sentencia".
El kirchnerismo hace campaña mediática contra “la vuelta a los ‘90” pero en parte va más atrás, como a 1902 y la Ley de Residencia. Sin duda el Código Penal del kirchnerismo será una medida del “nuevo consenso derechista” que abre las puertas a los sucesores de Cristina.
¿Qué dirán los integrantes de Carta Abierta? Hace poco cuestionaron, sin nombrarlo, al Secretario de Seguridad, como culpable de “suscitar las reacciones más agazapadas en la oscuridad de las conciencias, usando gentilicios habituales, de valor fraterno, como “chilenos” y “paraguayos”, pero para invertirlos. Y así los hacen sinónimos de una amenaza difusa, que posteriormente sirve para justificar tremendos y reprobables conceptos, como el de deportación”.
Ya no es Berni el que habla, es Cristina.