Por primera vez desde el fin del apartheid, el partido de Mandela sufre un importante revés electoral. El descontento de la base histórica del CNA con el gobierno jugó un factor clave.
Diego Sacchi @sac_diego
Sábado 6 de agosto de 2016
Lo que nadie esperaba, en la alianza que gobierna Sudáfrica, sucedió. Las elecciones municipales del último miércoles (3) arrojaron el peor resultado para la CNA desde la caída del apartheid y la llegada de la democracia, al obtener por primera vez menos del 60 por ciento de los votos en todo el país y perder varios gobiernos municipales.
El partido, dirigido por Nelson Mandela durante años, sostuvo su influencia sobre la amplia mayoría de los trabajadores y el pueblo pobre sudafricano en base al prestigió logrado en la lucha contra el apartheid. El control del gobierno durante años, le permitió superar ampliamente elección tras elección a la opositora Alianza Democrática (AD), identificada por millones como un partido representante de los intereses de la elite blanca.
El CNA ha perdido 7,5 puntos respecto las elecciones de 2011, y aunque mantuvo el 54,3 % de los sufragios, los numerosos escándalos de corrupción en los que se ha visto implicado el presidente del país y del CNA, Jacob Zuma, junto a las importantes luchas obreras y estudiantiles que han sucedido en los últimos años explican la derrota en importantes ciudades.
Los resultados parciales en la capital del país, Pretoria, dan a la opositora Alianza Democrática (AD) una victoria por 44,2 % sobre los 41,2 % del CNA. A esto se le suma la hasta ahora inimaginable victoria de la AD en Port Elizabeth, conocida ahora como Nelson Mandela Bay y centro neurálgico de la región en la que se fundó el CNA. Allí, la oposición ha obtenido el 46,5 % de los votos, por el 41 % del CNA, que hasta ahora tenía mayoría absoluta.
Un resultado que muestra el descontento social con el gobierno.
El resultado electoral se da, más que por la virtud de los ganadores, por el retroceso del CNA. Un dato para entender esto son los números de ausentismo y abstensión en varios lugares del país, que ha afectado principalmente al CNA. Miles que no votarían a algún partido opositor han utilizado este medio para expresar su descontento y el rechazo a las políticas del partido de gobierno.
El CNA había logrado evitar que el descontento de amplios sectores obreros y populares que son su base electoral se expresara en las elecciones presidenciales de 2016. A fuerza de una campaña basada en el “legado de Mandela” y la esperanza de una mejora en la economía pudo contener la expresión de la bronca y el odio que había despertado la represión de la huelga minera en Marikana donde la policía asesino a 34 mineros. Esa brutal represión, que recordó los tiempos del Apartheid, junto al rol del gobierno a favor de las empresas multinacionales en las huelgas de los trabajadores mineros y los metalmecánicos abrió una crisis entre su base histórica y el CNA. Crisis que se expresó en el movimiento obrero como una dura disputa entre fracciones de la burocracia sindical con sectores que proponían romper con el apoyo al gobierno.
Pero si la crisis parecía superada por el gobierno, la irrupción del movimiento estudiantil a finales del 2015 bajo el lema #FeesMustFall (las cuotas deben caer) contra el aumento en las cuotas de inscripción, matrícula y alojamiento de las universidades, volvió a mostrar que las desigualdades e injusticias del régimen post apartheid estaban erosionando la autoridad del CNA.
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Apenas conocidos los resultados los principales dirigentes del CNA tomaron nota del revés. Esta claro que la alianza de gobierno (conformada por el CNA, el PC sudafricano y la central sindical) todavía cuenta con el apoyo de amplios sectores que no depositarán su confianza en la principal fuerza de oposición, la AD, vista como continuadora del legado las elites opresoras durante el apartheid.
Pero el proceso de ruptura de sectores obreros, estudiantiles y del pueblo pobre con su dirección histórica reside en la transformación de la alianza de gobierno de combatientes contra el apartheid a representantes del orden y garantes de los negocios imperialistas en el país. La ausencia de derechos básicos y acceso a la salud, educación o condiciones de vida digna para millones, que había prometido resolver el CNA tras la caída del régimen racista, contrasta brutalmente con la transformación en empresarios y políticos millonarios en base a la corrupción y los negocios estatales de los principales dirigentes de este partido.
Queda por saber si los resultados electorales muestran el inicio de una mayor decadencia del CNA. En qué medida la perdida de importantes ciudades y la derrota a manos de la oposición impactara en el oficialismo. Y fundamentalmente, si esto abre las puertas a una mayor expresión del descontento con las políticas actuales del gobierno.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.