La cámara da el visto bueno a que se tramite una reforma legislativa. Sin embargo, la previsible disolución de las Cortes, si no se alcanza un acuerdo de última hora para formar Gobierno, evitará que la propuesta siga adelante en este periodo de sesiones.
Miércoles 20 de abril de 2016
La iniciativa presentada por ERC fue aprobada, el pasado martes, por una mayoría de diputados, con 174 a favor, 144 en contra y seis abstenciones. PSOE, Podemos-En Comú-En Marea, Democracia y Libertad, Compromís, IU-Unidad Popular y Coalición Canaria han votado a favor, mientras que PP, Ciudadanos y PNV han votado en contra.
A pesar de la importancia de la aprobación esta va a quedar en algo simbólico, ya que solo se trataba de un primer trámite. El siguiente paso sería el debate en Comisión para que el texto se enriquezca con enmiendas antes de llegar a su aprobación en Pleno, pero previsiblemente no se llegará a la segunda fase de elaboración legislativa porque se disolverán las Cortes. Por lo tanto, el debate tendría que repetirse tras las elecciones del 26-J.
El voto a los 16 años, aprobado recientemente en Argentina, ya está implantado en otros países de la UE, e incluso en Cuba baja hasta los 15 años.
Sin embargo lo que más llama la atención son los argumentos utilizados por los tres partidos de derechas que se han opuesto a la medida. Según estos, la medida es “incoherente, irresponsable y oportunista”. También han expresado sus dudas sobre la “madurez política e intelectual” de los menores de 18 años para ejercer su derecho al voto.
Rechazo histórico a la ampliación de derechos electorales
Estos argumentos no nos deben sorprender, ya que son los mismos que llevan utilizando, desde hace siglos, las elites burguesas, y sus representantes tanto a izquierda como a derecha, para negar una mayor democracia electoral.
A finales del S.XVIII y a lo largo de todo el S.XIX, la clase burguesa, una vez conquistado el poder político, ya utilizo argumentos similares. Pronto se olvidó de los que le habían ayudo en las calles a llegar al poder -el pueblo y la clase trabajadora- y se alió con sus antiguos rivales políticos, la nobleza y el clero, para impedir cualquier participación política de las clases populares. Para ello defendía el sufragio censitario, en el que solo podía votar los que tuvieran una gran renta o patrimonio, en el caso del Estado español menos de un 1% de la población. Afirmaba, que el pueblo llano, la mayoría del mismo analfabeto, no estaba preparado para ejercer ese derecho.
Posteriormente, a finales del S. XIX, una vez ya conseguido el sufragio decían que solo tenían madurez para votar los mayores de 25 años y se excluía a más de la mitad de la población, las mujeres, alegando su supuesta falta de madurez política.
Los argumentos utilizados para negar el voto a la mujer fueron especialmente graves. Se decía que no tenían razonamiento lógico, ni capacidad crítica, que no estaban capacitadas intelectualmente para ejercer el voto. Afirmaban que mientras que el hombre es inteligencia y razonamiento, la mujer es pura pasión y descontrol.
Incluso, este discurso patriarcal y machista fue utilizado por parte de la izquierda, para negar el voto femenino. Esto ocurrió durante la II República Española, cuando una diputada socialista, Victoria Kent, dijo que era peligroso dar el voto a la mujer, porque estas votarían lo que les dijera el cura o su marido, y por lo tanto votarían a las derechas.
Plenos derechos para los jóvenes menores de 18 años
Estas frases parecen sacadas de otra época, pero son de estos días. Vemos como los sectores más conservadores siguen teniendo miedo de “dar la palabra” a lo más jóvenes, porque tienen miedo de lo que estos puedan decir. Primero fueron los 25, luego los 21 y ahora los 18 años, la barrera que quieren poner como mayoría de edad, para excluir a gran parte de la población.
Como decía uno de los diputados que defendía la propuesta: “En esta Cámara se excluye a cientos de miles de personas que tienen 16 y 17 años. Ya pueden trabajar, casarse, pagar impuestos. Se les puede negar e hipotecar impunemente el futuro, se puede hacer auténtica carne de cañón con el paro, y sin embargo, no se permite que esos miles de chicos y chicas se defiendan contra ustedes”.
Por todo ello desde izquierda diario defendemos esta iniciativa, al igual que la rebaja de la mayoría de edad y los plenos derechos políticos para la juventud y los inmigrantes asentados en el Estado, en condiciones de sufragar e incluso a candidatearse para ocupar cualquiera de los cargos electivos. Sabemos
perfectamente que el “juego electoral” no es la vía para “cambiar las cosas”, y que la clave reside en la movilización en las calles y la organización en los centros de trabajo y de estudios.
Sin embargo creemos importante que estos sectores estén en pie de igualdad con el resto de la población, con todos los derechos políticos, sociales, sindicales y económicos, sin excepción.