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Red Internacional
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UN AÑO DE CAMBIEMOS. El Frente de Izquierda: única fuerza política opositora en el Congreso

Para hablar del año que pasó Cambiemos en el Congreso se impone recordar que empezó con la voluntad del Gobierno de cerrarlo y gobernar a decretazo limpio y termina con un escenario incierto por los cambios en Ganancias.

Lunes 12 de diciembre de 2016 09:10

Pero estas dos postales del inicio y el final no pueden tapar que la mayor parte del año la película fue un Congreso que, aún con Cambiemos en minoría en ambas cámaras, votó sin chistar todas las leyes que envió Macri. El gran desafío para el 2017 del macrismo es revertir esta posición de minoría que lo obligó a negociar permanentemente con los demás bloques, con el debut más entreguista y acordado del año que fue el pago a los buitres como emblema.

El inestimable apoyo que brindaron para hacer realidad decenas de leyes contra el pueblo los bloques de Sergio Massa, Diego Bossio, los llamados “socialistas” y los autodenominados “progresistas” en la Cámara de Diputados, no tiene nada que envidiar al voto a mano alzada permanente y entusiasta del PJ-FPV en el Senado. El kirchnerismo jugó su juego particular también: en Diputados cacareaban contra las leyes de Macri posando de opositores, pero en el Senado las rubricaron casi sin fisuras. Por el contrario, el Frente de Izquierda fue la única fuerza política que se plantó como verdadera oposición ante la lluvia de iniciativas a favor de los poderosos, los buitres y los empresarios.

Recordemos que casi la única ley que se logró imponer a favor de los trabajadores fue la ley antidespidos, una ley que se logró tras superar enormes dilaciones y maniobras por parte de la oposición, y que Macri vetó si pestañear. Mismo derrotero que puede correr la modificación del impuesto al salario que con el ojo puesto en las encuestas y las elecciones del año próximo y no en el bolsillo de los laburantes Massa, el FpV y otros oportunistas de fin de año metieron por la ventana sobre el final.

Afuera del Congreso la realidad no dio tregua a los trabajadores y los sectores populares, ajenos a estos acuerdos y desacuerdos pergeñados a sus espaldas: despidos, inflación, tarifazo, caída del poder de compra de los salarios, suspensiones y un fin de año que encuentra a casi un millón y medio más de argentinos en la pobreza.

Pero, como dijimos, adentro del Congreso también hubo una fuerza que no dio tregua: el Frente de Izquierda se destacó por no dejar maniobra sin denunciar, ley contra el pueblo sin rechazar y privilegio sin repudiar. El FIT se destacó también por pugnar sistemáticamente por imponer una agenda de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, peleas que dimos en común con los compañeros del Partido Obrero, conscientes de que sin la movilización popular ninguna conquista puede arrancarse de este parlamento.

En particular Myriam Bregman, quien acaba de entregar su banca por los acuerdos de rotación del FIT, dejó una huella no sólo por las denuncias en el recinto sino por las peleas dadas en la calle. Una banca que fue un punto de apoyo muy importante para hacer visibles las denuncias contra la casta política privilegiada de políticos (y jueces) que gobiernan contra los intereses populares. El dietazo escandaloso que diputados y senadores se dieron en el mes de octubre fue denunciado por el FIT y obligó a poner en discusión que los “representantes” del pueblo viven completamente alejados de la vida y las necesidades de cualquier trabajador, con ingresos de bolsillo que multiplican por diez los de cualquier asalariado. Que cobren como una maestra, como un trabajador: una propuesta que los diputados del FIT cumplen y exigen para el resto.

Esta banca fue también un punto de apoyo enorme para denunciar el golpe institucional en Brasil. Myriam Bregman increpó al jefe de gabinete Marcos Peña para que el Gobierno diera una posición sobre el golpe y obligó al cuerpo a tener que pronunciarse. “Un repudio del Congreso argentino a este golpe sería un importante aliciente a la lucha de los trabajadores y el pueblo brasileños, que es parte de la lucha de todos los pueblos de nuestra América Latina”, dijo la diputada de la izquierda. Cambiemos y sus aliados de turno se negaron a repudiar el golpe en Brasil.

También la lucha de las mujeres encontró en la banca de Myriam Bregman un gran apoyo no sólo acompañando la multitudinaria y permanente lucha en las calles contra la violencia machista sino con diversas iniciativas parlamentarias que apuntaron a poner en debate la urgente necesidad de implementar un Plan Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres, las licencias laborales para las mujeres víctimas de violencia de género o la pelea por el derecho al aborto que todos los gobiernos sin fisuras en su alineación con el Vaticano niegan a cientos de mujeres que siguen muriendo por año por la clandestinidad de esta práctica. Fueron varias las sesiones en que desde el FIT se insistió en la necesidad de discutir estas y otras iniciativas, pero a pesar de que todos posaron con el cartelito de Niunamenos, ni una sola ley salió del Congreso a favor de las mujeres. Toda una postal de la hipocresía.
Un párrafo aparte merece la pelea por la paridad de género que se coló en el marco de la fallida reforma electoral: “queríamos discutir la paridad de género en las listas porque estamos por defender todas las demandas de las mujeres, incluso aquellas que sólo implican una igualdad o una paridad ante la ley, ya que son un punto de apoyo para pelear por la igualdad real”, destacó la diputada del FIT. Otro debate elemental que quedó trunco.

Coherente, sobre el final del año Bregman presentó también un proyecto de ley para derogar toda la legislación que otorga privilegios a los miembros de la Iglesia Católica. Ya lo había hecho a principios de año cuando presentó una iniciativa para terminar con todas las pensiones y jubilaciones de privilegio de políticos, jueces y curas. Se sumó al proyecto que con Nicolás del Caño vienen presentando hace años y que duerme el sueño de los justos: la igualación de dietas y haberes de los políticos y funcionarios con los de una maestra.

Los trabajadores de las empresas recuperadas fueron protagonistas también de este año junto a la banca del FIT: proyectos para decretar la emergencia tarifaria y dejar sin efecto los aumentos de luz y gas que ponen en jaque la fuente de trabajo, recorridas por las fábricas junto a otros diputados para dar apoyo a las gestiones obreras, aportes a los fondos de lucha y audiencias públicas con inédito apoyo de diputados como ocurrió con Zanon sobre el final del año.

Este breve repaso no permite dar cuenta de las múltiples peleas dadas, por ejemplo junto a las madres que piden la legalización del cannabis medicinal para sus hijos, las personas trans que pelean por sus derechos, apoyando a trabajadores en lucha como los telefónicos, los choferes de colectivos, los de Cresta Roja, los inmigrantes que pelean por sus derechos más elementales, los estudiantes que reclaman el boleto gratuito o los trabajadores de prensa que enfrentaron cierres y despidos todo el año. Decenas de proyectos presentados dan cuenta de esta enorme actividad, muchas movilizaciones acompañando en la calle la lucha de estatales y periodistas contra los despidos también.

Denunciamos el enorme avance en materia de legislación represiva y punitivista que este año se votó en el Congreso a paso firme, prácticamente en silencio, casi por debajo de la alfombra. Esa denuncia de que necesitan más represión para seguir pasando el ajuste también encontró en la voz de Myriam Bregman una protagonista ineludible. Al igual que en Jujuy, donde una importante delegación de diputados y organismos de derechos humanos, llegó en septiembre para denunciar las políticas represivas en esa provincia, donde no sólo está detenida ilegalmente Milagro Sala sino donde también el Gobierno de Morales persigue y criminaliza junto al poder judicial adicto a todos aquellos que salen a luchar. Un laboratorio de la criminalización y la protesta que si se deja avanzar se trasladará al resto del país. Allí también la banca del PTSFIT cumplió un importante rol denunciando y dando a la luz esta situación.

Todas estas peleas, dadas no sólo en el Congreso, sino también las calles tuvieron también un correlato de amedrentamiento y aprietes: amenazas anónimas, telefónicas, por las redes sociales, espionaje y hasta la carta de un empresario emblema del genocidio como Carlos Blaquier intimando a Myriam Bregman para que no diga la verdad sobre su rol nefasto en la dictadura.

Peleas y debates que dentro y fuera del Congreso seguirán teniendo al PTS y al Frente de Izquierda y a los diputados como Myriam Bregman como protagonistas y referentes ineludibles para todos aquellos que quieran pelear en serio contra el ajuste y por una salida independiente de los trabajadores.