Empezaron las expulsiones de refugiados de la Unión Europea a Turquía. Una realidad terrible que no es nueva, en países como el Estado Español se deportan a los inmigrantes de forma similar.
Sábado 9 de abril de 2016
Issa Seye hacía más de diez años que vivía en Barcelona, sin embargo, no pudo renovar su permiso de residencia por un informe policial negativo que lo consideraba ’’líder de los manteros’’ y responsable de “alentar la violencia” contra los cuerpos policiales de la Guardia Urbana. Pero como en muchas otras ocasiones, la realidad era otra: fue él quien sufrió graves agresiones por parte de agentes de la Guardia Urbana que posteriormente denunció.
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Sin embargo, en noviembre del pasado año él junto a otros inmigrantes procedentes de Senegal fueron expulsados a su país en uno de los tantos vuelos especiales de deportación que se realizan en el Estado Español. Su testimonio aparece en el reportaje ’’Vols de deportació’’ emitido recientemente en la televisión autonómica catalana.
Según datos oficiales, en el año 2014 se deportaron forzosamente 13.986 personas inmigrantes ya sea por tierra, mar o aire. 2.572 de ellas fueron expulsados en avión, algunos en vuelos comerciales, otros mediante los 135 vuelos especiales que se realizaron ese mismo año. Sus principales destinos son países como Marruecos, Senegal, Mali, Nigeria, República Dominicana, Ecuador, Colombia entre otros.
Estos son los popularmente conocidos como ’vuelos de la vergüenza’, siniestros operativos destinados exclusivamente a la expulsión masiva de inmigrantes.
Redadas racistas, deportaciones forzosas y brutalidad policial
Recientemente la organización Stop Deportaciones alertaba de la programación de vuelos de expulsión hacia Mali y Senegal programados para el pasado 22 de marzo. La organización denunció que en los días previos al mismo se realizaron redadas para poder identificar a personas de estas nacionalidades y así llenar los vuelos programados, en este caso, por la compañía Air Europa.
Este es el procedimiento habitual: organizar redadas indiscriminadas con el objetivo de detener a personas inmigrantes procedentes del país donde se vaya a efectuar el vuelo.
Para ello las estrategias que utiliza la Policía Nacional son varias, desde ir a buscarles en asociaciones sociales de inmigrantes, utilizar el padrón municipal para identificarlos e ir a detenerlos directamente a sus casas, y en algunos casos hasta engañarles y citarles a la oficina de extranjería con cualquier excusa y allí esperarles para detenerlos.
Muchas de las deportaciones se ejercen desde los CIEs, donde los inmigrantes considerados como ’’ilegales’’ son encarcelados con la finalidad de ser posteriormente expulsados. Pero cada vez son más frecuentes las deportaciones exprés realizadas desde la misma comisaria y en un máximo de solo 72h. En estos casos es prácticamente imposible recurrir a una defensa e impedir la expulsión.
Durante los traslados al aeropuerto y dentro del avión la brutalidad policial está al orden del día. Cada persona que va a ser deportada es escoltada por dos agentes durante todo el trayecto. Varias organizaciones como Cerremos los CIEs y Stop Deportaciones han denunciado múltiples casos de violencia ejercida por la policía. Desde insultos racistas, a palizas, la colocación de camisas de fuerza, amordazamientos o sedaciones forzadas son algunos ejemplos de las agresiones que sufren. No es de extrañar que normalmente estos vuelos salgan desde los puntos más apartados de los aeropuertos, así evitan que se pueda presenciar lo que ocurre y pueda ser grabado.
En el año 2007 Osamuyi Aikpitanyi, un joven nigeriano de 23 años, fue brutalmente asesinado por la policía en el proceso de expulsión a su país. Murió por asfixia tal y como lo confirmó posteriormente su autopsia. Su caso quedó completamente impune. La única consecuencia: un protocolo de actuación elaborado por la Dirección Nacional de Policía tres meses después de lo ocurrido. Desde entonces se permite el uso de la violencia de ’’forma proporcional’’, eso sí, ’’sin comprometer las funciones vitales de la persona repatriada’’. Es decir, te doy permiso para torturarlo cuanto quieras, pero procura no matarlo… así de cínico.
El negocio millonario que hay detrás de las deportaciones
Cada 18 meses el Gobierno Español realiza una licitación entre las compañías aéreas para adjudicar el contrato de estos vuelos especiales de deportación. Hasta ahora las aerolíneas afortunadas fueron Air Europa y Swiftair que entre 2015 y 1016 embolsaron unos 12 millones de euros. A partir de mayo el contrato se cambia a Air Nostrum y Barceló viajes.
Se calcula que en los últimos cinco años Interior destinó 26 millones en fletar este tipo de vuelos. Eso sin contar el gasto económico que supone el enorme despliegue policial que se efectúa durante estas operaciones.
Así, detrás de la violencia que se ejerce hacia las personas inmigrantes que son expulsadas hay un negocio como cualquier otro, donde importantes y conocidas aerolíneas salen enormemente beneficiadas. Y todos los beneficios que reciben proceden de dinero público con el cual el Gobierno español también compra el silencio; una de las principales condiciones exigidas en el contrato a las empresas adjudicadas es la de guardar la confidencialidad de todo lo que pase en el avión. Un plan perfecto para mantener la opacidad y ocultar todas las atrocidades.
Hace apenas un mes, el actual ministro de Exteriores Margallo, cuando cínicamente declaraba en contra del acuerdo posteriormente ratificado entre la Unión Europea y Turquía, dijo que ’’condenaba las expulsiones colectivas de refugiados’’. Una muestra más de la completa hipocresía ante la enorme represión que el Estado Español viene ejerciendo contra los inmigrantes con total impunidad, la cual encaja a la perfección con las políticas de la Unión Europea cada vez más xenófobas y reaccionarias contra inmigrantes y refugiados.