Una ovación se levantaba este jueves en el Congreso del Estado español, la Ley Trans ha sido aprobada y ya se han comenzado a dividir las opiniones sobre este pequeño avance en materia de derechos LGTB que ha sido posible gracias a la lucha en las calles para su aprobación.
Viernes 23 de diciembre de 2022 09:27
El Congreso español aprobó este jueves la conocida como ley trans, que reconoce la autoderminación de género (cambio registral de sexo y nombre sin necesidad de testigos o pruebas) y desarrolla una serie de medidas para garantizar los derechos de las personas LGTBI. Ahora la ley pasa al Senado.
Qué es lo que se conquistó y qué lo que todavía falta.
La ley contemplará la autodeterminación del género sin la necesidad de registros médicos o psicológicos para cualquier mayor de edad, lo cual supone un paso adelante contra la patologización de las personas trans. Esto se amplía a les mayores de 16 años pero en el caso de menores de esta edad es diferente. En el caso de encontrarse entre los 14 y los 16 años se podrá cambiar el sexo registral con permiso de los padres o judicial, mientras que los mayores de 12 años necesitarán el aval judicial en cualquier caso.
Así mismo la ley reconoce otros tipos de familias biparentales no heterosexuales, es decir, que las parejas homosexuales tengan un reconocimiento ante la ley como lo que ya eran, familias. El cambio real viene en que no hay requerimiento de una boda entre mujeres para poder reconocer la existencia de una familia.
La educación sexual será ampliada para dar paso a un contenido que refleje la diversidad sexual y los problemas de las personas LGTB. Aun así no entra a debate la separación entre Iglesia y Estado, Iglesia con la que el gobierno mantiene buena relación y que siguen funcionando como principal foco de represión y conservadurismo frente a materia de diversidad sexual, feminismo, cuestiones de racismo, etc. Ejemplo de ello son las terapias de conversión que en su mayoría son realizadas por la Iglesia y de las que la ley prefiere guardar silencio ya que el gobierno sabe que sería trastocar los intereses de la Iglesia.
Si bien la ley tiene un enfoque hacia la no patologización, no mantiene ninguna posición ante la financiación de las reasignaciones de género. Actualmente las personas trans afrontan tiempos de más de un año de espera para una primera cita con el endocrino, tiempos extensos y costosos tanto psicológica como económicamente y la Ley Trans no contempla en ningún momento un plan de financiación para agilizar estos procesos, aunque es difícil sacar presupuesto para el cuidado de las personas trans cuando destinas un 26% más con respecto del año pasado a los presupuestos militares.
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Lo que si refleja la ley es un aumento en las multas en su incumplimiento, que refleja más bien el carácter clasista de los miembros del gobierno y la victimización que provoca hacia las personas trans. En lugar de ofrecer una amplia oferta de educación sexual obligatoria en escuelas, universidades y centros de trabajo, el gobierno prefiere sacar un beneficio económico para el Estado de la ley. Además esto convierte a las propias personas trans en víctimas que deben ser protegidas por el Estado, cuando la historia del movimiento LGTB demuestra, más bien, todo lo contrario.
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Eso en cuanto a qué avances mínimos ha conseguido la Ley Trans, pero ¿qué hay de lo que no ha podido conseguir?
Primero, no se incluirán a las personas binarias en ningún artículo ni enmienda de la ley. Para esta ley las personas no binarias no existen. Esto mismo se refleja en que la ley no permitirá la omisión del sexo o la existencia de una tercera casilla registral en el DNI. Esto significa que una gran parte de las personas trans no podrán ver reconocida su identidad a pesar de que esta ley supuestamente venía a hacer precisamente eso.
Al igual que las personas no binarias no existen, las personas intersexuales tampoco. La ley no reflejará su existencia y, si bien prohíbe las operaciones de genitales a menores de 12 años en contra de su voluntad, no se elimina la obligación de establecer al menor con uno de los dos sexos del DNI.
Por supuesto las personas migrantes siguen sin ser reflejadas en la ley. Si bien se permitirá el cambio registral a les migrantes legales que demuestren que en su país de origen no se les permitiría cambiar de sexo registral, no dice nada sobre su acceso a hormonación y operaciones de reasignación, tampoco se digna a hacer mención alguna de les migrantes no legales que no tendrán derecho alguno otorgado por la ley. Esta cuestión ni siquiera fue un problema para UP (quien propuso el primer proyecto de ley que de más de veinte páginas ha acabado aceptando una ley de tres) quien no hacía mención alguna de este problema. Aunque que esperar de un gobierno que para dar espacio a la OTAN en Madrid desplaza el orgullo crítico, que es responsable directo de las muertes en la frontera de Melilla y que no solo no deroga la ley de extranjería sino que además continúa abriendo Cíes.
Tampoco recoge uno de los puntos más importantes y es que haya un cupo laboral trans en todas las empresas. Esto viene a decirnos que mantendrá una situación de precariedad para las personas trans, que se enfrentan a un 80% de paro en España y que no parece un dato preocupante para este gobierno tan “progresista” y con políticas como Yolanda Díaz que se abandera de la lucha de los trabajadores pero los vende a la patronal con la reforma laboral y, ahora, vuelve a venderlos, esta vez a las personas trans en concreto.
Todos estos “pequeños pasos” acompañados de estos “grandes peros” son el ejemplo de dos cosas. Primero como partidos reformistas se adueñan de una lucha que se da desde abajo para, simplemente, seguir reprimiendo, explotando y excluyendo a los sectores oprimidos. Por otra parte, sin intentar superar el sistema capitalista solo podremos arrancar pequeñas migajas de todo lo que nos proponemos no solo las personas LGTB sino el resto de la clase trabajadora y los sectores oprimidos como les migrantes, personas racializadas, mujeres, pueblos oprimidos etc. Conquistas que no están a salvo de la extrema derecha a la que abre camino un gobierno que se dice progresista y aplica políticas contra la clase trabajadora.
Si bien estos pequeños avances en los derechos LGTB son motivo de celebración, eso no significa que nos debamos conformar solo con ellos. Debemos atrevernos a pelear por esto y más, para que se deje de excluir a las personas no binarias, para que les migrantes puedan tener acceso a la hormonación y reasignación así como al resto de la seguridad social, para que a les niñes no se les imponga ningún género,… pero tampoco debemos pensar en qué conseguir en los marcos del capitalismo puesto que de él solo arrancaremos migajas que en cualquier momento nos serán arrebatadas.
Sigamos luchando contra un sistema que nos explota y oprime y contra un Estado al servicio de la burguesía que nos reprime en cada manifestación y huelga. Peleamos por una sociedad socialista sin explotación ni opresión, en la que no haya normas de género que transgredir, ningún capitalista que se beneficie de como nos relacionamos para reproducir a la siguiente generación que explotar, ni estado que reconocer nuestras vivencias de genero e identidad.