El fetichismo de la educación impone un modelo ajeno a las clases trabajadoras, moldeado por la burguesía y sus intereses de mercado. Este artículo busca generar conciencia sobre cómo la educación capitalista excluye a las identidades marginadas y plantea la necesidad de una transformación desde las bases, promoviendo una educación transformadora desde las bases, capaz de romper con las estructuras impuestas.
Por Daniela Mondaca. Profesora de Filosofía.
Los modos de producción de la vida material condicionan el proceso de la vida social, política y espiritual. Dicho de otro modo, las relaciones sociales en los modos de producción determinan la conciencia del sujeto. El propósito de este artículo es generar conciencia y una reflexión sobre este conflicto y proponer una resolución mediante la eliminación del fetichismo [1] de la educación. Este fetichismo, impulsado por una educación de mercado promovida desde la burguesía, hace que las clases trabajadoras aspiren a un modelo con el que no se identifican. Por lo tanto, es crucial que tomemos conciencia de esta contradicción. Asimismo, debemos reconocer nuestro papel en este entramado social, valorando la fuerza de trabajo docente como un agente clave para transformar superestructuras que no representan a las bases.
¿Qué hay tras la Agenda 2030? ¿Por qué y para qué ser parte de la OCDE? ¿Cuáles son los propósitos que yacen bajo el lema de ampliar nuestras oportunidades de crecimiento en el extranjero? Con honestidad lo que me inquieta, no son las pretensiones de querer ser parte de estas formas de modelar a los sujetos o ciudadanos, sino cómo esas modelaciones parecen naturales y obvias a la hora de preguntarnos cuál es el tipo de Educación que queremos a nivel país, diseminando, cada vez y en cada caso, nuestra identidad, que, en algún momento de la historia, se pretendió potenciar.
Se crean liceos de excelencia académica, con estructuras diseñadas para replicar estándares extranjeros, en un intento de homogeneizar la educación. Sin embargo, esto excluye a quienes no encajan en este molde, relegándolos a la periferia, espacio donde las identidades marginadas de una educación de mercado encuentran resistencia. A partir de esa exclusión surge la conformación de identidades locales, barriales o poblacionales, de campamentos y tomas. ¿Cómo podrían sentirse representadas estas comunidades bajo un modelo que no las considera? ¿Cómo apropiarse de algo que no refleja sus realidades? ¿Por qué se les impone hacerlo?"
El fetichismo de la educación surge de la concepción de ver las relaciones sociales como una relación entre las cosas, o números. Es decir, ganancias que podré obtener donde se pierde el sujeto y aparece como objeto sin que lo notemos. Esta relación se presenta como obvia en el sistema económico Capitalista y a su vez como modelo a seguir del proyecto educativo a nivel país. En el sentido de ganancias económicas y a lo que aspiran, al tipo de personas que se pretende formar, y, en consecuencia, al tipo de sociedad que se pretende construir
Es peligrosa la naturalidad con la que se asume un tipo de Educación de la cual no todos pueden acceder. Y por ello, fomentar relaciones que critiquen nuestro rol transformador de la sociedad para levantar nuestra lucha desde la resistencia. Visibilizar, levantar escuelas populares, tanto dentro como fuera del sistema, poniendo en valor los desafíos que se nos presenta como sujetos marginados, eventualmente, creará conciencia de clase. Pienso, que es, desde este lugar que se puede crear una educación, desde las bases y no una como Fetichismo.
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